VALS
De las verdades angostas
traigo ecos fruncidos
en otro tiempo arduos manifiestos,
e hilo para medir confiadas lepras
que al tierno oído se pegan
como notas inaudibles formando ilesos silencios estelares
que tarde dormían esperando la llegada,
nuestros bípedos pasos cerca de la puerta
como signo prosaico
que detalla,
que somos visitantes
de cualquier punto o edema cartesiano,
suave balazo sin ruído producido
en la hora peor
o mejor
de la jornada...
Calzadas anchas para el paso de caballos
con sus voces fratricidas de antes
adheridas desde siempre a las paredes
donde vivieron los sueños
insurgentes
de soldados que se fueron a perder
no solo miembros
sino toda la piel,
porque eso tiene el tiempo de mezquino,
de iracundo perro
que cuida a su alcahuete,
no tiene el hombre común voz sino trino
y el grito de emancipada solitud
cuando feliz quiere ser
y no un esclavo,
deja humaredas tibias como huellas
para que le siga el mal día
hasta alcanzarlo...
Una mala mujer es una reina
para que asole tu vida de belleza,
si estás vencido por ruines soledades,
es mejor una mano que ninguna
y una pierna cortada es como un ala
si aviva el alma
al hombre y no el dolor,
para ser buho no debes poseer
más que la siembra de tus noches y algún palo,
que lo demás se viene en lo de menos
sírvete un vaso con el agua nueva
y una bolsa de tepara los sueños
puesta en los ojos cansados y cerrados,
puesta en los ojos cansados y cerrados,
y frótate la paz con tus diez dedos
mientras condonas a la fe perdida,
mirando
por la ventana siempre abierta
el vals perfecto de la azul negra golondrina...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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