A LAS SEIS PASADAS
Sin una ruta en el agua
no hay sol de asbesto que componga nada,
ni la raya donde pones el silencio,
ni el hábito de ver por la ventana
buscando entre los grises que pasean
su rostro enarbolando mil sonrisas,
y promesas haciendo
en las que faltan...
Sin la lágrima ausente y consentida
que frigia se te cae,
luego de haber rodado dulcemente
de tu ojo derecho a la barbilla,
mientras a solas hoy te desayunas
con su silueta inmensa en las paredes
jugando a que la cojas
con los ojos,
no puedes anudar otro segundo
y aprobar el sentido de las cosas,
la lengua que se quema adolescente
al probar el ardiente chocolate,
el mito de repente aparecido
sobre el segundo día que no hiciste
lo que solo anteayer le prometías,
escrito entre esa lata de saltinas
que tiene un mil años
como vos,
sin esa fina pieza de cristal
contenida en las sales de tu cuerpo,
que derramas ahora,
justamente,
para que ella no vea que tu fe,
solo alcanza hasta que aplace su retorno,
algo más de las seis y veinte duros,
o las siete de la noche cada día,
cuando suele poner justa la llave,
y con la vuelta simple su poema
comenzar a escribir
sin una letra...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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