ZUMO
Dividido
en el zumo de la guerra,
en pequeñas partes,
etapas sin contexto, húmedas
besos regalados,
untados sin valor de sangre
sobre el borde de vasos de Qatar
o
altos de madera, bosquimanos,
para quien quiera beber,
y así se acerque,
a tomar tragos cortos,
tragos largos...
O si le falta un vaso
simplemente,
o una copa para darle uso
y apenas tenga la sed y nada más,
de tu saliva que sin más lo llena,
entonces que la vierta sobre si
que es regalo y solo se recibe,
de bocas irredentas,
cuestionadas,
esa miel pasa fresca,
yo lo sé,
rumbo al seco gaznate que se agobia
por la sed heredera de los siglos,
con la maestría del que no conoce
venga y riegue ese fuego que no quema
mirando con los
ojos en las manos,
y antes de que se marche
entre los huecos,
beba como
lo pueda o bien le toque,
y luego lama las gotas que le queden...
Asi
vengo y me voy,
a tus dominios,
y coloco mi rostro compungido,
que sabe de tristeza
cuando marchas,
con las manos lamidas de tu fuente,
y el fino aire
plagado de tus cosas,
adherido a mi piel, como la bruma...
Hambriento,
pero no lo suficiente,
que si algo sabemos ya tú y yo,
y estos
comensales que visitan
nuestras líneas de fuego,
es que viandas como ésta,
que no abundan
han de llevarse a la boca con la mano,
sumando, dividiendo, triplicando
esos placeres de
fuego,...
que nunca aunque tu lo creas
queman mucho,
más bien todo lo enlluvian de colores
humedeciendo lo que hay y lo pasado,
con la lengua que roe el paladar,
abriendo paso a todo,
eso,
el zumo de tu ardor
que cura todo
aunque niegues el tema
cuando inicio,
esa fruta no tiene desperdicio,
bien yo sé que lo sabes,
y todos los que vienen
con su sed,
a beber sin saber muy bien
por qué...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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