viernes, 28 de enero de 2011

DE LOS LUGARES PERDIDOS… / Poesía de J.I. Restrepo





SELLADO

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Polvo de zapatos de gendarme
yace quieto, esparcido,
justo detrás de la puerta
que del lado del dintel conserva
más arriba del gancho del cerrojo,
la marca de algún puño enfebrecido
como intacta dádiva por vana presencia,
puesto allí cualquier noche con un golpe
cual sello intacto de emoción incierta…

Los clientes habitan otro bar
y unas hembras de alquiler miden la acera,
con sus voces ahogando
el tecleo vano de sus tacones gastados
Dentro, los duendes se pasean,
sedientos e impacientes,
sin poder hallar el sacacorchos…



GORJEOS

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El brillo de la dureza ronronea,
en la boca de dientes precisos,
viruela,
la niñez fue atada a su piel
y no puede librarse de ella,
tantas noches tratando de morir
repasando su adultez siniestra,
aquellos carcinomas desagarrados
del tejido hechos en bastos recuerdos…
Golfa,
alguien repite en tu oído,
pero el viento es raudo,
pasa,
y ella olvida…
 
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

CALLADO Y ESPEJADO, RECUERDO / Poesía de J. I. Restrepo

GEMELIDAD
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Puesto allí, sin letras…
Los periódicos sin letras
no son buenos para envolver la carne,
no son buenos para jaula de ave,
la palpitante carne mojada
que el quehacer de ser gamín
tendió sin pesar sobre la banca…

Al borde la fisura,
esa imagen
que rota y todo parece querer absorber
los dolores acrobáticos del mundo,
y yo encuentro
los bordes enquistados de tus labios,
dormidos encima de los míos
como tatuaje,
vidrio impecable,
vitrina de artículos formados,
y yo mirándote,
viéndote,
extrañándote,
mi boca musitando espejo, espejo,
¿Cómo no reflejas en tu piel este dolor expuesto,
este niño envuelto en el papel
cuyas letras manchándole se marchan
su cama periódico de nadie ?




OTRAS VENDIMIAS CRECEN




La herida de las yemas
no vino de tocar las cuerdas  gracilmente,
no supo de la sangre en la madera,
ni del incesante tableteo de las balas
cuyo destino es siempre abrir el camino
arduo y pendiente de la muerte...


Cara gastada,
sorprende advertir que estamos de pie
ante el cadáver sangrado de algún niño,
quiero decir de pie,
ante los sueños difuntos de una madre,
frente al designio falaz de la esperanza,
de la argucia de la fe para marcharse
antes de bien dar como acabado 
su pregonado y feliz 
sucio trabajo...


Y al descubrirnos de pie
frente a la presa humeante de la guerra,
no poder enhebrar ni una oración
de las que sé sabía,
alguna inútil letanía de vientos
para aunque sea en mi mente
acallar las armas...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

jueves, 27 de enero de 2011

SAPIENCIA ELEMENTAL / POESÍA DE JOSÉ IGNACIO RESTREPO

PRIMERA PREGUNTA



La vista acuosa de las siete
que viene de mirar un sueño,
hace diez segundos no temía el final,
el golpe del ocioso piano,
que ignorándose como,
raudamente descendía desde el onceavo piso,
por un marido demente proyectado
que no encontró a su mujer, como esperaba,
echada sobre la piel de otro sujeto.


¿Cómo ajustar una causa de divorcio?


Los ojos acuosos
que hace veinte segundos solamente
vieron la grieta negra en piano blanco
cayendo sobre el tabique nasal de quien escribe,
se abren inmensamente,
enormemente,
presos sin parpadear de la tablilla,
todo el techo me pregunta
a que joda abro el ojo tan temprano
si el domingo es día de reposo.



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Derechos Registrados

sábado, 22 de enero de 2011

LA VIDA ES UN HOSPITAL DE TRES ESTRELLAS / POESÍA DE JOSÉ IGNACIO RESTREPO



DICEN DE LAS RUTAS


Los argumentos suelen reírse de nosotros,
de la fatal manía de ordenarlos
en la cabeza y la boca,
ansiando que sean las cosas,
se vienen riendo en nuestra cara,
por las noches, en los rezos de los niños,
y en las mañanas ante el vano esfuerzo
de prometer lo que nunca cumplimos…
En la mujer
o en la vida
o en la cara
en el espejo del que somos,
los argumentos y la empíria misma
tratan de construir el nuevo plan,
el que no ha de fallar, el que sí salga…
Excusas que esgrimimos vos y yo,
lo sabemos,
para no aventurarnos a la escena
sin formales mapitas…



LOS CONTIGUOS NUESTROS



Allende la mañana podemos observarlos,
al mirar el abandono de los cuerpos, 
ella y él, que aun sueñan,
que están en las frazadas todavía 
envueltos entre astros,
rodeados, inmersos, plenos,
en sus propios deseos consumados,
sus ellos contiguos,
sus verdaderos sí mismos
infantilmente profundos 
a la espera de pactadas vigilias…
El otro, el de la epidermis inquilino,
es más del clima que muestro,
y sólo espera que un roce o un augurio
de por finalizado el armisticio
y lo vierta en la guerra,
con todos sus deseos sin nombre
carnalmente dispuestos…

¿Cuántos son?
Antes el alba, cuando también somos sueños,
los que nos fueron cercanos, íntimos,
recrean aun en nuestra piel
veranos ardientes que fueron…


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright © 


viernes, 21 de enero de 2011

COMO LOS BUENOS VINOS.../ EN HONOR A CÉSAR MOLINÉ

HOMBRE AL BORDE DEL MAR, NACIDO EN EL ENCANTO,
TRAES LA MAR ENTRE TUS OJOS…
Un brindis por César Moliné, en su cumpleaños…


Dejas las gafas en la mesilla
que se baña con la luz de noche,
esa que brota de un bombillo auxiliar
que está prendido allí para evitar
que la dormida oscuridad con que otros duermen
en su hora de creación y sutileza, 
más bien convenga que no estorbe…
Las manecillas corren draconianas 
y la hora de hoy va raudamente
mientras la voz amada de la musa, esté donde esté
partida en mil seres o disuelta en uno 
se tarda hoy, se tarda…
El vino escancia, la copa se rebosa, se vacía,
el comensal de sueños literarios 
da gracias en cada voz callada,
al idioma que le calma y lo alimenta
y que da fe a otros que lo leen,
lo sienten,
con su fuego se apasionan,
a través de sus broncos espejuelos
viven con él,
 interpretan una vez más sus existencias…
El día de la mora que ya no es, se llega…
no sé cuántos son ya, quizá cincuenta,
uno por más o por menos…
Solo sé  querido Cano, amigo,
que llegan con vos los bellos,
los plenos años de la vida…  


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Derechos Registrados

miércoles, 19 de enero de 2011

A MI EDECÁN FAVORITO, EL OLVIDO…/ POESÍA DE JOSÉ IGNACIO RESTREPO

IMPRECISO
es-posible
Tardo yo más,
y sostener el paso, deduzco,
implica de la razón un designio,
que lo contradice, si…
Pero que no impide que nazca…
Canto sin embargo aquí al sentimiento fútil
que marca sobre mi piel lo pasajero,
aquello que ha navegado en mi
o sobre lo que se ha batido mi oleaje
sin que ello sea suficiente,
para atar amablemente al recorrido
su recuerdo de voz o su silencio,
marca lacrada que hace fe en todo aquello
que mi deseo le dice que atesore…

Podría enhebrar nombres,
pronunciar sin hacerlo los espacios,
pero no creo que sea necesario…
Bástele al papel este corto pasajero testimonio,
un canto mudo robado a la noche,
tan impreciso como los solos segundos
que atónitos al sueño bien preceden,
bástele
esta breve invocación de las hojas que caen
al infinito firmamento
que está sobre el verde follaje…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

martes, 18 de enero de 2011

ESTE OTRO COMIENZO/POESÍA DE J. I. RESTREPO


MESTER DE SUPERFICIES
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Dura es la vida,
de piedra para unos,
de vidrio pintado para otros
y el resto arena
y más allá, un poco solo,
tierra movediza…
Uno se arriesga a ir cargando, cargando,
los zapatos llenos de arena,
la piedra pesada entre las manos,
uno va pleno de sueños
para poder alimentar alguna vez,
ese gris gigantesco, ese día de tedio,
y no advierte que eso,
precisamente eso,
es el peor antídoto que existe
para enfrentarse al destino de estar vivo
comportándose a veces como muerto…

Claro,
existen las segundas bocanadas,
pero para serles honesto,
este gris no es azul,
este cielo de hoy
no es firmamento

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lunes, 10 de enero de 2011

UN TRIBUTO PEQUEÑO PARA TAN GRANDE AMOR: A LA MUJER QUE HACE TRECE AÑOS ME ACOMPAÑA (1) / Poesía de José Ignacio Restrepo

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HABLANDO DE ESTRELLAS
Y este cielo nubado
esta nocturna presencia tuya,
aún,
danzando liberada del recuerdo
y en nuestras tibias bocas
que murmuran ideas consteladas,
pensamientos hechos de flores,
enigmas gigantescos de la vida
que esclarecerse buscan…
Hablando de estrellas…
amigo,
esta oscura tarde,
brillante noche,
en tu inevitable presencia…

    Tras la cita primera,
Mayo 6 1998

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INQUIETUD EN DIADEMA
No se cuántos cabellos grises inmaculan
su volátil cabeza,
ideas despeñándose,
perlas brillantes que abrillantan el aire,
ése que como atento enamorado
sin marcharse le ronda a cada paso,
que se inhala,
que se exhala,
desde el tierno y tormentoso murmullo
atravesado en su pecho…
No se cuántos cabellos de maduro tono
recaen en los hombros del viento,
cuando escaso volantea por la calle,
ésa que la ve pasar
cuando la prisa dispuesta hacia el trabajo
cambia por la que inspira su hija
que ahora apenas completa la tarea,
que debía de ayer y no entendía anoche…
No se cuántos
se han tenido prendidos y crecen,
cuántos de esos cabellos nacarados,
se aclararon de tener angustias
o ilusiones fallidas
o noches largas sin sueño
y un canto amigo en el oído…
Y como no se cuántos, Dios,
más bien en nada inquieto mi espíritu
por la suma o la resta
de esos frescos, volátiles cabello suyos,
negros, grises,
y si, me dejo prender, cómo no hacerlo,
por la luz que le brota de los ojos,
cada vez que me encuentran
buscando una sonrisa en ellos…
6 de Mayo 1998


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SI ESE PUEBLO EN MURMULLOS
Es domingo, madrugada tan solo,
y hay murmullos,
voces quedas de amigos que aun no son.
de amigos que ya son,
murmullos que musitan nuestros nombres
unidos por cortas conjunciones,
pájaros que se atan a las nubes,
peces grises que bogan hacia el lejos,
porque el lejos es bello,
canciones que se cantan y se olvidan…
Madrugada tan solo, de domingo,
y hay murmullos diciendo nuestros nombres,
osadía de vientos, vigor de cálidos deseos,
algoritmia de dudas que pueden poco
si nuestros ojos se hallan un segundo luego,
o antes,
de que nuestras manos converjan
y toda nuestra piel se vuelva un bosque,
se sienta,
se presienta,
se convenza…
Los  murmullos viajando por las calles,
a las dos de la tarde o a las seis,
por la vega arbolada del rio,
o más allá, más arriba,
en los dorados ribetes de las nubes,
quedas voces, casi plenas e inaudibles
un creciente misterio en nuestros pechos,
diciéndonos
lo que todos saben,
todos,
como por Dios estamos ya queriéndonos…!
Mayo 10 1998

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MA – TE – MÁ – TI – CA
Cómo el bucle final de un cortejo
que doblara la esquina en noche oscura,
este día termina dejándome siniestro,
cortando amarras con todo,
falto de mañana,
ahíto del hoy…
Cuento mi vida en las mudas palabras de tus ojos,
y poco a poco reaprendo el uno,
la raíz de mi nombre,
el valor exquisito del latido en mi pecho,
y te veo brillante, luego,
como la preferida que eres,
la bendita,
de los ojos luceros de Orión

a  Nury,
con mi mar en calma…
19 de mayo 1998

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SEMBLANZA DE LA HORA 23
Ah, prístina,
luna blanca entre plateada,
toda esta distancia
por entre estas nubes interpuesta
tiene la pretensión del abalorio,
cuánto de cara, cuánto de real y manifiesta,
mientras yo aquí caminando los cien pasos
de su casa hasta aquí,
que aun ciego, de quererlos yo dar, yo los daría,
esos pasos que atrás la dejan dormida sin mis brazos,
los cien o ciento cinco
que la devuelven sin mi a la extraña libertad del sueño,
y tú allí, prístina,
recordándome el argot de las distancias,
el léxico fecundo del futuro,
que no sé, que no puedo saber aunque desee,
tú recordándome entre la luz nubada
lo que en esencia el sueño significa,
la incuestionable majestad de cada instante,
el albur inefable de lo dado…
Tú allá, perfecta, silenciosa,
y yo aquí
mientras mis pasos se transcurren
dejándola entre aromas de Morfeo,
como una luz que espera se oscurezca,
como un camino aguardando al peregrino
que con paso sencillo y tibio,
enhebra entre confiado y receloso
el latido de ahora
con el siguiente latido…
4 de Junio 1998


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domingo, 9 de enero de 2011

COMO SALTERIO EN COLLARES / Poesía de José Ignacio Restrepo

EXTRA-BIOS


Brillo de esta diadema,
perdido,
extraviado en nubes oscuras,
de tempestades que prometen negros,
como los actos de esos párvulos malvados,
injuriosos, dispuestos a lo malo sólo...
Musa perdida
a que sitio buscarte,
con qué genuino esfuerzo rehacerte,
ni el brillo de este poco sol,
que me habla desde los charcos
con fondo de asfalto,
ni el del bello sol que estará allí aún
cuando esto haya muerto,
ni el fulgor imaginado de tus ojos
que ya no están aquí.


PRIMER GRADO


Quemado vértigo,
que asciende sin fe
desde la piel conversa e irredenta
del calcinado estómago hasta el velo nacarado,
donde se empotran brillantes y amarillos
estos cuchillos cortantes, los pocos que quedan
y desde allí, tras de ese ingobernable cantillo
que ha nutrido al viento...
Quemado, irreconocible sentimiento,
por nuestras manos vuelto vil ceniza,
a que lugar enviarte en la memoria
donde te pueda visitar de pronto,
en las noches de marisma cancerosa
cuando por equis razón me acuerde de sus ojos de fuego.



SEGUNDO RECUERDO


Suave destreza del hilador curtida por fiebres e insomnio,
por años de ser escolar de una sola asignatura,
me abstraigo en tu disciplina para lograr comprender
estos míticos trabajos de olvido,
lentos gotereos de agua, socavados palpamientos,
recuerdos breves vagando sin un lugar en el tiempo,
como entrevistos fulgores
que luego no sabemos si realmente fueron.
Suave, una semilla redonda que se queda implorante y seria,
a centímetro y medio de mi mano,
y me permite ver sus hilos y fisuras,
las fibras y vasos,
que habrán de formar algún inmenso ser
en un futuro no sé cuan distante,
a mí, pequeño enano salido de no se sabe dónde.



VISIONES


Vencidas llanuras
que de pastos rojos van cubiertas,
ya seréis alimento de la nieve,
os veréis convertidas
en acostadas y silenciosas nodrizas,
que cuidan el fluir del agua
que sólo atiende a su rito subterráneo,
corriente que lo olvida todo,
cual buey castigado,
sin yunta que anclar a su cuello,
sin tierra que medir
y bañar a diario con su llanto y sudores,
sin amo.
Vasta nomenclatura
que refleja en las nubes su aprendido idioma,
de estos quemados azares por prestar la piel
a la siembra del alma,
queda a veces el sabor a quema.
Queda, como hoy, el paisaje
gastado por afanes y sin huellas.


TENTATIVA


Hacia el jazmín de noche los sueños se aproximan
lentos, con sus pisadas de fuego
y desde allí me observan
con las manos tapándose la cara,
acaso llorando por mi prisa,
que enajenadamente la recuerda
para lograr olvidarla,
como si al malgastar sus recuerdos
llegara sorpresivo el olvido.
Y al acercarme yo
a respirar el dulce aroma ajeno,
se me viene todo lo no hecho, contraído en el viento,
y no puedo atinar a cual silencio coronar
con el halo de tristezas que adornan mi faz
y da luz al camino donde mis pies se posan
y de a poco avanzan,
para llegar a alguna hora. 



Tomados del libro inédito 
CARTAS DESDE LEJOS
de José Ignacio Restrepo Copyright ©
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sábado, 8 de enero de 2011

ANTE LA CEREMONIA DEL AMOR SERVIDO / POESÍA DE JOSÉ IGNACIO RESTREPO

INVITACIÓN
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Pospón ese nuevo temario
donde el monólogo atérido me ignora,
mientras el suave dolor que te envanece,
como la espuma del jabón en la bañera,
brillantemente hueco asciende…
Pospón las miradas en las que el rencor
como la reja de una casa
suele impedir mi acceso,
cuando he llegado galante
con mi calor
a buscarme entre tu frío…
Deja para luego el llanto,
patrón de este quimérico presente
que habrá de marcharse,
y más bien voltea sin precaución tu bello rostro,
para que puedas observar como se fugan
poco a poco de mis ojos
miradas esculpidas en viento,
a prueba de tragedias,
de parpadeos de silencio,
de cegueras de tedio…

CANCIÓN DE LAS DOCE PASADAS
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No desdigas de la alquimia
llevada a cabo antes de los tiempos,
da igual preguntar sobre el origen
que explicar porque estamos aquí
intentando este antiguo lenguaje
esta esencia remota sin nombre,
que nos pide seamos sus testigos…
Como salida de la caja de Pandora,
tu risa converge en este instante,
y todo lo que poseo se hace añicos
cuando veo tus ojos…
Detento sin embargo la prueba
de que todo es y no es al mismo tiempo,
y si amo aun los espejismos
es porque ellos me enseñan
a pesar del dolor y la ausencia,
como serán los oasis
cuando al borde del desierto arribe…

OYE, ARADNE
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Concierto de las manos,
huellas que titilan, ojos que sonríen,
ojos pardos que andan merodeando
este laberinto mío,
las callejas de mi alma,
los frondosos arbustos
que visten mi cuerpo…
¿Harás música con tus labios
cuando caiga la tarde?
Tras las pilastras de mármol de algún templo
te escondes
y tejes en tu cabello
los herméticos deseos de los ángeles,
mientras yo busco una esencia
con el hipnótico afán
de quien ha visto en un rostro la luz…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor