martes, 29 de septiembre de 2015

QUE SU LUTO ES POR LA VIDA... / Poesía de José Ignacio Restrepo



SEGUNDA HOMILÍA


A qué hora empieza el día
en esta acera vacía,
cuando llegan las palomas a mirar lo que dejó
el señor que miga el pan en la misa de las siete
y que no puede escuchar cuando tocan las campanas
sus cien llamadas a misa
pues es sordo hace diez años...
Allí comienza a nacer el vaivén de la jornada
y la acera es la herramienta para llegar a contar
cuántas cosas pudo dar y a cuántas ayer negó
el dueño de ese bastón o la socia de su chal
que deja allí en una banca el pecado del orgullo
que la abate normalmente como si fuera un ayuno...
Tanto uno como el otro tienen su cuenta de ahorros
como muescas el asfalto por el paso de los autos
y aún piensan sin llegar con el corazón chiquito
cuántas más les deja hoy su destino vergonzoso
pues todo lo que hace daño es golosina a los ojos...
Miran el vaso dorado y elevan el llanto al cielo
y bendicen al remero de este barco y este mar
que toma sin sed alguna ese dulce por dos sorbos
que bendijo con las manos dada su amplia misión 
que no es más que profesión de saberse con permiso,
elevaciones prudentes de esmerado compromiso
que en los huesos de sus manos es como sangre en la frente,
cada palabra es concreta, cada silencio una raya
donde se tiempla la fe como dorado misterio,
que ahora todo lo explica, y más allá solo pregunta
quién de aquellos que llegaron atados de pies y manos,
no celebran hoy por Dios el haberse liberado...
Por la sola exposición ante la sangre de Cristo
que moja todo rincón de este preciado recinto...

Al salir se oyen campanas en la mente dadivosa
retumban en sus oídos que hace tiempo bien no escuchan
y cada uno de ellos hacen un digno resumen
mientras miran esos signos que el suelo están escritos...
Temen no bien llegar a sus casas como siempre
volver sin culpa a pecar, cometer las mismas faltas
que más temprano confiaron al oído de su cura,
¿qué tiene este mundo cruel que los obliga a penar
cuando saben ya el secreto de sin esfuerzo hacer bien?
¿Porqué olvidan que no es esta tierra el domicilio
y que solo por sumar podrán allá regresar
si son puntos elocuentes además de suficientes
y no azadas al vacío?

Contando con su bastón va la anciana concienzuda,
le falta sumar un poco para restar de su deuda,
que no vea la mano izquierda a quien da de caridad,
ya está bien de contemplar esos defectos humanos
que son simplemente eso, como callos en las manos,
las suyas siempre se aferran al nudo de su bastón 
que como pena olvidada evita que caiga al suelo,
para los otros un palo para ella su cuaderno
donde escribe sin faltar cuánto pagó de su duelo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 28 de septiembre de 2015

CARIÁTIDE QUE CUIDA Y DA LA VIDA / Poesía de José Ignacio Restrepo



BIEN POR MAL


Cultos hay que se acaban como foco quemado,
como semen lastrado sobre ocre baldosa
color cuero sin piel, porosamente fiel 
y entre gozos y lazos en desorden siempre
que hacen votos por caminar poco y de lado,
esos cultos sin dios piden rezos que no sean gastados
como esos que no de las cariátides
que cuidaban el lejos para ver llegar el cerca,
y buscaban sermones acabados cuando vientos pasaban
aunque fueran de esos que la guerra
mandó a levantar entre olas falsas,
puros mares postizos y sin mapa
que no tienen azul o gris o blanco 
sobre ellos y sus mágicos rizos,
solo negro nadando cual venganza...
Empedrado el infierno en buenas causas,
de tanto hecho pasado que llegó
al presente formado por arenas
en pegajosos islotes y desiertos
cuyos nombres rayados muestran como
nombrar solos deseos que van juntos,
inmensos líos finos entre cuerpos puestos
en par muy bien atados 
por magia limpia y sin mal desde los sexos,
diremos que convergen en el frío
para llegar bien asidos al verano,
y entre las traviesas manos el olor
transido de todo lo que calma,
menos las causas que mienten y el rencor
que a solas dicen tener
por quien les falta...

Y entonces llega la voz aseverando
que esos dos que riñen ahora mismo
mirando el pecho que hieren,
solo un segundo después dirá que callen
poniendo orden cual cura de La Salle,
mientras un ángel sin rostro ni sentido
al mismo tiempo que silencio hacen
les da conspicuo empujón,
sin ton ni son,
poniendo al uno torpe sobre el otro,
como si fueran dos niños...
y entonces se oye el himno primigenio,
que pone sal en los cuerpos si el sudor
exalta en la mirada ese deseo
que como rezo sin dios busca salida,
se cae el frío que vivía ayer
haciendo charcos sobre el largo piso
y en el abrazo gozoso muere el ay
que pronunciaban sus bocas dolorosas,
pensando que era el dolor su cruel destino...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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jueves, 24 de septiembre de 2015

SE VALE BEBER A SOLAS Y ESCRIBIR... / Poesía de José Ignacio Restrepo



CON TRES RONES O CUATRO



Y lavarnos la cara
con las manos abiertas y el coraje
de sabernos perdidos y encontrados
larvados y sin culpa renacidos
después hechos de alas, enlutados
dentro de ese fatal mariposario
que no prueba que antes fuimos cielo...
Si, cielo,
o por lo menos nubes anchas
donde late la vida entre la muerte,
puros granos de grises y de blancos,
granizo que no sabe qué cosa es,
cada uno pendiente del que sigue
como liso brocado
que está unido a la espera de la suerte
de caer o fundirse,
de volar entre aguas destiladas
como manos lavadas,
cuando ayer dije yo era mañana,
con las manos cortadas y perdidas
donde ensayan las guerras descaradas,
dilatadas y ansiosas las palabras
sobre el blanco de la nieve golondrinas,
que dice ser la página
y es sol la pared de la cocina...
Y las larvas que tienen alas nuevas
por bien perseverar en esta lucha
expuestas en un largo tendedero
mirando como avanzan las hormigas
en la tierra sin suelo...
Mirarme como muerte breve,
relampagueante, atormentada, nívea,
en los vidrios del fondo de los ojos
que se visten de mimbre atragantado
siempre ido del todo por la parte,
de si mismo fatal y no hermanado,
de si desalojado
mientras mira a un lado y luego al otro
 el suave rastrojo ya amarillo
cortado para que alguien coma,
las vacas que murieron a la espera
de un pintor que venía desde lejos
para hacer inmortal este escenario
a las dos de la tarde en pleno abril...
Y pasarme el trapo humedecido
contando mientras las cosas por hacer,
no se venga el olvido
-ese fantoche-
y me entibie el oído y se me vaya
lo primero en pos de lo segundo,
lo urgente sin tener lo necesario,
como tantas veces le ocurrió
al que antes de este que respira
decía que era yo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©



lunes, 21 de septiembre de 2015

TACTOS TRISTES.../ Poesía de José Ignacio Restrepo




CALENDARIO


De esos días silenciosos,
como hoy, si,
como hoy,
conventuales, introitos,
hechos de ajenas cuitas y caros recuerdos,
de palabras resbalosas y viajes a cualquier parte
en donde no existe puente seguro
porque no sabes para dónde vas...
Interpelado por simientes nuevas
de preguntas hechas desde siempre
decido sin hacerlo hacer silencio
y pegarlo en todo mi extramuro de piel
esperando mude la fecha o la pregunta
pero sin esperanza,
sabes,
he envuelto en hoja de palma dignidades
que ahora no valen ni pintadas
mientras cocino fiambres renovados,
para cantos osados
orando por llegar a algún lugar
sin mudar a la fuerza de prestigio,
y locuazmente hago mi trabajo
de servir de lacayo a musa antigua
que no me da la cara
sin embargo...
En estos días,
circunloquios entre arena de desiertos,
pintando cardos de infinita soledad
con sus púas pacientes,
si señor,
por que es hoy mañana, o más allá
la misma desventura en la ventana
huyendo de preguntas medio hechas,
y las manos juntando diez tragedias
para ir a pintar...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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sábado, 19 de septiembre de 2015

OTRO VERSO DE AMOR.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


ODA DEL PEREGRINO


Me descubro desatado
de mis rieles gastados por la vida,
en este día de atroces confusiones
en que hablamos de todo con dolor
y queda mal ser tan positivos,
cuando llegan los temas de revista
y el alcohol es un bien tan necesario
como el pan en la mesa
y el olvido...
Atareado en el pasar del aire,
en la marca de alumna y profesor
sobre el cansado piano,
y ese baile entre lánguido y cercano
de ese pingue gorrión en la ventana,
que ayer nada más comió en mi mano
y hoy se hace el rogado...
Me descubro sin ella
casi nuevo,
con mis manos varadas y remisas
recordando el vaivén de los ayeres
y este tórrido hoy donde no está,
cultor de la aventura de quererla
a pesar de pesares
míos, de ella,
tengo alas que esperan a que llame
y mapas que despliegan cualquier ruta,
y cero equipajes en el pecho
 e intacta la piel,
descubierto en el celo de acordarme
ofrezco lo que tengo para ir
a sitiarla sin miedo con mi sed
hoy, ya mismo, esta tarde,
en que he descubierto una vez más
que es mi norte, mi sur,
mi lanza de combate,
mi estandarte...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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martes, 15 de septiembre de 2015

CUANDO ALGO SE PIERDE.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


REPESCA


Y en la suerte 
de guardar cada emoción
en la sucia bodega detenida
que a un lado y a otro vidrios tiene
pero no se ve nada,
convertido en un árbol de mil ramas
ardo en ganas de mucho más crecer
hasta entrar a la casa y llenar todo
borrando mis recuerdos resurgidos
que detenidos miran
sin hablar
al que soy y al que fui
sin diferencia...
lajas puestas que falsamente brillan
- pues no hay agua, ni llueve y nadie llora -
Antes de hoy 
era arte la actuación
y decente era mentir en la acrobacia,
un segundo después cae el telón
y la gente del circo ya se marcha,
detenido el trapecio malherido
simplemente se mueve con el viento
pero cierto es que viaja a la bodega,
a dormir con todo lo demás,
con las sogas, los puentes, los afectos,
la tensión de los lunes y los viernes,
el tarot incompleto,
mis anillos,
la colección gastada de lociones,
los mensajes grabados del teléfono,
y las fotos de ella ya roídas
por las idas y después por las venidas,
y yo tengo de nuevo las ventanas
para ver qué sucede en fin de marzo...
pero duele quedarme
sin recuerdos
y voy a la bodega para ver...
mas ya es tarde, el tiempo es pura llama,
evidencias de fuego que no cesa,
unas fotos quemadas en las puntas,
y el remanso ya seco de mi rostro
donde antes las cosas descansaban
y de lado un poco lo que fui...
La bodega vacía dice bien
que todos los recuerdos se marcharon,
o andan escondidos
como niños,
para darme otro día la sorpresa...
con afán vuelvo ya sobre la mesa
para comer por fin el desayuno
y reclamar mi vida cotidiana,
un poco de trabajo, algo de amor,
poesía tendida por el suelo
esperando que vaya
por mi anzuelo...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 9 de septiembre de 2015

LAS MANOS DESTILADAS EN TU PIEL / Poesía de José Ignacio Restrepo



TRASIEGO


Y al final del día
me pongo de pie y hago diez cambios...
cierro la ventana que está abierta,
cambio el lugar de estancia de la cama
para que yo acostado siempre vea
las hortensias del patio,
los muros encalados hace tiempo
que hoy desgajan a mi gusto la pintura
para decirme callados cuanto afecto
tienen por mis ateridos cuidados
aunque hoy
una vez más
sean silencios hablados del ayer,
sonidos cabizbajos y tunantes,
de extravíos saldados,
estandartes...

Tomo un trapo casual que dejo alguien
y lo mojo del agua acantonada
que la lluvia dejó en una matera
para ir por el polvo desatento
que tiene nuestros nombres pignorados
como teclas de viento rimbombante
sobre ese piano viejo
que no sirve,
y lo paso sencillo con cuidado
como me has inculcado tantas veces...
hago cambios,
levito sin cesar en tus recuerdos
que yo no propicie, pero viví
como ave en tu cielo,
y me doy cuenta que todo lo que tengo,
la mesa donde escribo,
ese librero,
los bártulos que están en la cocina,
la cama, el afiche del tranvía,
el ciento por ciento de este cuarto
que predica amor por donde mire,
el pasillo que afea lo divino
por las feas baldosas ya quebradas
y las pareces mudas sin un cuadro
y la puerta
de aldaba...
todo,
que es la mancuerna de lo nuestro
dice de vos y yo los padrenuestros
que jamás delicadamente oramos,
y entonces estos cambios los defino
como cosas que pasan,
el deseo de ver a las hortensias
con sus pájaros
nobles visitantes,
y olisquear otra vega de la casa
para ver si se mudan los recuerdos
de este lado de acá...
y visito un solo instante nuestro
que sentó nuestras sombras con tenaza,
o rayó el pedernal de un plato nono...
o perdió su pudor trascendental
en un sitio
olvidado
de la casa...
 y muevo dos centímetros al sur
el espejo que vio siempre lo nuestro
sin decir para afuera lo de adentro....


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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