QUEROSÉN
Celosamente como óxido aferrado
se toma de mis cosas el recuerdo
al abrir un cajón, hilar un verso,
destender un atávico deseo
sobre la cama húmeda del gozo
y verlo patinar por la baldosa
tras haberse caído, indecoroso,
desnudado por el hacer de la otra noche
cuando ayudaste a tejer mujer derroche,
estos cálidos, furtivos filamentos...
Costoso es desflorarse e incestuso
vestir la realidad con ese ido
sonámbulo quehacer de lo pasado
que pasa entre dormido, y bien filado
por los vestíbulos sucios macondianos,
donde tengo colgados un mil trajes
que me puse y me pongo y luego quito,
para ofrecer desnudo lo que soy
en las brasas de ella
que me ciñe y me suelta sin agobio,
me interpela y luego dulcifica
mis preguntas fraguadas,
mis ataques,
mis diluvios de pura trementina,
mis alardes de ser y parecer,
mis liturgias sin dios
que no trascienden
más allá de sus manos y mi piel,
donde escribe ritual y vigorosa,
entre marcas dolorosas su cadencia
con su ávida miel curalo todo
que hoy de nuevo, en la noche sin estrellas
recibiré agradecido entre recuerdos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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