DEL VERDE
Pistilo de enhiesta flama que miras el viento,
preguntándote dónde están hoy las abejas,
y yo que salvo el orden displicente
con voces azoradas de silencio,
no puedo contestarte...
De jardines más anchos y cuidados
traigo mis mocedades,
pero hoy como tú al sol me cedo,
para que haga sincero su trabajo,
y al viento le concedo ese favor
de llevar la esperanza a donde quiera,
y traer a esas tibias voladoras
con su dulce en las patas por aquí,
como en otras jornadas...
Del ácido y vulgar epistolario
que dice que está el fin
cerca y ardiente,
yo tengo dos palabras para darle,
no hables del árido presente
si niegas a tu voz condescendencia,
y trabajos y artes,
que las riberas devuelven a los ríos
su antigua memoria,
con dos o tras tormentas descaradas,
y del desierto teme el caminante
cualquier encuentro intenso,
aunque le brote en sueños...
abejas de la estancia en una flor
aquilatan su fuego,
y el sol duerme en las mente positivas
que albergan sus dos sueños,
merecer algún gozo a la labor
y un viento compañero,
que signe cada paso
y cada hoja de más
del arbusto
que sueña ser un árbol...
como el hombre tendido
que no espera algún fin
sino un principio...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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