ANTES, DURANTE...
DESPUÉS
Chasqueo los dedos
a la altura de mis nudillos,
sabiendo que con el tiempo
serán aún más gruesos,
digo, eso dice mi madre
cuando mira que lo hago,
y yo le doy por razón
que tengo frías las manos
y el teclado me repudia...
Ay, vos, calor bonachón,
ven refrégate en mi alma,
tengo el pecho con guirnaldas
y un feo caparazón,
con pelos de varios largos,
varios gruesos y colores,
el gris que no lo tenía,
ya llegó, lo descubrí,
seguro hace muchos días
se vino a vivir aquí...
Y después tomó las llaves,
las teclas de mi aparato
para designar con signos,
lo que pasa por mi mente...
vuelan, huyen bajo el guiño
que las abate sin pausa,
es el duelo del decir
después de callar soñando,
con cruces, alas, espantos
que se nutren de lo mío,
y vienen a revivirse
pues los estoy esperando...
Yo me alzo y me restriego
sobre el teclado plomizo,
y veo como renacen
las cosas que aún no dije,
después de verlas parirse
hace un rato entre mi pecho,
que tiene pelos en gris,
al lado de pelos negros...
Cuando se agota la fuente
este hombre de pelo en pecho,
va a la cocina y calienta
una taza de café,
va a mirar vida al balcón,
o llama a su tierna madre,
quizá llora en un rincón
las cosas que ve y le arden,
para luego ir a buscar
al cajón de los recuerdos
un motivo, una noción,
un beso que no se dio,
o una canción de hace tiempo,
que hace tiempo no escuchaba...
trae temas de los versos
y embellecidas palabras
que recuerda de otros tiempos
este poeta que siente
y se chasquea los dedos
en la tarde y en la noche
y también en la mañana...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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