DECIR QUE YA SABÍA
Visitas
a deshoras en el parque
de tu jardín privado de delirios,
me he venido
sucio,
con los ojos abiertos desvendados
y mi disfraz de turco saltimbanqui,
que doma las palabras sin hablar
y siembra con sus lirios los silencios rotos
convirtendo en huertos comestibles
los frutos recibidos por el suelo,
y las posesas lágrimas hirientes
en ríos que derivan por esclusas
rotas...
Al terminar de unir
dos mil detalles
para hacer mi poesía en tu tristeza
mi cuerpo limpio está, y no sé cómo,
con ganas de escuchar misas antiguas
y ese decir que tienes cuando amas,
alcabala de mares revividos
entre extinguidas bulas sin firmar,
como el hacer del sabio
y el ser
loco...
Decir que ya sabía, pero no,
me
gritaron las tardes cuando vine,
te perdiste hace rato de mis dias
y yo del alma nueva sacaré
mis cartas ancestrales,
escritas en las noches de café,
en las atardecidas horas mías
y en alguna larga alba decisiva;
y sabrás la verdad, que ya llegué,
no
seré ese palo enfurecido
de la última rueda que pasó
ni la rama invisible del alto árbol,
o brujo sin escoba voladora,
o la historia sin fin y ni un esclavo...
Seré la gran sombra
del
pérfido follaje,
donde hace sueño la luz
y el sol la deja...
Teoremas
de tu voz, sales amigas...
lo que en el vientre lleva el frío viento,
alcanza para ir por las esquinas,
leyendo tu fraseo hermosa duende,
bruja de los solsticios repetidos,
y de las rocas que cargan alicientes,
para mojar con ellos la rutina,
que nace y se reparte sutilmente...
y convertir el ávido calor
en fresco ventarrón rudimentario,
donde se esconde el sol
por unas horas,
mientras mi alma escribe poesía...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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