ESCENA
Ya somos tu y yo como perennes closets
de tapas atascadas y profundos rayones
con cosas refinadas dentro y alegatos
vestidos de pasado y de placer,
por fuera de este altar por vos llamado,
nuestro inmenso y genial concubinato,
hay cosas que nos sobran desde siempre
y recuerdos de mistela y garabatos
que no podrían ni dar mediano ejemplo
de lo que es coincidir en una alcoba,
hay polvo en las esquinas que la escoba
desde ese día primero anda buscando,
hay pensamientos perdidos y encontrados
tomados de las manos esperando,
a que llegues mi amor pues voy soñando
que hoy ya es mañana sin querer,
y esta noche de día he de perder
por que los sueños salen atascados,
preñados de tu vida y mi vejez,
el delicado arnés que prematuro
el espejo recuerda si hablo duro
y templando la frente me despido
de mi sonrisa y mi jovial acento,
hay cosas cuyo nombre no recuerdo
a pesar del esfuerzo y eso es malo,
es casi como un puño endurecido
lanzado secamente con mi mano...
lanzado secamente con mi mano...
Somos armarios cerrados desde dentro,
resabiados atajos de final correcto,
y merecemos perdones y repulsas
por los mismos conceptos transgresores,
pertrechos cargo siempre y sin razones
los disparo al sur, al norte, al frente,
primero con los ojos te suplico
que no te hagas allí, te necesito,
en el mismo momento que mi voz
te está sinceramente hablando amante,
tengo guerras de miedo y el instante,
puede dejarlas ya y a domicilio,
es el contrasentido conocido
como amor crepuscular y dependiente,
fenómeno extendido en occidente
que va llegando ya sin esforzarse
al oriente lejano y misterioso,
cuya gente es harto parecida
y ansía tantas cosas y también
estirarse un poco más los ojos...
No digas te lo dije por favor,
mi paciencia es la misma que la tuya
y hay desganas bastantes acumuladas
di mejor no saltes por ahí,
por qué no usar la puerta como todos
en ves de tirarte sin cuidado
por la ventana que miran los vecinos...
...
O mejor,
di mi amor que quiero oír,
no te vayas querido, está la cena,
y debes corregir lo que de ayer
aun medio empezado se quedó
ponle nombre, juegas con las palabras,
o déjalo en silencio y entendido,
que tu y yo vamos ya comprometidos
y el closet nada tiene de importante,
la cama, corazón, es el lugar,
para llegar a tiempo a negociar
como lo hicimos por juego
tantas tardes...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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