domingo, 25 de octubre de 2015

SUFRAGAN MIENTRAS VEO.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


ES EL DÍA


Vendimia al ver la calle, 
con gente que se pasea sin mirar
y me toca esculcar 
con mis ojos de instigador viandante
sostengo entre mis iris pares
a esos que me miran sin coraje,
les cuelgan de las ropas el esfuerzo atado,
las riadas de principios que no operan,
los recuerdos que ponen a llorar
y les dejan sin ganas y sin fuerza...
 observar el claroscuro oráculo del frente,
 los muros, el mecánico estupor, 
el nunca miento en los ojos de la gente, 
los recuerdos regados por el suelo 
que traen destilándose hace tiempo
desde el piso del baño, 
desde el lodo que recibe huellas
 de cualquier carnal pasante 
y que hace rato probaron 
con sus botas de campo...
observar sin augurio ni egoísmo
a la vida -esa sincera agonizante- 
sintiendo en el aire este olor a tinta
este olor a escriba, 
y el sudor bajando por las manos 
 hasta el bies cubierto de las nalgas,
 que lucen de apretado ceño
por estar esculpiendo sin parar
en letras este evento...
es día de votar,
sucede como años anteriores,
lento mientras lo miro,
acaso traiga leves sinsabores
o licencias dadas y perdidas,
o luchas ganadas
que no se esperaban...
Acaso, pero mientras solo veo
unos rostros que muestran obligados
que se acercan a cosas conocidas
que siempre dieron malos resultados...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 22 de octubre de 2015

MARES ADENTRO... / Poesía de José Ignacio Restrepo



NIÑO AMOR


Algo de aire...
Tomas impulso y saltas
con gatuna heterodoxia
sobre el charco impreciso de mis lágrimas
vertidas sin medir y a cuentagotas
por buscar en tu piel mis mil deseos
vestidos de franela, jean o frac
durante noches angostas, fiestas diurnas
y ensoñados lugares que inventamos
entre velos y dunas que no estaban
para otros distintos de nosotros
en las lineas y puntos de algún mapa...
Ríes, pareces una niña,
no puedes entender que estés mojada
entera, de los pies a la cabeza,
por mis llantos de jaula,
no puedes entender que aún haya amor
en el camino fangoso que sin huellas
carece de nosotros y el color
que hace posible vivir frías etapas,
que tienen verjas viejas y oxidadas...

Algo de aire te pido
y te retiras,
y yo digo al revés,
ven un momento,
es que tienes mi aire entre tu aliento,
mi mirada entre el silo de tus ojos,
mi camino en la quietud saldada
de tus pies que se alejan
poco a poco...
Dudas, y das un paso hacia mi voz,
y algo cambia, se entera, desdibuja,
tus labores de olvido destacado
que hace rato, mi amor ya comenzaste 
estando aún a mi lado sin estar...
otro paso y escuchas mi latido
serpenteando en tu tosco desafío,
quieres ahora correr hacia la puerta 
que ves desde el reflejo algo abierta,
pero al tomar segura el picaporte
sin querer tocas la niña de mis ojos
que está llorando, 
ordenando lágrimas parejas,
en el suelo, 
de hinojos...

Y entonces solapada te levantas
auxiliando el ropaje de tu risa
para que no se moje en ese lago
de llantos compartidos,
de lugares comunes,
de momentos perdidos...
tal como se levanta a un tierno niño
que sin culpa ha sufrido una caída...
Niña, 
venga lo abraza,
dele de su dolor un poco de aire,
que hable, que explique bien,
que ésto le atañe...
luego viene el abrazo resarcido,
la suma de culpas pingües, una risa,
el beso que allí esperaba, la sonrisa,
y antes de que anulemos lo pasado
bendecimos el gusto a pesimismo,
la sal que ya quemaba nuestros labios
pues justo en ese negro vaticinio,
del beso atrincherado, el negro adiós,
nacía del abrazo no negado,
y la risa suicida
frente al charco de lágrimas del otro,
el niño aventurero del amor
que nunca da un momento por perdido
ni cree que esté roto su juguete,
levanta un poco el habla y al garete
impreca, riñe, canta...y exorcisa
del llanto ayer vertido se levanta
blandiendo entre sus ojos
libertarios
la flecha algo gastada
y ese arco
para herir el dolor que nos ganaba...
y dejar que el amor diga otra vez:
es casa tomada...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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viernes, 16 de octubre de 2015

CON HAMBRE SINCERA / Poesía de José Ignacio Restrepo


PESCA VANA


Los cuenta sin contarlos
pues no hay,
cien menos cien, más dos 
y menos dos,
tras muchas horas de tirar los hilos;
de los ojos brota solo una,
una triste lágrima juiciosa
mientras mira el vacío sin remedio
como un hombre vencido,
de los brazos cae el aparejo
y se queda callado como piedra 
que en el agua se ha hundido...
El sol mudó su gracia mañanera
y ahora tiene el árido cansancio
que le quedó a sus brazos de remar
buscando qué llevar para la casa
donde con hambre y con fe
siempre lo esperan...

Peces no hay, 
está herido de muerte y de solsticio,
las aves pasan tejiendo una caricia
para que el aire se mueva y le rebuje
esos cabellos escasos por el uso
que el sol ha dado a la piel de su cabeza,
mira la red de nuevo delatora
y casi, solo casi vuelve y llora...
Si el mar no entrega algo de comer
con qué noticia saldar el seco vientre
de sus dos hijos y su mujer 
que esperan
a que termine la tarde y vuelva a casa...

Si el mar no deja la carne entre la red
no tiene voz, no tiene ni silencios,
y casi siente el vello de la muerte
rozando el lodo donde siempre encalla
con sus cansados pies y su alma sucia,
por ser la piel del pescador herido
que no sabe qué hacer o qué decir
si como hoy el mar lo deja solo,
le niega a su misión el fundamento,
maldice cada acoso de las olas
 que en silencio hasta aquí lo han traído,
cada día contado y sin contar,
a este sitio hermoso ya sin peces,
de basura flotante, olor siniestro,
y dolores sinceros que no logran
que el viento sea llanto,
que la red mude sola ese vacío
por peces que le sirvan de alimento.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 12 de octubre de 2015

CON LOS OJOS MEDIO LLENOS DE POLVO / Poesía de José Ignacio Restrepo


MIRAMOS


Miramos derrumbarse nuestra noción de ser
mientras miramos un vídeo muy callados
donde intentan sacar con vida a un niño
de un lugar hecho añicos por las bombas,
juntamos la razón, el desespero, 
luego no queda más que alzar la voz,
los epítetos cortos, y los largos,
y echar mano de la ira y del decoro
mientras halamos al mismo tiempo
el tumor de nuestra humana decencia,
sepultada con él por esas bombas
lanzadas por quién sabe desde el aire...
Y logramos sacar la piel herida,
y los ojos sedados por el polvo
y las manos cortadas por las piedras
y el ser que fuimos ayer vuelto pedazos...

Miramos las imágenes sin voz
tomadas al amparo de la noche,
unos soldados viles - asesinos -
convierten en cadáver a un rebelde
que está apenas armado de su ira
y ya no quiere estar callado y quieto
como un árbol, como un muro derruido,
como cualquier lugar que afuera espera
convertirse en eco de la guerra
cuando caiga la sucia dinamita
y vuelva todo tierra, humo y nada...

Miramos y otra vez, no vemos nada...
Ha partido sin rumbo la noticia
que era parecida a lo que somos,
tenía por verdad una mirada
y la búsqueda mutua de lo bueno,
lo ético era un molde, una tonada,
y el fin acariciaba las conciencias
que detrás de las puertas esperaban
su trozo de jodida humanidad
como fortín en donde guarecerse
de la lluvia y las balas..

Pero nada de eso se ha quedado
en este brusco viraje que nos toca,
hay eso si un gusto por lo magro,
una tendencia a habitar en lo macabro,
y una bondad que ha huido y no se ve...
tenemos silenciada la memoria
y cada rato somos detractores
de esos que se entregan o sucumben
en vez de armar el alma y defender
lo que ya nadie más ahora defiende...
No hay nada en la caja del rescate,
detrás de la mirada nada queda
y en el pecho que late ya no hay vida,
solo un ansia letal y descarada
de llegar como sea hasta la noche
aunque sea estallando la verdad,
pudriendo lo que queda de justicia
y haciendo una mortal caricatura
de eso que antes de hoy
sin ciencia alguna,
se llamaba la vida, mis queridos,
aunque estuviera cubierta de gris bruma...
Y nada prometiera,
justo como sucede el día de hoy...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 5 de octubre de 2015

¿Y LA LÍDER? / Poesía de José Ignacio Restrepo



TRES PALABRAS


Bajaba como a cien, casi con alas, 
sentía el viento bronco congelado
pegándole en la cara sin vergüenza 
como si fuera un ávido astronauta 
y no una atrevida, una ciclista
que conduce su hermoso caballito
color morado azul -sus favoritos-
Tiene fe en llegar en seis minutos
y hace rato dejó de ver el lote. 

Una joven trató de irse con ella
pero su pedaleo incomparable
la dejó regada sin compás 
dos kilómetros hace, muy atrás... 
Muy atrás si, como su pelo largo
que regaló para la mítica campaña 
que la eligió hace un año como reina, 
no tiene cáncer pero ella es lucha pura. 
Atrás quedó Raúl que le dio guerra
pues no puede decir que le dio amor, 
y el árido escozor de no tenerlo
la hace contenida de vigor
y nada para la melancolía... 

Atrasada la gana que de día
la levanta y la sube hasta el rodillo
para hacer los cincuenta cotidianos 
cuando cae la lluvia y aún dormita... 
¡Va a llegar de primera, no lo cree! 
Las lágrimas le brotan de los ojos,
por un momento tapan su horizonte
y luego ve surgir un bulto enorme
y no puede evitar chocar con el...

Es un repartidor de gaseosa 
y alcanza a ver Gloria que es la misma
que les brinda desde siempre patrocinio... 
Ella vuela lejos, parte el casco, 
alcanza aún a pensar que todo es fiasco,
la mole sin poder ver lo que pasa
parte sin dilación su bicicleta
en mitad de un polvero...
En el negro del golpe muere el sol
y la conciencia simplemente cae
como un soldado que sólo requería, 
un poco de paz, para llegar ileso
a su guarida... 
Y acaso ganar si se podía...


Pasa un mes y despierta, gloria a Dios... 
Pregunta qué día a es, y por su perro. 
Y quién ganó ese día, ¿no fui yo? 
Al quedarse otra vez sola en la pieza
llora al ver el yeso  que le cubre
las piernas que antes eran sus dos alas
y luego cuenta lento sus palabras. 
Las que nombran la gente que conoce, 
las que dicen de ella,
las que lleva escritas en el alma... 

Se da cuenta que tiene menos que antes,
un problema angustioso por el golpe... 
Ha olvidado sin más las tres palabras
que la trajeron con vida hasta este sitio, 
no recuerda al amor, su corto nombre, 
tampoco puede dar gracias a Dios
que la tuvo en sus brazos levantada
para que no la pisara por completo
ese carro infeliz de gaseosa
aquel día fatal de la carrera... 
Y la palabra pecado, ya no sabe,
no recuerda que su bello papel
la dejaba después y reparada
en aquello que todos llaman gracia...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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viernes, 2 de octubre de 2015

ERA EXTRANJERO EL ASESINO / no-poesía de José Ignacio Restrepo


LOS DIEZ MUERTOS
DE CHRIS HARPER


Qué diría su horóscopo, qué no...
hoy no tendrás más sed, hoy no habrá sol,
palabras por mortajas y anclas
desde tus tetas de hombre al suelo puro
y otras colgando incluso de tus gónadas
raspando en lineas el impuro suelo negro...
Qué vio por la ventana, qué no vio,
algún parlante pájaro antagónico,
alguna marca atroz
que lo impulsó a cantar a los olvidos
con Dylan por delante y por detrás,
tarareando esos versos prohibidos
con interminables solos de batería
sobre el injusto adiós de los demás,
pintándose a su paso sobre muros
que nunca vio de cerca,
y en esta carta abierta confesó
con esos tiros secos por adiós,
no me importa dos rábanos y un perno
esta cuesta tan larga,
cuando no has caminado ni dos millas...
Qué tendrían tus ojos, y qué no,
se verían entrecerrados hoy
por no dormir las 8 horas completas,
y en meses de no hacerlo se jodió tu pensar 
hasta quedar varado como zapato
de pequeña cenicienta...
Salir a disparar, por Dios,
para llevar de regreso compañía,
no irse a solas volando por los aires
sino juntos quitándose la sangre,
la que pusiste en ellos, que tristeza,
la que en tu pecho abierto dibujaron
los guardas con destreza y con derecho...
no eran salvas, mataste por sorpresa,
a jóvenes que estaban desarmados
estudiando para hacer su mundo
mientras tú terminabas con el tuyo,
qué tendrías doliendo en la cabeza,
cuántas notas de pálido infortunio
y ellos escondiendo su temor
de verse obligados a marchar
sin dar a sus padres
un adiós...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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