domingo, 29 de agosto de 2010

A LOS VERSOS DE UN INCOMPRENDIDO / PIER PAOLO PASOLINI

                             Análisis Tardío 

                                              








Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre
y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.



Abro La Mañana



Abro a la mañana de un blanco lunes
la ventana, y la calle indiferente
roba entre su luz y sus rumores
mi presencia infrecuente entre las hojas.
Este moverme… en días totalmente
fuera del tiempo que parecía consagrado
a mí, sin regresos ni paradas,
espacio lleno todo de mi estado,
casi prolongación de la existencia
mía, de mi calor, del cuerpo mío…
y se ha truncado… Estoy en otro tiempo,
un tiempo que dispone sus mañanas
en esta calle que yo miro, ignoto,
en esta gente fruto de otra historia



Danza De Narciso II



Yo soy una violeta y un aliso,
lo oscuro y lo pálido en la carne.
Espío con mi ojo alegre
el aliso de mi pecho amargo
y de mis rizos que brillan negligentes
en el sol de la orilla.
Yo soy una violeta y un aliso,
el negro y el rosa en la carne.
Y miro la violeta que resplandece
grave y tierna en el claro
de mi cara de terciopelo
bajo la sombra de una morera.
Yo soy una violeta y un aliso,
lo seco y lo mórbido en la carne.
La violeta retuerce su luz
sobre los flancos duros del aliso,
y se reflejan en el humo azul
del agua de mi corazón avaro.
Yo soy una violeta y un aliso,
lo frío y lo tibio en la carne.

Al muchacho codignola

Querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,
pero no esperes nada de este encuentro.
Si acaso, una nueva desilusión, un nuevo
vacío: de aquellos que hacen bien
a la dignidad narcisista, como un dolor.
A los cuarenta años yo estoy como a los diecisiete.
Frustrados, el de cuarenta y el de diecisiete
pueden, claro, encontrarse, balbuceando
ideas convergentes, sobre problemas
entre los que se abren dos décadas, toda una vida,
y que, sin embargo, aparentemente son los mismos.
Hasta que una palabra, salida de las gargantas inseguras,
aridecida de llanto y deseo de estar solos,
revela su irremediable diferencia.
Y, además, tendré que hacer de poeta
padre, y entonces me replegaré sobre la ironía,
que te incomodará: al ser el de cuarenta
más alegre y joven que el de diecisiete,
él, ya dueño de la vida.
Más allá de esta apariencia, de este aspecto,
no tengo nada que decirte.
Soy avaro, lo poco que poseo
me lo guardo apretado en el corazón diabólico.
Y los dos palmos de piel entre pómulo y mentón,
bajo la boca torcida a furia de sonrisas
de timidez, y los ojos que han perdido
su dulzura, como un higo agrio,
te parecerían el retrato
precisamente de esa madurez que te hace daño,
madurez no fraterna. ¿De qué puede servirte
un coetáneo, simplemente entristecido
en la delgadez que le devora la carne?
Cuanto ha dado ya lo ha dado, el resto
es árida piedad.

sábado, 28 de agosto de 2010

A ESAS DOS HADAS, HERMANAS: NOSTALGIA Y SOLEDAD

Por José Ignacio Restrepo
POSESIONES
No tenemos nada…
Quizá apenas nuestra cierta duda…
Noche de enumerar,
el sueño me dejó perdido en alguna hora sin luz
y una vigilia forzosa
me tiene preso enumerando cosas:
recuerdos afectos,pasados abalorios,
como si no supiera
que es este afán contable inesperado
el que en verdad ahuyento…
La cíclica aquiescencia de las sombras
que mitigan con su magia
la suma de fatigas
y el paso fatuo de las horas diurnas.

Y allí estás tu,
como una barquita que debo abordar
igual que una bella moneda, antigua, preciosa,
que brillara en medio de la acera
por la que voy desprevenido,
buscando fin a mis pasos,
y entonces debo recogerte
y apretarte suave en mis manos,
con ese vago temor,
ese miedo en la boca del estómago, que me grita
abre la mano, abre la mano,
que allí no tienes nada…

La noche usa su lenguaje
y no es tan amplio, tan nítido,
como las voces del día,
en que la luz está por todas partes,
aun a pesar nuestro,
presta el ábaco,
pero detiene los dedos,
no sabes si es el uno o es el once,
si vas sumando o si divides…

Te siento, amor…
Te siento, duda…
Caminar  esta noche por los solos pasillos
de esta mente mía en vigilias,
cansa cada músculo,
casa pálido hueso,
todos los sueños o ninguno
contados u olvidados
CUARTO MENGUANTE


Amo los cantantes de la noche
los que venden serenata,
cuando ya se han tomado todo el vino
y deambulan por extrañas calles,
como si propias les fueran…
Se parecen a aquellos gatos
que se conducen
cual si les fuéramos nosotros
coprotagonistas,
lucen, ya tarde,
en las calles,
como un viernes largo de fiesta
o muerto sin su culpa en silencio…




LENTA BELLEZA


Los niños de ese lugar
deletrean lentamente,
se tardan para hablar del viento,
mientras sonríen
mirando las cometas…
no compiten,
acaso su lentitud se haga instrumento,
en tanto los reyes de estos siglos
con sus jornadas entre siervos y dinero,
pasan velozmente,
frente a sus ojos de escasos parpadeos,
ellos
especiales para siempre,
algo tristes por la prisa de todos,
velan ante el paso
de una columna de hormigas


EVENTUAL II
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¡Cómo las laderas de su cuerpo
llenas de caminos,
de olores de aguardadas primaveras,
parecieron plegarse a los vientos
cuando contuve mi roce,
interponiendo al reinado de mi tacto
con el óxido de los vanos recuerdos!
Mustiando,
con el tormentoso silencio
de los que mucho amaron,
los buenos ecos…
Esas melodías perfectas
que osamos interpretar solo una vez,
no sabemos bien si para nuestro favor
o en la legítima defensa de nuestras solas noches…

Luego,
su viento desplegado llenó mis velas
con el fuego de las walkirias…

jueves, 26 de agosto de 2010

POESIA PARA ENTENDER EL PRESENTE / J. I. RESTREPO


LAS MALAS MASCOTAS


Nuevamente, 
los dragones se mueven en el bosque
y solo los niños no están en peligro
pues sus limpios ojos pueden verlos...

los dragones se llaman
-odiamos, vengamos y poseamos-
y vienen de la misma madre
y el mismo padre...

Son las amadas mascotas de los adultos
y cuando llegan los bellos infantes
corren a esconderse miedosas,
porque temen morir de vergüenza
si son vistas por sus tiernos ojos...


LÍRICO 1


Déjame
en la siguiente vereda,
pensamiento,
que mi espíritu quiere estar solo,
junto a los brotes de azaleas
y los mangos en flor,
allende al húmedo musgo
que me evoca
su entrevista piel...


DE NUEVO DIJO EL MAR


De nuevo dijo,
olas fuertes, modulados ritmos,
-como no escuchar ese pardo rumor 
ese oleaje,
que tu no eres real, 
que has bajado de algún monte
una noche tarde
y no sabes bien
si es a quedarte...
Pobre del mar,
pobre de mi,
que angustia no saber
y apenas llevar 
cientos de preguntas
-asombros-
epopeyas sin nombre por vivirse,
inmaculadas oraciones
que no tienen un dios 
a quien rezarse...
Quieta,
en algún lugar de esta historia,
tu miras lentamente el cielo
y ensayas 
de nuevo
tu mejor silencio...


NATURA


Vente de la tierra del fuego,
de los áridos montes baja,
que tu eres el agua, el viento, el hielo,
yo soy la llanura, el pan, el cielo...
Vuela  plácida, tus alas a lo ancho,
y desciende luego 
que mi voz te llama,
he vivido siempre describiendo
el vigor de tu sombra
contra el torvo firmamento...
Llama cuando llegues
canta, grita,
 tómame sin temor, sin miedo,
tus brazos en rueda, tu boca, 
mi bocado,
y deja que mi ser delire
por lograr ser ola, 
por volverse viento...
por lograr ser yo
el curso y destino
de tu boca,
que me dice sin hacerlo
tu eres de mi ser un canto....

LA IMAGEN ENCUENTRA LINDEROS / poesía del autor

 

 

OTRO HÉROE

ciego nuevo

Una suma de pasos,

un conteo…

La varita busca no encontrarse,

con algo que contradiga su memoria

y le obligue a retomar el ritmo

de ese sitio,

donde su dueño transita…

 

Le esperan,

sus hojas de braille,

su día de palabras y de historias,

y el hallazgo de algún cuento de hadas

como el suyo…

La majestad del ciego,

se pierde caminando

de mi vista…

 

 

MESTER DE POVENIRES

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Es sábado,

los niños vienen contentos

a encontrarse con su cuadro de pasto,

la cancha de los grandes

que toda la mañana será suya…

 

Ondas de futuro nacen de sus pies chiquitos

y gritos que prometen triunfos

de sus bocas mudadas

escapan unísonos…

 

Bajitos,

amos completos del quien sabe,

cruzando esta pequeña ciudad

de cuyos muros los ecos escapan

recitando fórmulas,

blandiendo coraje,

prometiendo amores…

 

Es sábado,

en la tarde, si hay viento,

quizás levanten sus cometas.

Ahora son los dueños del estadio:

los amos de la gambeta y el aplauso…

 

 

SELLADO

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Polvo de zapatos de gendarme

yace quieto,

esparcido,

justo tras de la puerta

que del lado del dintel conserva

el sello intacto,

puesto allí una noche cualquiera…

Los clientes habitan otro bar

y unas hembras de alquiler miden la acera

ahogando con sus risas bucólicas,

la bulla que hacen sus tacones gastados.

Dentro

los duendes se pasean,

sedientos e impacientes,

sin poder hallar el sacacorchos…

 

 

ELOCUENTE

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Discreto

el amor entra al lugar

cubierto con un fez de anonimato

y en esa hora de vulgar penumbra,

nadie distingue el brillo de sus ojos

ni su pálida tez,

que habla de un origen principesco…

Al embriagarse,

perdido su antifaz en algún sitio,

su contrahecha dulzura se evidencia,

y a una hora incierta

todos le quieren tener…

Sumido en los vapores del alcohol,

a su pesar…

ya no desea ser de nadie…

 

JOSE IGNACIO RESTREPO