TIEMPO ATASCADO
Qué sigue pretérito de inútil maquillaje,
del desatado cansancio que no siento
al asfalto endurecido de la calle,
salvar andamios, sogas aún no rotas
que sirvan luego para poder anudar
este capítulo con el que luego sigue...
De este "entre tanto" ordeño "dos detentes"
para mirar colores renovados
en algún horizonte al que me lleves,
hoy mismo, dime, ¿quieres ir?
cálmame de estas sordas pretensiones
donde sé la pregunta antes de hacerla,
y me asalta la fe descabezada
de que toda respuesta sea falsa...
Llévame a la selva corta entre tus piernas,
al olor a cansancio de tu ombligo,
al norte de tu sur donde dos montes
señalan una ideal felicidad
que se alcanza solo con tocar...
Y luego de avistar tantos pasados
donde nada se mueve y lo comprendo,
poder aglutinar tus elementos
entre mis manos que están algo cansadas;
y ya no poseer, mujer de lava,
dejar que el viento ponga letras, tildes,
para luego leerte este poema
-enteramente tuyo lo confieso-
al oído, como se hace con canciones
que repiten las cálidas noticias
de guerras terminadas y ganadas
donde no hubo heridos,
no hubo muertos,
ni ciudades caídas en desgracia,
ni niños que quieren olvidar,
no poseer mapas ni memoria,
ni sitios que se pinten de recuerdos.
Y así poder gozar entre tu cuerpo
como gozan los hombres sin vergüenza,
que tienen por religión y compromiso
a una mujer que ayer los hizo dueños
y por virtud de ciencias emergentes
les liberó de alma, piel y mente...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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