lunes, 22 de septiembre de 2014

HORAS DE DARSE A FONDO / Poesía de José Ignacio Restrepo


CIRUGÍA


Un Aramis más joven que tú misma
desenvaina su hoja y sobre ti, 
hurga con lo que sabe a mano alzada...
deja que haga círculos, caminos, 
la ola al final irá hasta la ensenada, 
y este puerto que es muelle hilvanará, 
realidades y sueños, ya mañana...
Enferma entras dormida a este lugar
reteñido de blanco, blanco hueso,
no sabes si en virtud lo lograrán
y detendrán la runa del infierno,
que ha estado suspendida en tu cabeza,
desde el día fraterno en que naciste
y te tomaron otros de los pies,
para hacer que algo de aire te habitara
y pequeña tu boca, les gritara,
- ya está, ya dejen de joder,
¿no saben que es ganar a una mujer
si no es dándole palmadas en las nalgas? -

Es cáncer, está algo detenido...
no parece crecer ni hacer hijitos,
tu cara parecía de una muerta
y le dijiste, ya...sin conocerlo...
sáquelo de una vez...y se rieron, 
pues no eran tan amigos todavía,
usted es una guerrera, puedo olerlo,
lo va a vencer, de éso estoy seguro...
Y ahora estás dormida y él despierto,
mirándote la testa ya cortada,
imaginando que esto ya es pasado,
que te encuentra en el parque, en el mercado,
que le muestras los niños y le cuentas
que son los frutos bellos más amados
de ese matrimonio que acabó
riñendo como locos y gritando
dos años atrás en un juzgado...
Te mira con amor, el cirujano,
y te dice, que sos una guerrera
que vas a superarlo de su mano,
entrenada para dar mágica vida
si algo más o algo menos la amenaza,
mientras vuelve un poco la cabeza
alli está, quieta y respetuosa
esa muerte cobriza a la que mira,
sentada en la esquina
de tu cama...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 15 de septiembre de 2014

CONFESIONES / Poesía de José Ignacio Restrepo

PIANO


Cómo conmueve
a éste que abatido hoy me somete,
pasar todos los dedos,
las yemas malgastadas,
el velo y el portal de la ancha mano,
por el limpísimo altar de su teclado
y el negro pedernal que le da forma
a su ser musical
cuando está solo.
Piano, 
tu sacratísimo nombre es casi un canto,
siempre quise estrenarte,
ser tu amo,
pero no tuve acaso disciplina
ni uno gemelo cerca, cuánto siento,
me pasé muchas horas en la encina
y alzado de la casa sobre el mango,
dibujé cuanta imagen me lucía
digna de duplicar
hasta que supe,
extraer de mi mente o de mi fuego,
aquellas que se venían en mi mano,
y he sabido tallar en la madera
algo más que mi pena
o la del siempre hermoso crucufijo,
por eso ni en el barro me entregué
y solo en los poemas avisoro
ese gozo imposible de adiestrar,
que brota nuevo, bello y hablador
cada que una emoción hace justicia
a algo que me conduele
o me acaricia,
reta mi sed de sentirla muchas veces
igual que quizá sientan otros seres...
Así dejo que el que llega ante mi escrito
descubra ante si mismo lo que lleva,
el dolor, la angustia o la delicia
que las hizo venir
desde tan lejos
a morar este hoy en mis tres versos...
Piano hermoso,
acaso no haya tiempo
para aprender a volar sobre tus teclas,
con maestría y digna consonancia,
dejando que ilumines lentamente
el color habitante de mis ansias,
pero quise dejarte esta elegía
solo para que sepas como te ama,
ese ser que le escribe diariamente
a la divina escencia
que nos mora,
para entender sin que nadie me lo cuente,
cuánta sed trae el agua que tomamos,
cuánto fuego no quema
al presentir
este fiel sentimiento que llevamos,
hecho de humanas fibras y en escencia
solo tiempo elocuente, solo éso,
 sin saber a fe cierta quién lo dio...
 igual que el que pasea por tus teclas
dejando el sentimiento
allí regado,
ese soplo divino que nos dice sin palabra ni voz, 
la razón y el sentido de este viaje
el porqué justo aquí,
de vivir hoy...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 11 de septiembre de 2014

TE RECUERDO, EXTRANJERA... / Poesía de José Ignacio Restrepo



JUNE


No sabe el que aleja sus pasos, 
lentamente a espaldas del ocaso
qué lo detiene allí,
qué hallazgo por lograr
con poca fuerza lo adentra en el umbral, 
cuando tiene en sus ojos otro objeto, 
cuánto hay de fibras moribundas
en esa calurosa bienvenida,
otra mano que cálida ya avanza, 
sobre él, forastero de mil rutas,
y ese otro que nunca tiene nombre,
el dolor habitante de sus huesos...
Afanes que no son,
pasos de baile,
sensaciones acordes con el frio
que hace tiempo habita sin permiso,
en el alma contigua,
dulce afluente pequeño de ti mismo,
y hoy le juras, te juras, te replicas,
con dulzura sincera
y a los gritos,
 que tu llevas alegres en la carne
los sonidos del viento con su nombre...
Solo sumas un paso y luego otro
sin mirar  el color de lo que falta,
si es de día, o de noche, si hay fatiga
solo sientes afanes habitando
el dolor de mirarla ya sin verla
entonces es verdad,
se ha hecho noche, 
ya no hay tiempo de hacer otro segundo,
y tomarse unos vinos en su nombre
para urgir lentamente al deletreo,
como canto primero,
que al pasado convenza
del regreso,
mientras el tibio presente
hoy se les junte...

  JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 10 de septiembre de 2014

TODA NOCHE HALLA SU MÁGICA ENSENADA / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
 BAJO LA COLCHA
 
 
Y al fin reparo
en esas cien
mal contadas y amadas,
estrellas negras mías,
después de regresar
del detallado viaje de los siglos,
que nunca comencé,
del que ningún puerto detalla
mi salida,
ningún calendario mi franca despedida,
ningún beso mojado
la aparente entrada hasta esta boca,
tardía en su remesa de bondad,
o atildada en su crueldad de irse 
cerrada sin amor por estar sola,
menos una visita algo apurada
a esa letrina maloliente,
ninguna voz
de inaprehendido gesto
acompañando una mano que se mueve,
iniciando un repaso
por las perdidas vocales de mi nombre
con su boca sedienta
y sin cerrar...
Solo el portal,
un recuerdo a solas que merezco,
la divagada acción de encomendar
a dioses que no temo,
el sueño,
y esa no interpelada bendición
que me doy otra vez
a mi, conmigo,
bromuro, sal, carbón, aire salado, 
con mi nombre somero
y mi modo de ser determinado, 
en este cuadrángulo de lujo...
para dar al amor nunca contado, 
ese raso de poético atributo...
e ir a buscar al sueño
en lo que ayer,
he perdido por dar en demasía,
y creo aún sea en sueños
merecer...

  JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 9 de septiembre de 2014

MIENTRAS VIAJA LA TARDE HACIA LA NOCHE / Poesía de José Ignacio Restrepo


ODA A LA AUTORA


Pensionaba ideas cerebradas
por kilo cuando ellas regresaban,
a pedirme una vez más las recibiera,
aunque fuera tan solo unos instantes,
sin hacer mala cara, sin reñir
y gestar para adentro un exabrupto,
o escupir mi saliva en los cristales...
Todo lo repetido que pesaba,
lo que venía de ajenos anticuarios
o volado de ese tórrido herbolario,
que estaba desde hace tiempo pardo y seco,
como las pláticas sanadoras entre dos
y enterradas después por uno solo,
en negros agujeros bautismales
que olvidaban la fe y la religión,
"porque ellos son también mortales,
y pecan por rival necesidad",
ay madre, debes perdonarme,
no he podido ese plano conciliar,
pese a ser el perdón selecto cuarto,
de mi casa interior y mercedaria
y porque prodigo allí sin preguntar
mis dádivas celestes y mi pan...
Hace ya tanto tiempo que no voy
a que me rete una voz tras la rejilla,
no llevo esa cuenta ni otras muchas,
aunque tengo mil cuentas con mi madre
y entre ese tema y un mil otros
solícita y capaz conversación,
cada día que acepto sin dudar
el gusto de comer lo que cocina,
también debo ganármela de nuevo
pues ella pone en duda mi frialdad,
me repite que soy solo bondad
y que allá me espera toda mi familia,
y yo debo nuevamente repetir
que son tantos los hijos que no tengo,
y los amigos que ignoran que lo soy,
que debería formar mi propia iglesia
al estilo de algún predecesor,
que no tenga puertas ni ventanas,
y menos unos muebles tan oscuros,
el que quiera me cuenta,
lo que quiera,
y hacemos la comida para todos,
en un punto que pueden ser cien mil,
adoramos lo que veamos fuera,
agua, cielo, la tierra que es la casa,
miraremos las aves y los niños,
y no haremos promesas,
porque hacerlas es llamar la perdición,
y esta iglesia de todos tiene más,
emoción que razones altaneras...
Ay, 
la risa envolvente de mi madre,
y yo dándole a Dios totales gracias
por tenérmela viva y a la mano,
encontrando en la gracia de mis chistes
la razón de mi diestro pensamiento,
y esa madurez que a veces ven
quienes vienen sin más
a sumar y restar vida a mi aliento...

  JOSÉ IGNACIO RESTREPO

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viernes, 5 de septiembre de 2014

EN MI BÚSQUEDA DE HÉROES... / Poesía de José Ignacio Restrepo

YA NO LLUEVE


En baja voz
su aria lento canta,
acercando su boca sin engaño
al oído de ese escucha enano,
que la mira sin poderse despertar,
luego sube el bies de su camisa
que tiene los colores de la vida,
y en la boca le pone el negro seno
del que brotan
goteras
de su leche,
por la ungida abertura del pezón...
El bebé se recuesta agradecido
mientras ávido chupa su regalo,
ella vuelve y entona su canción
pues ya sabe
que en solo unos minutos,
ese que ya es su campeón,
se volverá a dormir
lleno y saciado...

Miro todo desde el frente,
en la rotonda,
mientras sigo montado en mi caballo,
miro y vuelvo a poner orden a todo,
mientras ella ni mira...
el cobalto del cielo y el calor
parece deshacer todo el paisaje,
y ese acto de amor que a nadie importa
encadena mi voz y me embaraza,
para todo lo que tenía movimiento,
me sostengo en mi silla como un monje
y pongo mis manos en el yugo
 del arzón que es al caballo mi seguro,
mientras vuela alrededor mi pensamiento,
porque mucho me ocupo 
en criticar,
pero hoy yo me lavo mientras miro
este sencillo acto de heroismo,
este acto patente de bondad,
de una madre que da su leche al hijo,
a pesar de la guerra,
si, a pesar,
aunque nada se tenga
en sus troqueles,
y el mañana no avise en pormenor,
si vendrá
a estas sierras ajenas desgastadas,
para darle su canto respirando
y del pecho un tetero de su leche
al que el día de hoy
duerme sin llanto...

  JOSÉ IGNACIO RESTREPO

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martes, 2 de septiembre de 2014

PLATO BLANCO, CUCHILLO Y TENEDOR / Poesía de José Ignacio Restrepo



LA RACIÓN


Provoca coger restos de la mesa
y compartir con otros que los coman,
no los pájaros,
no los niños pasajeros
o los pobres más pobres que uno mismo
que atarean hambres desde antier
dando cantos de fe renacentista
a sus vivos calambres
en el vientre...
Provoca dejar sobras en el plato
cuando se ganan pesos y es temprano
y que otros las bendigan solo al verlas,
sumando en el cielo
avemarías,
por las ansias calmadas solo un día
con las pocas migajas que en un plato
huevo y papa convirtieron en tesoro,
dejando como recuerdo de ese dia
un pedazo de tierno bacalao...
Los días afamados de sentir
que me rompieron fuentes
nuevamente,
los paso haciendo sueños y remilgos
en los pasillos de tiendas sarpullidas
mirando con deseo el porvenir
que debiera vivir lleno y feliz
en el mejor de esos supermercados,
que parecen iglesias,
por lo llenas,
y hoteles de otra tierra
por lo bellos...
Entonces,
soy un dueño simplemente,
compro qué comer y qué dejar,
para esos que como yo están sin hogar,
negociando del tiempo
los segundos
y cuadrando las horas
por si pierden,
hace rato eran dueños de los fundos
comedores de migajas y de sobras
que tomaban prestadas
de las mesas,
para seguir viviendo
sumando a cada cena nuevas obras...

  JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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