SIN TESTAR
Entre el carmesí del alba
y el bermellón que luce
moribundo
cuando la tarde suavemente
torna en noche,
hay un momento en que todo nace y muere,
constelado en el
fulgor de lo profundo,
lo que va y luego vuelve sin saber
que nació para
morir,
sin apenas poder ser ser entendido...
Migra la voz,
el que grita
sin pedir aún auxilio,
apenas sabe que hay seres que lo escuchan
y
desde donde están dicen adiós...
Lo
supuso, éso,
solamente...
Cada
mácula de su piel cetrina,
que le miraba sin ver y sin sufrir
ya presentía el valor de ese goteo
que por la herida escapaba
sin parar,
y de los astros arriba, inalcanzables,
como juguetes de vidrio
sin comprar,
y de esa otra persona que esperaba
porque llegara y la agarrara a besos,
que esa mañana le dijo
cuánto amaba
su tierna forma de decir hola y adiós,
sin sospechar que ésto ocurriría,
este postrero encuentro con la vida...
y esa hoja que hendió ropa y espalda,
solo por verlo caer,
para mirar si había Ángel de la Guarda
y entre los ojos, virtud,
u odio obsecado.
Tardío encuentro con todo lo aguardado
que a veces no es todo lo pedido,
entre ese
brillo de rabia que no sobra,
puesto de pie en el altar de la
conciencia,
cuando Alberto en ese suelo
ya es cadáver...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Ella te ama. Vos la amás. Es tu musa. Que sería de vos sin ella? Te abrazo y entiendo tu soledad compartida.Uds. Escriben, Nosotros interpretamos. Vos sabes. Yo se.
ResponderEliminarA veces pasa, corro por la ciudad, desnudo, descalzo, dando gritos con la boca cerrada...sin boca...Gracias por saludar Violeta querida...
EliminarDado sellado y firmado en la Ciudad de , con copias certificadas para lad partes...
ResponderEliminar...sos bella gente...gracias...
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