HISTÓRICO
Lenta grafía la del agua tibia
que cae ensimismada por la torre,
la adornan todos los verbos nunca dichos
por habitantes serenos y viriles,
que se perdieron de estos aposentos
sin un adiós que explicara algo o nada,
sobre lo que vendria si se iban,
gotea triste por áridas ventanas
oscureciendo el día con mil ramas,
creciendo en pretenciosas plantas
con nombres importados del latín
que no querré conocer...
El muro ha adquirido potestad
mientras el tiempo pasaba,
todos los años perdidos y los otros
los que soñó regresando a esta casa
y el dolor de su historia corpulenta
en cada muerto ladrillo,
y las risas atrapadas de los niños
que crecieron dolientes y perplejos
esperando luchar en una guerra
que de regreso trajera alguna cosa,
y se fueron con ella,
y todo esto murió cuando supieron
que no tenían a nadie que volviera,
ni sendos huesos frontales,
ni una tibia,
que les dejara tocar un poco el agua
bajando algo templada de la torre,
como en los días en que todos habitaban
este lugar de fianzas sin pagar
con veinte deudas dejadas al olvido,
que desde allá me mira taciturno
mientras yo nada le digo...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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