DE ENCIERROS DE ORIGAMI,
LIBERADO
En el fuego del quehacer me quemo,
sin cesar destierro
todo miedo sabihondo que me diga
en silencio quédate,
hazte en una estatua monumento...
Solo así me siento,
decantado y sobrio,
ante ti y los otros árboles del bosque
siendo del madero fibra de derroche...
Como vil cortesano de una corte canalla,
llena de restricciones pero ducha en amores,
os digo aquí al oído,
que ya te tengo un desayuno
escrito en el menú de un bello sitio...
A tiempo llegaré
para que goces de mi tierra,
mis lares y mis noches,
y sin casi testigos te lo juro,
es lugar bien sencillo pero harto seguro,
de gitanos ladrones que ayer fueron villanos
y hoy por obra de letras gentilhombres...
Gracias por serte azúcar de este hogar....
Como suerte de dados,
que lanzados al paño
supieran de la mano que los dejó a la suerte
de ser los signatarios de la diosa fortuna,
así la piel cantada en su santa labor,
toma el color de la historia contada
antes que nada por la vida que fue
y acaso también por la soñada...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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