martes, 2 de julio de 2019

NO VEO A MESALINA / Poesía de José Ignacio Restrepo




NO FUE HOY


Literal,
este vaivén no obedece
al movimiento distraído de la hamaca,
sino a la borrachera vespertina
que produce en mi alma asalariada
ese deseo de decir que ahora brota,
ante el espacio cuadrado, blanquecino,
de esta ventana de mutua observación
abierta porque sí...
Decir es tan difícil por estos tiempos,
atrapar el tema por los pies
y bajarlo a las malas,
como quien mete un pájaro en su jaula
cuando éste se quiere ir a volar
allí donde el aire lo sostenga,
tienen prisa los puntos y las comas
por tirarse como putas en el texto,
para darle sentido a la cuestión,
que no quede el tema como leche
lanzada sobre el sucio de la acera,
por un traspié de falso caminante,
o vagido infeliz de nuevo Otelo,
o sueño indeseado del amante
cuando tiene al frente
un ser en celo...

Literal,
decirlo como se enhebra alguna aguja,
querer plasmar sobre el texto lo pensado,
y en el envión anímico de henchirnos
para decirlo claro,
solamente callar como un pequeño
que apenas en su mente sabe hablar
pero sonríe mejor,
ya es un buen principio camaján
tienes ante ti media semana,
para torcer la boca hacia su centro
y los hombros derechos reponer,
y escribir el poema...
no es poco,
ya tú sabes hacerlo,
desguaza por el centro esa virtud
de lo antes de hoy dicho por otro,
pues que todo lo escrito ya lo fue
antes de hoy miel o barro,
desguaza la virtud hazlo mejor...
amarra esas letras que ves hoy
y tráelas del cielo desteñidas,
para pintarlas
como haces
con tus temas,
escribano quejoso...
cantor de lo nuevo y repetido,
relator bien nacido...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

jueves, 27 de junio de 2019

COMO VIDRIO MOLIDO QUE NOS CORTA TARDE / Poesía de José Ignacio Restrepo



LASTRE



A veces uno simplemente se olvida del camino, 
duele ver tanta fuente de agua 
cuando sabes que tu sed es placentera, 
hiere la luz 
si en tu alma solariega y silenciosa, 
los ecos resbalan muertos 
y ya no hay claros murmullos, 
dijo bien este día cuya fecha resalta 
y solo le contesto 
mirando sus colores 
que ella es bella sin más 
por su piel ya gastada 
y el brillo en su mirar que a veces escasea...

A veces como sabes, 
el camino se llena de arbustos y abrojos, 
y tu paso otra vez, 
parece cernirse suave 
mientras un canto se instala, 
como ayer nuevamente...
y el ronquido del pájaro pausadamente para, 
y la liebre se queja, 
por verte ahora y no verte tanto...

Ah, 
ceguera de todos los que tan cerca habitan, 
que ignoran porque quieren 
que tan solo es mermar el ritmo 
y poner los ojos entornados, 
para ver lo sublime 
una, dos, un mil veces...
y cerrarlos del todo para verse por dentro. 
Y leer partituras, 
perfectas, acabadas, 
que se ensayan a solas en el alma de nácar, 
que dicen quienes no saben que hablan del silencio, 
amada lengua procaz 
que nos ata a los vivos con los muertos.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO, 
Copyright 

MADERA NUTRIDA DE TIEMPO / Poesía de José Ignacio Restrepo



DE BORDES SALADOS


 

Notifica la ventana
mi paso a ciegas frente a ella,
ese frío calloso de mis manos sinuosas,
y la tardanza cruel,
cuándo he de volver,
cuándo pongo mi mies sobre la vista exaltada,
la próxima visión que en nada se parece
a la que puso ayer
el Dueño Omnisciente de la vida...
Pregunta sin hacerlo,
sin verbo ni adjetivo
que supere 
el silencio de bruces
que cae entre mis ojos con su gula,
y yo me tardo mucho en responder,
un minuto de más yo me demoro,
igual que tonto escojo las palabras
y al último no digo nada,
incluso,
a esa nada sumo dos renglones,
ni sé a qué he venido
pero creo,
que ustedes saben bien y se lo callan,
este oficio de ir
para medir los puntos de regreso
tiene tanto de azar como de altares,
de olvidos que al mirar se resquebrajan,
y amores que no vienen a la cita,
ni respetan los tiempos,
y menos 
se reclinan dulcemente
sobre el durísimo borde de la vida,
quise decir ventana,
me disculpan... 

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©.

lunes, 15 de abril de 2019

LOS PERIPLOS TEJIDOS HABLAN / Poesía de José Ignacio Restrepo





OTRO LUNES


Apagados runrunes llenan el aire,
pues la fiesta de la noche simplemente acaba
doblegada por la hoz que dice para comer
sumar en horas
ese vicio febril de trabajar...

Te lo dice el vuelo de los pájaros,
enaltecido por su lírico canto,
es lunes, apúralo de un trago,
como lo hacen los machos en el campo
cuyas manos curadas no se ampollan
de ya tanto rajarse...
bendícelo,
pues llega a tiempo
para darle sentido a tu sustento,
y poner denarios sobrios, bien atados
al borde de tu fiel bolsillo,
que habla cuando tienes sed
y ladra ante el estómago vacío...
y dale lo que debas,
tú ya sabes,
calor si la desgana entinta
y dulzura si lánguido se abate
entre las horas firmes...

Cuando el sol ya escasee y la recuerdes,
es que se acerca para hacer del viaje
un run run tierno, con su nombre,
canto entre el piar de aves hechizas
que vienen prendidas de su mano,
en un vuelo perfecto
que aterrice,
donde tienes el fuego siempre ardiendo
y jovial el encanto...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
• Copyright ©

miércoles, 3 de abril de 2019

LAS HORAS LACRADAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



BELCANTO




A veces uno 
simplemente 
se olvida del camino, 
duele ver tanta fuente de agua 
cuando sabes que tu sed 
es placentera, 
hiere la luz si en tu alma 
solariega y silenciosa, 
los ecos resbalan muertos 
y ya no hay claros murmullos, 
dijo bien este día cuya fecha resalta 
y solo le contesto 
mirando sus colores 
que ella es bella sin más por su piel ya gastada 
y el brillo en su mirar que a veces escasea...

A veces como sabes, 
el camino se llena de arbustos y abrojos, 
y tu paso otra vez, 
parece cernirse suave 
mientras un canto se instala, 
como ayer nuevamente...
y el ronquido del pájaro pausadamente para, 
y la liebre se queja, 
por verte ahora de nuevo
y llorará mañana 
por ya no verte tanto...

Ah, ceguera de todos 
los que tan cerca habitan, 
que ignoran porque quieren 
que tan solo es mermar el ritmo 
y poner los ojos entornados, 
para ver lo sublime 
una, dos, un mil veces...
y cerrarlos del todo para verse por dentro. 
Y leer partituras, 
perfectas, acabadas, 
que se ensayan a solas, en el alma de nácar, 
que dicen quienes no saben 
que hablan del silencio, 
amada lengua procaz
que nos ata a los muertos.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©