lunes, 12 de diciembre de 2016

AQUELLA GRACIA INVERSA / Poesía de José Ignacio Restrepo



LIVIANDAD



Tenue estandarte,
viento licuado con recuerdos de trasfondo
que toma por escenario vil al hoy
con sus segundos contados,
con sus minutos cafres y estatutos
para nada cambiar
y dejar mañana como hoy
vendiendo las entradas al teatro,
forma de pagoda inversa
sin ventanas y forjado en angustias,
unas menguadas por su gracia inversa,
otras lanzadas al aire
con monedas,
exaltadas y torpes,
con la misma figura en ambas caras.

Levántese a birlar la realidad
en ausencia de razones suficientes,
y sean sendos pies los proponentes
del hacer y el quehacer
en otro mapa,
y ante espejos quebrados sea el rostro
quien de señas confiables del poder
sobre el inquino azar
que nos subvierte
ábranse las ventanas monacales
para risas cerradas
desde siempre...

Y que sea diciembre...
estos días en que nacen prontitudes
que avasallan siniestras realidades
para que brille y no más
este minuto.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 9 de noviembre de 2016

DUELE SABER.../ Poesía de José Ignacio Restrepo

UPS !


De qué tamaño es el inocuo porvenir 
que desde el miedo infantil mira hacia acá, 
mostrándonos sus dientes de ladrillo 
y el ultimo alfeizar donde se acuesta 
el vil deseo de llegar allá...
de qué tamaño este juego de escondrijo 
donde se alaban sin fin los malestares 
como diarios afanes de lograr 
otros mil cotidianos avatares, 
pero no los de hoy, 
no éstos que tenemos, 
como seguros cerrados tras la puerta, 
que hoy en la noche sin más nos abrirá, 
ese silencio nuestro tan perfecto
para darle al día colofón...
De qué color son los ojos alocados 
de ese sin igual comendador, 
que nos dirá despacio y sin asombro, 
lloré usted sobre el hombro si desea...
y en la hazaña sin ciegos ni testigos, 
verás cómo te quedas sin presente, 
por gritarle al futuro malnacido, 
en el llano zaguán de tu intemperie, 
a donde libremente has llegado apenas hoy
cosiendo cada corta decisión
en la larga cadena que ahora tienes
de la que eres un sólido eslabón, 
al pasado ya atado 
mientras gritas maldito porvenir, 
que te escupe llorando como tú
gritándote en voz baja solapado...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright 
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jueves, 3 de noviembre de 2016

MEMBRESÍA DE ALCURNIAS Y SILENCIO / Poesía de José Ignacio Restrepo



LABOR


Asomado a la brújula dañada
para ver ese norte en que no creo
y luego, sin embargo continuar,
por mis muros tumbados,
 atándome serpientes milenarias
a los tobillos quebrados de cansancio,
mientras hablando bajo el hambre talo
ese bosque de lápices que llevo,
de regreso a mi cuarto cuaternario
donde rumba el maldito ordenador,
dañado en su interior...

Escritor...
Del camino y la luz un olvidado,
soldado de infelices solitudes
donde se arma la música al trasluz
de imaginarios goces alocados
y pálidas remenguas que no acaban,
olas que abrazan ojos infecundos
que para adentro miran las estrellas,
mientras mares se tornan en desiertos
en oestes, y orientes que se alejan
y sures alabados y difusos
por saberse de pies sin nombre alguno
transitados de más nunca de menos,
y amados de las letras nazarenas,
que carentes van de razas demandantes
mientras se alza de nuevo el humanismo
impertérrito y manso como niño mirando
al bello abuelo...

Letra amada, amada claraboya,
desde donde otear puedo sin fin,
cada cosa que acaso yo no veo,
pero sé bien que existe
como si fuera bola de cristal,
andanada vibrante hecha de nieve,
beso en cansada frente...
Letra amada, eco de los dioses,
mis bienes diariamente multiplicas,
mi dote pones al servicio ajeno,
heredades que hacen compañía
de la tierra
hasta el cielo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 26 de octubre de 2016

DEL TRAZO FINO / Poesía de José Ignacio Restrepo


SIN UN VIENTO AMIGO



A esta hora mis ojos
arden y tienen ganas de llorar
pues resienten del viaje
sobre tanto sentido entre palabras,
y mi frente lastrada en tanto vicio
se arruga de buscar vivas erratas,
mientras descansa en la mano lo que queda
de este deseo de seguir el viaje...
Por los encuentros que veo en lo recuerdos
y esos lugares ya viejos y distintos
envío el ron por mi garganta abajo,
con fe precisa de que a una hora más
no me acorrale con dolores conocidos...

Quién soy ahora, 
qué llevo en mi equipaje
que cabe en un morral de cuatro kilos,
un camaleón de inseguro camuflaje
harto de festejar triunfos indignos,
que tiene sueños enhiestos y sinceros
mirando desde el alma 
igual que un niño,
dime papá
cómo se gasta el tiempo,
se podría comprar con alegrías
la parte que perdemos sin cesar
en el empuje fatal de cada día...
porqué no recibimos del final
una noticia cierta, un eslabón
que permita juntar esta cadena
oxidada como ácida condena,
que sabemos cada vez más corta,
pero también cada minuto 
más pesada...

De la turbia retina se devuelven
brigadas de insurgentes alegatos,
quieren de nuevo 
vencer en franca lid
sin pedir siquiera otro permiso,
al emergido espíritu inquebrantable
que les dice que acaben prontamente,
que no joroben ya, que no hay licor
y es preciso saltar por auxilio
frente a todos los otros,
los antes ayudados,
los que también perdieron su virtud,
tanta angustia viene a quebrarme la cadera,
y este crédito no alcanza 
alguien ataje,
mano a la frente, sobada de cabellos,
con los ojos cerrados preguntar,
qué habré hecho yo mal...
acaso todo...

Impávido y mezquino y también santo
el eco que dormita entre la escala
restándole al silencio las palabras
devuelve algo de viento, nada más, 
ellas certeras, sinceras, necesarias,
aún sin ser llamadasjusticieras
otorgan el sentido ante el instante
y crucifican los restos derrotados...
como en aquellos años tan lejanos
cuando atar bien no podía los zapatos,
ni leer con paciencia y propiedad,
esos años de esfuerzo por llegar
a la casa al galope,
para llorar sin fe
con mi mamá...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 19 de octubre de 2016

LEÍDO POR AHÍ... / Poesía de José Ignacio Restrepo



QUÉ VAINA


Mientras escucho 
en la radio sobre el tema,
tomo mi pan, lo froto en la manteca
y entre las listas de buenos alimentos
saco los peces, el suchi, los mariscos,
para mi gusto saludable
han muerto todos...
Ya de antes al paladar llegaban fritos, 
calados, hervidos medios, casi vivos,
pero me informan que tienen en la carne
mercurio blanco venido por los ríos
donde colonos mandados por un rico
vierten el plomo para hallar el oro
pensando sin pensar 
solo buscando
con que alimentarse e ir tirando...
Estas son horas de siglos anteriores,
horas de riesgo en la quietud constante,
y amagos de la muerte en movimiento
que va abrasando el talle de cualquiera
que no lo tenga claro todavía,
en la respuesta digo que es cambiante,
o acaso en la cuestión del día...

Pan con manteca
nadando en nuestras bocas,
y agua hervida, te lo dejo claro,
en los manjares que cobran triplicado
vienen linfomas de cerdo, res, gallina,
en la vitualla ofrecida en las esquinas
nada es real todo es falsa proteína,
y en lo que piensas que es buen alimento
han puesto cosas que hábito te crean,
vicio a volver, y consumir sin hambre...
pobre del buey, ya es lánguida la vaca,
matan al toro gritando en la baranda,
y es triste el desayuno una vez más
al comprobar qué clase de animal
es este erguido que dicen que aún piensa,
y pone sal para todo y sin medida,
lo postulado ya como dañino,
mientras conserva pañuelo en la derecha
para limpiar los bordes de la boca...
Vaya a saber quien pasa a esta hora
y nos sorprende sin más desarreglados,
tome la foto que muestre el rotativo
y acabe con la última paciencia
que duerma intacta esperando el mal momento,
cuando averigües lo mal que te alimentas,
pero lo bueno que sabía al paladar...
los gastos médicos por mal obrar...
y la inconsciencia, señor,
no me reprimas
esa ramera que reparte el mal de ojo,
va medio viva, eso, medio muerta,
bien maquillada
y saltando en feas quimbas...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 6 de octubre de 2016

POR CAUSA DE LA LUZ / Poesía de José Ignacio Restrepo


QUIÉN ES


Se tomó de un trago lo que había,
virilidad, la soledad de noches,
incontables miradas al espejo
con la pregunta floja
qué hago aquí...
se paladeo en silencio sus palabras
prometiéndose hace años esa cosa,
llamada sin más felicidad,
una dramática suma de cabriolas
en una cinta sin fin
de donde puede ver las claraboyas
que le muestran el cielo,
mientras miran la tierra que se mueve...

Se tomó de un solo trago
sus constancias
convertidas en dudas,
y trasbocó después sus exigencias,
que bailan ante sus ojos nuevamente
con sus rojos gorros frigios
bien torcidos
y los torsos peludos a la vista,
mostrando sus enaguas rotas
levantadas al viento...
paladeó su insurgencia libertaria,
vestida sin antifaz y adolescente,
y lo pasó todo en un momento
con un largo trago 
de aguardiente...

Pagó la cuenta y se fue...
nadie nunca lo ha visto nuevamente,
nadie antes lo vio
alguna vez...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 29 de septiembre de 2016

VIENE DE AGUERO EL MAL BAJO LA PIEL / Poesía de José Ignacio Restrepo


LUNARES


Dada la fea costumbre
de absorber por igual golpes y luces
que han causado en mi cuerpo
lunares de emoción
que tapan su registro unos con otros
y colocan después el celofán
para pactar sin mi sus armisticios,
me he descubierto a solas recontándolos,
de noche,
aunque parezca torpe...
su volumen permite detectarlos 
sin luminaria alguna,
los de mayor relieve al parecer 
se unen
con mis peores días y una cinta
de un gris tan solapado como el cielo,
que sabe que caerán sucias tormentas
y tiñe sin embargo entre mohínes
la hierba, los vulgares adoquines,
con un sol lapidario
hecho de brea...

Los más planos
poseen contigüidades inconclusas,
formas raros dibujos,
constelaciones sin zodiaco ni dios,
pero salen al papel cuando se calcan
y pueden sus mensajes deletrearse,
oponiendolos sin más contra el espejo...
Hablan de satinadas ilusiones
que el cuerpo puede llevar de pasajeras,
que abreva en verano
y arropa como padre en el invierno.
Tajante es su discurso medieval
que prohíbe esos sueños,
y repite en dejadas ablaciones
que no debe llevarse algún deseo
pintado sin un nombre de mujer
en las anchas espaldas,
hechas para el destierro y el trabajo
en un confín lejano
al que se llega no en modo casual
sino, como se dice vulgarmente,
perdiendo mano a mano...

Quemarlos,
esos hacen quienes pueden
y gozan del pudor avejentado
de limpiarse de culpas contraídas
por la vana ilusión nacida un día,
de allanar todo cuerpo como propio
y luego a las luces del recuerdo,
sin bastión protector
sacrificarlo,
desprendiendole el moho...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 26 de septiembre de 2016

LAS MONEDAS DEL PAGO / Poesía de José Ignacio Restrepo



FISGÓN


Y...
tiene miedo el fisgón ya maloliente
de mearse los zapatos mientras puja,
para librarse del líquido amarillo
que vierte medianamente en la letrina,
mira atrás en la imagen del espejo 
pues teme ser halado por la espalda,
y aunque no hay nadie allí mira la puerta
que cree que va a abrir,
esa persona muerta por sus balas,
que siempre son palabras entredichas,
interjecciones ávidas y oscuras,
señalamientos paridos entre dudas,
las del otro que manca, en sal golpea,
que tumba con su macana cualquier noche
al que huye de él o se lanza sin miedo de su coche,
porque se sabe preso y no distingue
a dónde ahora lo llevan,
si sus días aún duran
o se extinguen...

Se mea los zapatos sin cuidado
y al acabar esconde su inmundicia,
más de cinco minutos en un sitio
le atormentan la piel y los pecados...
los angustiados rostros ataviados 
de la mísera angustia,
tienen la rúbrica tímida, infeliz,
de su índice preñado de calumnias
que sin culpa completa señaló
algo hecho y en bien justificado,
que no estaba previsto en plan maestro
del que manda, y mal manda,
en estos días,
hace años de ésto...
Soplón que cobras caro por cantar
esas octavas cortas contra otros,
sal rápido del baño comunal
que te recuerda tu propia fetidez
y esa mierda que llevas tan adentro...
que no podría cuajar en forma alguna
para hacerte levantar
un monumento...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 19 de septiembre de 2016

A ESTAS HORAS IDAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


REZO FIEL


Pon viento con sal a mis palabras 
cuando de dolor se trate su mensaje...
Que brote de ese ayer de escaparate 
donde se veía el orden de mamá
todo aquello que venga bien decir
y que pueda nutrir
almas de closet...
Y que el recuerdo guiñe 
cómo hacerlo, 
cómo dar, 
cómo llorar al otro. 
Que se le seque el agua 
al que hace daño, 
que su fuente se muera 
en medio de sus hábitos de gloria, 
que solo a él bendicen...
Que el fuego arrase el resto 
y nada de lo que es habite hoy
algún lagar sentido
de nuestra intacta memoria...

Que no sufran con él
los que no tienen conciencia de su mal,
y si hay sangre en eso que los junta,
que sea del mugir no del matar,
que arda fuerte y rápido
ese trastorno que trajo su existencia
y esa extraña maldad que a todo hiere,
tome su curso en el agua,
sin esfuerzo,
y caiga después como rutina,
esa agua que limpia muros y aire
y le da vida al musgo denostado
que atareado se adhiere a cada instante
a las sucias letrinas...

Que vengan nuevos males,
pingües, tibios,
que podamos matar en corso adviento
por saber ese cómo y ese cuando
que ha dejado el viento
exasperado,
por matar a bandazos y sin tregua,
ese mal que murió vuelto pedazos,
sin saber qué pasaba,
cómo dable le era terminar
faltando tanto mal
por dejarle a la piel cosido bien
fuego, enagua,
que al viento leva ancla,
igual que una palabra encadenada
que se fuga de si...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 15 de septiembre de 2016

ENTRE PAUSA Y PAUSA.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


NI SIQUIERA




Sopla bien de una vez,
que no sea un amago
o un impulso febril
por al fin dejar ir
aquello que de lastre te ha servido
y hoy solo es polvo fino...
El nombre que en tu voz a una mujer
dice hola y adiós,
nunca dejes inane y repetido
en eso que llamamos paladar,
techo en gran capital
de todo lo que tienes y te alienta,
no moderes la fuerza que te lleva
a enredarte noche a noche
y sin pensar
en su negra y luenga cabellera,
ese amado lugar...
No ponderes tus gracias
ni restes importancia a esos altares
que habéis construido en compañía
cada noche de un día...
No es polvo
esa sagrada sacristía.
ni está vacío el lecho que os funde...
Más bien tiene de cada cosa hecha
una lumbre lozana, singular,
y ella ha de cuidar
las majestades propias del querer
empezando,
perdona,
te repito,
lo que anida en la piel...
que sí, tarde se gasta y ya no alienta
pero deben llegar juntos allá,
y no verán arruga ni cansancio
en éso que más luego y sin sentir
en polvo de seguro volverá
todo lo que tuvieron,
riquezas por belleza,
fuerza y lujo...

todo polvo será
ni siquiera un aliento
o un mendrugo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 14 de septiembre de 2016

CON LAS BOTAS PUESTAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



LABOR DE SANGRE


Gracias heridas...
Al teorema de luces interpuestas
por deseos que se alzan,
nuevamente,
ante las ruinas mórbidas e ilusas
que estos días de dios
desencadenan,
muchos oponen nobles resistencias
y otros vuelven el rostro
mientras inician suaves circunloquios
o vociferan grasos improperios,
no saben para quién o contra quién...
de ese lujo señor
es el meollo.

Y yo que he sido a veces de los unos
y otras sin saberlo de los otros,
propendo hoy al alba,
en medio de esta ruta matutina,
ponderar entre puentes que aún unen
esos sitios medianos,
guardar aquellos viejos arcabuces
y las balas contadas,
y dedicar arengas y disertos
para hacer referendos
sobre las cosas importantes de verdad,
poder hoy respirar,
poder mirar los ojos de alguien próximo,
atar un sentimiento y darle vida
en el pecho latente,
soñar un sueño posible de lograr
y hacerlo con ese antiguo fundamento
de creer después de descreer,
y amar nuevamente.

Entonces simplemente
decir en un poema que alce vuelo
el testamento ingrávido del hombre
que avanza con ayuda de su voz,
que nadie puede oír
pero se siente
como el agua que bella se despeña
aunque no pueda verse la cascada,
o el eco de ese grito descarnado
del que ha quedado afuera de la cárcel
donde moría su propia libertad,
o el olor del jazmín tarde en la noche
anunciando la vida y la verdad
aunque no pueda verse
siembra alguna,
y solo sea el verde en la esperanza
lo que diga que está...

En la mitad del grito o el silencio,
entre otra repulsa
o la llamada a injusto contubernio,
suele ser lo indicado tomar aire
para después elegir qué paso dar...
os juro que ese pálido minuto
que pueda desde ya perderse todo,
bien ganado será
y
tal vez caiga el eco de la guerra,
que unas veces
realmente no pasó
y otras ya hace tiempo
ha terminado.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 12 de septiembre de 2016

Y PEGAR LOS EXTREMOS DEL LISTÓN / Poesía de José Ignacio Restrepo



A RENGLÓN SEGUIDO


Vacío el vaso,
en el hervor calmado, redimido,
de lo que queda justo por hacer,
sombras chinescas,
el juego de las manos,
y claro está de la mente que se canta
por ser el puente, el credo, la palabra,
el niño moro que avisa de las guerras
y se entretiene cantando las arengas,
y las lisonjas, las odas a la luna,
porque aprendió a leer,
a componer 
sus versos delicados
en las líneas de ignotas partituras,
allí el quehacer le espera con ternura
sin un rencor,
sin los tajos precisos y sapientes
que deja entre el pecho que respira
ese pesar sin tasa, auto infligido,
por no llegar unas noches a la casa,
por elegir entre pieles aún sin nombre,
la fe para dormir y despertar,
el lugar de la siembra y de la poda,
la era del reproche juvenil
en la testa canosa...

¿Qué queda...
del gasto de los días
y las noches?
Qué va a quedar viajero...
El polvo en la extrañada celosía
que dejaba pasar la vista rancia
de la otrora sonora poesía
para que se posara entre las cosas
que veía allá afuera...
la mano que detesta estar nerviosa
y sin nada que hacer,
ve como la turba se apodera
- las arrugas creídas y sinceras -
sin que mane el decir diestro y certero 
de un justo pensamiento epistolario,
con la propia reseña adolorida
del paso por el mundo y por la vida,
su marca sobre mapa
en la siempre bienamada
travesía...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 17 de mayo de 2016

LOS DÍAS MUERTOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



VOLVER


Si el valor del aliento
confiscado en el alto paladar
por el gracioso respiro
y el vanidoso apremio por llegar
a algún pingue momento cotidiano,
no se atreve, holgazán,
deslizarse del cuello hasta el afuera
y luego tararear un tango viejo
mientras decide ir desnudo y libre
sobre las gotas tibias de sudor
que sin su suave y húmedo albornoz
bajan copiosamente y sin afán
desde el cuello hasta el sur de la bella espalda,
y de allí quitando su escafandra,
sumirse en el siseo de las horas,
en su cuerpo sediento de tu abrazo,
entonces no hay sentido del decoro
en el trámite usado de los cuerpos,
y mi aliento por siempre visitante
que nada sabe de ávidos silencios
morirá sin quejarse
por conseguir el ticket
para remar
a bordo de su ser,
por siempre mi premio prometido,
mi errático y dulce quehacer
en este quinto adviento...

Si atada a la undécima palabra
que pernocta entre hálitos y asilos,
no puede cual mancorna solitaria
mi mano que en tu altar rejuvenece
cantar a punta de tacto alguna aria,
entonces a enterrar la poesía,
hacerle un carpe diem utilitario
y en su torno sembrar flores pequeñas
que no se muevan
mientras pasa el viento,
o ese otro infeliz y delicado
destino de todos los que aman
que por albures viejos e inocentes,
llegan a casa cansados de mirar,
lo que está sin palabra
vuelto gris,
pidiendo vida en un idioma extraño,
y haciendo pausa en mi rostro taciturno
que lleva atados
los gestos de su rostro...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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jueves, 21 de abril de 2016

RETAL DE NAUFRAGIO... / Poesía de José Ignacio Restrepo




DEL ALACRÁN RECUERDO


Anega este lugar 
el eco de la última palabra...
Bajo del territorio del escriba
allá donde la sombra cortejada
de ese sin decir y sin callar
con un guiño me llama,
feo lacayo que ni mirar yo quiero
pero el paso apresuro,
recuerdo que el insípido silencio
puede llegar en trotes tartamudos
y luego traspirando y con resuello
señalando para mi algo esencial,
que yo deba decir,
que no pueda callar para mi gusto,
una verdad de a puño...

Toma mi cuerpo 
y al silencio lo aparea,
 soy un alma mortal
y busco pretender más que tomar...
El fuego que se yergue y me cimbrea
recoge sucios y caros apostemas,
que no tienen más vida sino en mi,
como tantos recuerdos inservibles
que se hacen junto a mi en la bruma,
simplemente a esperar...
Tiene la muerte su lugar en este juicio
todo lo antijurídico que quieras
y en su insensato andar se pavonea
como sereno y tímido alacrán,
que sabe de filiales homicidios
de adivinanzas leales
sin sentido...
Lo dejo hacer,
recorre el cuarto como si no lo conociera
y mira todo,
lo que ha llegado apenas,
aquello que en su ausencia se delata
por el mugre dejado en las baldosas.
Estos que llegan, aquellos que se van,
mi baile entre ilógicas esferas
tumbando su propio cerco de coral,
donde lo negro me es tan conocido
y entre quejas de envuelto celofán,
toda contestación tiene pregunta
aunque llegue ya tarde...

Abajo...
Reconozco de ayer y trasantier
el pegote de usados plenilunios
en que dí lo dudado por seguro
y tengo un dulce apodo para cada olvido,
lastres de corazón que aún hoy me laten,
ahogadas fantasías sin abrir
en su cajita rosa con un moño,
y los golpes...
Casi los olvido
en esta cuenta vil de lo que no hay...
por sustracciones simples ya voy dando
con todo lo que tengo aunque no tenga
y más tarde seguro con tu venia,
mientras me envuelve el roto frenesí
y pinto en las paredes con buen gesto
mis doce mil blasfemias por lo hecho,
me volveré a juntar en nuestro lecho
con éso que distingues sin esfuerzo,
me llamarás mi amor
o por mi nombre,
y yo responderé dos tres cosas
que tengo ya aprendidas de memoria,
y que sirven de ventana a claraboya
para dejarme volver
parecido al que tú dejaste ayer...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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viernes, 15 de abril de 2016

EL LARGO CAMINO A CASA / Poesía de José Ignacio Restrepo


A ESA HORA


Allá, más arriba, mucho más
del trono sucio y perfecto
de esos bellos murciélagos gris negros
que ni en la noche ves
pues cruzan raudos
ese espacio cenital que solo nombras
con miedo y con rigor entre tus sueños,
están las ansias dormidas que no escuchas,
ese rompiente que responde a tu nombre
y que yo tomo con cálido abandono
entre mis versos
primero,
y luego libre, elocuente, desgajado
 cuando en mi cuerpo un ansia genital
abarca todo lo que huela a ti,
- esa ropa ya usada, 
algún gastado maquillaje,
pulseras hechas de insistir el aire
para poblar de tus secos sudores
éso que queda pegado como óxido
que no tiene nombre -

Allá, más alto que el último y crecido
copo verdoso del florecido sicomoro
donde rezuman los ávidos abrazos
que no te he dado,
todavía,
aún,
está dormida esa palabra larga
que en su tardía y pálida añoranza
no sabe si aferrarse en estos versos
a lo que tengo de vos
o sin afán, confiada y quejumbrosa,
sentarse a ver que se nos va la tarde,
y en esa hora en que la luz poco distingue
de un gato lento y el cansancio mío,
verla llegar ufana a ver qué queda,
la puedo ver...
esa dolida palabra por su ausencia
vestida para el encuentro
o la renuncia,
dirá de todo en su corto frenesí
cuando mi voz la mire
y después palpe la enhiesta piel
que por éso ha esperado,
mientras mis ojos ya sin duelo la convocan
diciéndole sin más ya regresaste,
estás ilesa de este largo día
en que te he echado de menos
sin remedio...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 30 de marzo de 2016

PUNIBLE PUENTE ROTO QUE CARGA A LAS ALMAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


PUENTE COMA


Cómo dejar de volver a esta ventana
desde la que veo desguazarse el mundo,
olvidar para siempre, romper esta postal,
y hallar la verdadera claraboya
para otear desde allí al alma afable,
al alma de razón restituida,
esa bella y colgante
como puente tejido,
y no esta de males revejida
que puedo ver allí,
en aquella ventana, en esta,
en otra en donde estás aterido,
de dolores manco, bizco, cojo,
puesto de espaldas a todo,
yo como vos y otro millares,
tendidos de dolor de alma
en este puente colgante...

Cómo mirar a otro lado, lejos,
entrecerrar los ojos un instante
sabiendo que al abrirlos serán
de nuevo limpios,
visionarios pioneros,
oteadores de mágicas liturgias
y bellos ornamentos,
que surgen a raíz de los dolores
sentidos por todos,
latidos por todos,
y expuestos de un mil modos y maneras
desde el lleno del mundo hasta el borde
sinuoso hecho frontera...
cómo hacerlo,
tú sabes, dilo...
inventa en un pinar silencios,
mira cielos de tarde y ama todo,
lo que en tus ojos alcance a renacer,
libra eso del moho desatento
que traen los volúmenes de infamia
de todos los periodistas de lo muerto
y vuelve luego acá,
a este verso intacto de tu voz
retenido en la mía,
para sembrar las aguas sin lo turbio
y beberlo sin más
de la yema feroz a la retina...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 23 de marzo de 2016

TODO LO QUE DECÍAS LO CREÍ.../ Poesía de José Ignacio Restrepo



TAREA PARA DOS



Haga caso
decían antes las mamás,
con ese tono entre lento y presuroso,
que podía ser un lago o un volcán,
y tú reflexionabas un momento,
midiendo entre el costal de excusas
cómo hacer magia
con la desobediencia
sin caer en su lazo de diez nudos,
en su correa de sacar ampolla,
en su juicio sagaz
de Helena de Troya,
que es a pesar de llantos contenidos,
y de gozos muy bien explicados,
en contra de la hora ya dispuesta
o
más allá del límite pedido
y por obligación bien otorgado,
un juicio sin doblez,
porque después de su palabra
es el misterio
que no te pertenece,
ahora no...

Su palabra es la razón de ser
y si está llena de algún mejor silencio
acompañado de la vista gorda,
es mejor hacer caso como dijo
y no desmemoriar lo ya aprendido,
mamá es mejor amiga que maestra
y mejor que siniestra por coraje,
con la diestra en un cuero/aprendizaje,
hacer de cada día una misión
y de respeto dotar la relación
poniendo a sus verbos y adjetivos
una sacra atención como es debido...
que no era nuestra labor en esta tierra
probar que dentro suyo hay malos humos,
coraje, ira mala e impaciencia...
tantas malas palabras como buenas
empeñadas en darnos una forma,
y concretar con premio
su tarea...

Madre querida, 
ya pintada en blanco y plata,
tanto amo todavía tu cabeza,
madre que lo que soy
lo hiciste vos,
a diario repitiendo la tarea
de convencerme que éramos los dos,
los encargados de con fe y con pulso
hacer de un buen enano
un justo hombre,
que tuviera bien puesta la cabeza
y no fuera con ella por delante,
haciendo sin pensar daño y dolor,
dejando malestar entre la gente...
y una nota perdida
en el cielo que te espera
todavía...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 16 de marzo de 2016

SUENAN TECLAS DE PIANO NO MUY LEJOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


COMO BRINDIS DE PIELES



Un aroma que viene del balcón
me trae un año entero de fragancias,
se me pega en la piel y el derredor
combinando recuerdos endulzados
con salinos y luego delicados
pasos por sus serenos territorios...
sin ni una frontera puesta allí
que evitara mi paso a trote firme
o ese cauto y recio al detenerme
hecho solo de manos y de ojos
que se quieren llenar y nunca irse...

Ah, recuerdo, si nombre te pusiera,
si ahora mismo de tu piel yo me llenara
como entonces lo hice sin mesura
y entre tantos favores levitara
convirtiendo en placeres trasatlánticos
mi forastera andanza que apagó
el pedido cimbreado de tu alma
que por entonces era solo cuerpo,
tendría que saber bautizar
el clamante saludo de mi voz
cada que tu regresas
hecha solo de aromas y de versos...

Al final fuiste dueña de mi tacto
tantas noches y días destejidos,
unas veces venías a quedarte
y yo saldaba cuentas con quien fuese
que en mi casa estuviese
para dejar bien claro que eras tú
la plenipotenciaria del recinto,
donde clavos y olivo me llenaban
de tu dulce la retórica y el alma...
claro es que silencios como aquel
hechos de arpegios plenos y de pianos
que vuelan en las manos
son pocos en la vida...
y eternos en el labio del recuerdo
pues viven en la piel alucinando
escudados por amor
del cruel olvido...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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domingo, 6 de marzo de 2016

ANTE LA AMADA PALABRA.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


MAPA


De qué completo armario 
que contiene voces
tomo ésa que llena boca, ojos, pelo,
que al cuerpo miserable de fatigas
da fuerzas para cada nuevo baile,
de qué período inmenso de la historia
que pregona en los libros perfecciones
tomo los fundamentos para entrar
en los minutos que llegan todos rojos,
los minutos cortos y dicientes,
los minutos que son como cuchillos
y me pueden cortar...

Tomo la prenda
que llega hasta mi mano,
y la lleno de calor antes de hacer
que cubra ese pedazo de rencor
con la tela, el deseo y el color,
pero cada día es pasajero
y el dolor miserable mora eterno
en todos los resquicios fermentados,
en todos los colores que nos miran
como hermanos pequeños y callados...

Y de esa gris camándula que anuda
las zonas inmediatas de tu cuello
que juntas con tu cuerpo y va
a la guerra del bien y lo que queda,
lo que queda de bifurcar el mal
y luego no entender qué hay más allá,
solo un poco de brisa sobre el rostro
y unas migas de pan, y una sonrisa...
unas balas que van surcando el aire
buscando tu sencillo corazón
para darlo de baja...
Sobrevivir la noche
y desear el hoy de mañana
con vehemencia...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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lunes, 29 de febrero de 2016

CON LA DAGA EN LA ESPALDA / Poesía de José Ignacio Restrepo



ESPANTO


Sin el sueño de regir
ni el deseo de seguir siendo regido
en este alvéolo de opacidades neutras
donde tengo la fe
aun
de poder llenar otra cantimplora,
roer mi muérdago avaro,
sentir la luz
reptando sin remedio en mi mano,
voy yendo allá
por un poco de lastre en compromiso
mientras salvo el deseo de decir
en esta peña ahíta de hielo
resbaladiza, riesgosa, inimputable
donde vine a yacer antes de ayer
y me despierto frío
con veranos recuerdos
fenecidos en mi,
hoy por la tarde...

Bardas de asalto por niños derribadas
mientras fungían como pálidos soldados,
energúmena estampa,
les llaman a los dueños refugiados
solo porque van a pie
y huyen
con las dagas clavadas a su espalda,
mendigando lo diáfano de un día,
lo oscuro en su aldabón portátil
forrado en macramé mojado
y asilado ya como ellos
en los silentes y tímidos latidos
que suenan en sus pechos
con olor a tilo.

Las mascotas quedaron allá,
en la casa grande de los buenos recuerdos,
el mapa huye de los ojos que lagrimean
y un feroz orgullo
aquí ahora,
brota de la buhardilla como hermano medio
impidiendo que duerma,
instándome con gritos inaudibles
a que cuente en mi saliva otra vez,
cómo lucha la vida
para no ser bagazo de la muerte
en Grecia, en Macedonia, en Francia,
en la Guajira,
para no ser más semen confundido
o llanto de bebés estrangulados
en naciones unidas...
que espanto,
nunca hubo humanidad
han sido cuentos,
para no temer a la muerte
que una y otra vez
cual cuidador prosélito
nos tiende la mano...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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miércoles, 17 de febrero de 2016

ESLABONES.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


- CANTO VIEJO -


El no filado verso,
el verso cansado,
el que no guarda algún eco inesperado,
ese que trae en si cien vericuetos
y suena a celofán bien arrugado,
ese quiero...
Que sea en apariencia jorobado,
resto de la cosecha, un viejo mosto
escondido de la luz tras la letrina,
que todos saben bien es un socorro
cuando no puedes ir a la cantina...
Verso de quintaesencia inentendido,
inexplicadamente concluido
antes de haber logrado en un pasaje
el verdadero sentido de su viaje,
como has osado irte
tantas veces
si te llevo en la piel ya recosido,
en ese bies del alma infranqueado
por volutas de viento o por aromas
venidos de otro infame
ser humano...

Como osas llegar sin un aviso
para quedarte en medio de este canto,
cuya meta era decirte bienvenido,
te he guardado agua para el baño,
y como buen guardián de barcos viejos
que tiene entre su hacer de calafate
poner nuevo lo viejo,
te doy gracias precisas, oportunas,
por no olvidar mi casa y mi breviario,
y recordar que habita mucho polvo
en los cuartos sin luz, solos, vacíos,
y que no llegan solos como tú
esos vientos vencidos,
contadores de cuentos hechos miel
de la parte preñada del camino...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 15 de febrero de 2016

TACTO DE FE / Poesía de José Ignacio Restrepo


ÚLTIMO VERSO



Solo si el aldabón parte la puerta
podré saber qué verbo nace y muere
en la reja que más parece boca
porque es cálida y dice
y cuando algo le ofende y está adentro
simplemente lo sube y lo trasboca...
Ventanas fieles somos a los vientos
mientras de lejos vengan
y prometan al joder un bucle
que no es para quedarse que aquí llegan,
pues las pardas escaleras o disgustan,
como los hábitos ingenuos de escudar
lo que llevamos vivo y por guardar
para llegar a muertos...

No amamos como aman otros deudos
que desdicen de su turbia libertad
sino que vamos altos, desclavados,
ofendemos, pecamos, golpeamos,
incumplimos promesas repetidas
ante almas amigas,
y caemos
incluso en mala forma sobre el otro,
sacando sangre del que tanto amamos
esté ansioso, o leal,
incluso siempre 
que lea alguna bola de cristal
y crea descubrir la pertenencia
de ese dios hecho de carne
y de inocencia...

Pero somos amados qué más da...
del rito que entre llamas se sostiene
y que nada distinto purifica
sino el deseo fiel de conceder
eso y más al que llegue de siguiente,
yo podría sin más bien repetiros
como en pira que nunca se consume
los cien versos más lindos...
pero opto por uno que al final
rompe todas las fuentes del oído
en es ella quien lo escucha
o en mí fuero si lo digo con los ojos...
me doy...
llegaste amor,
te necesito...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 9 de febrero de 2016

EN UN JUEGO DE DADOS.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


MAL DÍA



Y entonces un mal día
ponemos fin al extraño contubernio
que unía nuestro paso a la palabra,
sin razón para el raro menoscabo
del contrato que nunca fue firmado,
ni puesto en el papel,
ni hecho con sangre,
solo ibas atado a su fragor,
a su dulzura infame muchas veces
como algún comensal que siempre lleva
cosidos con cordel a su cadera
cuchara, cuchillo y tenedor
por si aparece en frente un restaurante...

De su presencia ávida y frecuente
quedan razones varias y preguntas
que ante mis ojos hoy se multiplican
por su chata ausencia y resquemor,
así como nutríais antes de hoy
me causáis hambre si veo tal silencio
y como soy de la vida embajador
no quiero repeler los fundamentos,
que ayer pusieron luz entre mis ojos
y motivos de más para buscar
lo que tenga de amor
alguna piel...

Entonces en mal día os confiero
pasaporte de huida sin regreso,
que para hacer silencio tengo el mío
bastante, suficiente, adolorido...
Búsquense otro poeta malherido
que les ruegue una purga y luego muerte
en tanto las abraza con locura,
yo de otras virtuosas arrogancias
tengo llenas y cerradas mil estancias,
como para tener que construir
alcobas donde quepan las ya dichas
y célibes pasillos alumbrados
para poner las otras,
que no acabo
de gentilmente ver en un lugar
y luego repetir si las recuerdo...
este otro placer de no decir
tiene rara virtud y otro sustento
que en otra blanca y tenue superficie
si me es oportuno y a vosotros
habré de revelaros suavemente
entre pálidas luces de mi aliento...


  JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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