DOS PERFILES
Huellas
y roces,
que a veces sueltan sangre,
todas atadas del trajín que nunca acaba,
en estos veteranos
del amor,
que apenas parten llegan,
solo mirar y ya sudan en las manos,
deben secarlas para tomarlo de inquilino,
y vibrar desde adentro para afuera,
que solo es entrar, sernos
humanos,
como al pecho que mande,
o obedezca,
y solo es la prueba empecinada
de intercambiado apego
ardiendo a veces,
con fecha personal y crudo modo...
Pues del presente vamos a ese faro
que emite su elocuente lucesita,
teatrino de obras del pasado,
donde se anuncia material de siempre,
allí tenemos
idas cosas vagas
en guardados paquetitos fríos,
todas con nombre propio y con
tamaño,
como aposentos para hadas perniciosas,
que perdieron su mágico
fermento
y luego de una inocente bendición,
fueron quemados sin pecado conocido
aleteando en la minuta grave,
que avisa como en horno crematorio
de una hora de duelo...
Es el tiempo, vivaz e intemperante
tiene caras y secuencias dolorosas
a veces fugazmente,
torpemente,
repite en nuestro oído sus canciones,
nanas de retocado ritmo insano,
que ya no nos apacigua
sino que fuerza
los pasos del presente,
para encontrar las huellas anteriores,
las
imposibles de andar,
o hallar de nuevo,
que solo son tangibles si lo
hallamos,
a ese otro ya muerto,
que fuímos algún día ya hace
mucho...
antes de que ese dios perverso
-que mora en los relojes y en las ansias -
lo enviara a su eterno pasado de destierro...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
• Copyright ©
Magistrales y nostálgicas tus letras pero eres maravilloso expresando emociones, que lujo leerte aunque estén tristes, un abrazo poeta.
ResponderEliminarUn abrazo redoblado para ti, Loly Pérez...
Eliminar