A ESA VISITA
Incluso la seducción vespertina
que emerge de mis letras,
casadas con mis propósitos como hadas,
tiene en la cansina tarde
ese aliento a brújulas pesadas,
a mares que se salen de los mapas,
a cuajadas trampas,
de inconmovible tránsito demiurgo
en mi propia jaula abierta hace decenios...
Incluso mis tareas más precisas,
carecen de ese síntoma inefable,
la caricia vedada por constante
de esa furiosa prisa de la maga...
Ah, ella huyó en una fecha ya olvidada,
con mi legión de nenúfares en vuelo,
y eso hace que yo pesadamente
ante la negra noche que se acerca,
dirima sin pecado mi bostezo...
Y avalé las arenas ya mojadas,
con sus letras pintadas y cobardes
tras la función sin público y muy larga,
y los extendidos orines de elefantes,
metáforas con alas por orejas
y trompas donde duermen alcabalas,
que con hambre de vida en esta carpa,
como los lentos decires que no se oyen
por cansancio se hacen los dormidos...
a la sombra de la luna que los sigue,
a dónde vayan, por benditos o por ruines...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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