SANGRE
Sacar las manos del fuego
que antes de hoy alimenté con brasa viva
y luego apagar, apagarlo en turbia agua
para que nunca más queme la piel
o los ojos o el cuerpo hospitalario,
y corra sin final el manantial
donde solo las yemas
se metían,
y los ojos mentían hacia adentro
porque no les dolía ver andar
ese dolor de los otros,
la maquila,
el trabajo impagado
de hombre esclavo
que nunca penitencia pagaría
para poder lograr su libertad,
esa gracia perdida de volar...
Me asomo a la ventana
y me escurre de arriba sangre en gotas,
es igual a la mía su color,
su consistencia afín,
igual diría...
y miro, son cortados pensamientos
que escaparon de mi y están colgados
como presos que ya lo dieron todo
a este mustio sistema
de oro muerto,
están fríos y yertos allí arriba
colgando de la nuca larga y necia
con sus bocas abiertas y sin dientes...
pero mi sangre en ellos aún gotea,
y me cae en las manos
y en los ojos
probando que está viva
aquí en mi mente...
probando que está viva
aquí en mi mente...
igual veo pasar gente en la acera
con sus hijos y los hijos de sus hijos
chorreando su sangre ya sin pena
con tal de poner pan entre sus bocas
y parecerse a todos...
Ya no temen callar de ojos afuera
o siquiera soslayar con boca abierta
la mentira que ven,
y la que sufren,
que igual que mi quietud en el portal
ya debiera cual loca
ir corriendo...
Gritando con la boca muy abierta,
estos locos nos quieren acabar,
desde el alma al pellejo,
nos sacan el trabajo, no nos pagan,
nos meten entre el miedo las mentiras
y en las letras de pan algo de aire,
para que completemos
otro día...
Otro día de sangre,
virulento,
otro día este andamio carcomido
la base, la tracción, el monumento,
eso llamado hombre, pura sangre,
legión de lo mejor
y de lo infame...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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