NADA DE MALO
Qué de infiel
tiene el brazo allí en la espalda,
o esos ojos que semejan dos cencerros,
o esa boca ladeada, o el sudor
que se escurre en su espalda trabajada,
o su paso en el de ella detenido,
qué podrá haber de infiel en esa risa
que envuelta en la mirada hecha confeti
celebra que haya sol, que exista el cielo,
que él haya separado algo su cuerpo
para poderlo ver de cuerpo entero,
mientras celebra estar de nuevo solo
aunque la lleve ahora dislocada
en su cuero completo, en su mirada,
y esa musa de enfrente bien lo vea,
mientras con esos bellos ojos plenos
de celeste asunción
todo repasa...
Qué puede haber de malo en el minuto
que pleno de atributos se le ofrece,
pone fidelidad en toda el alma,
y ella como es tan simple lo bendice,
mientras le da permiso para dar,
en el bies de su falda con sus ojos,
con ese acento tardo pero inmenso
que no puede bajarse, ni subirse,
y entre tanto su aliento le pregunta,
qué puede haber de malo en observarla,
mientras el mundo se gasta sin reparo,
cómo dejar de hacerlo dios mediante,
si fue su condición que allí llegara,
y asunto tan obvio no a otro lado,
ella tampoco se aleja, y lo repasa,
entonces no preguntes,
melindroso,
melindroso,
que de la vista hago yo mis manos,
y tomo las de ella,
que se acercan del todo
como si yo fuera la puerta
de su casa...
Entonces, receloso que me habitas,
dime ahora,
¿cómo puede ser malo que lleguemos
al momento que es, al tiempo justo,
y sin mayor apuro despertemos,
para seguir al pie con el guión?,
en tu silencio veo so bribón
que nada malo hay en este olvido,
y este encuentro del amor,
no es prohibido...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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