EN SU CUERPO
Y EL MÍO
Sangre que de la herida brota y cierra,
tienes el mapa aún de mis dolores,
en cada coágulo que tarda en resolver,
esa pequeña gesta del bromuro,
o de la daga audaz que dejó migas,
igual que lo hace el pan en la letrina
si entramos allí comiendo o devorando
lo que queda de lo uno o de lo otro,
de la oscura necedad, o el turbio agravio
que danza en esa sorda atemporal,
masa presente de yugos y esperanza...
En cada brillo muerto,
en cada lanza,
que traza en tibia arrogancia su vector ,
diciéndote, por vos es que descubro,
lo que tus ojos no ven inapetentes,
en el solaz inmáculo y desierto
que entre disparos mora entre tu mente,
también luchó Tchaikovski por morar,
entre faros inciertos y alta bruma,
las voces de mi padre alicorado
dejaron su enseñanza cual cordel,
yo lo halo y el comienza siempre a arder
sin soltarse nunca de mi mano...
Por algún baile perdido
en pies de hierro,
bailado en casa seria o en burdel,
traigo sacos enteros de recuerdos,
que hacen que vuelva el rostro
pues yo sé,
que hay miles que se hartan del pasado,
y en los días que viven sed padecen,
son los que buscan agua en pozos secos,
llevándola por dentro sin saber...
yo tomo en mi portal sin invitados
leche de mi propio manantial,
y en algún fuego escapado de alto aroma
seco todo el azar desubicado,
miro nacer los astros nuevamente
y veo que lento el tiempo se me escapa,
modulo sin idioma otra vez
esa hermosa oración que no recuerdo
y tarde recupero para ella
aquella danza suave e imperfecta
que en su cuerpo y el mío ya son llaga,
serena, y transparente, dócil,
como la quema del tiempo
en esa noria que a diario vino escuece...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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