sábado, 20 de abril de 2013

EN LA VERJA DE LA IGLESIA / Poesía de José Ignacio Restrepo



Y SI LA TARDE RUSTÍA  



Rindo un clavel a este sino apretujado, 
y entrego con placer mi parte de óxido, 
de membrete infeliz y bien ganado,
bienes tienes por fe, y un paso interno, 
para que sean los íntimos latidos
los que tiemplen acá tu brazo izquierdo,
 y no yo, ni nocturnales partituras, 
que también seguro sacan risas, 
a las falsas imágenes y musas, 
que ahora no sucumben ni se callan...
Bellos sitios, adoras cuando hablas
y festejan tus cosas sin mi ayuda, 
tu pusiste guirnaldas otras veces, 
ahora eres la sombra, qué mas da, 
sin un cristo la pared luce la misma, 
esa marca le dice al que la mira, 
que por años de dolor, estuvo allá...

En todo caso llorar es pasajero, 
no viene a cuento el quemar este lugar, 
siempre que adolescentes perversiones, 
nacidas de los gustos socavados, 
pero bien confinadas en recuerdos, 
en la piel, en los ojos y en las manos, 
sea algo logrado y no en presente
no un bastión, un muro, un gris lamento, 
para atacar lo bueno que ya tienes,
por ese solapado fundamento 
de que ya no lo hallas, ya no está...
Una sombra es tu rostro, lo agradezco...
Una queja formal, en tono bajo, 
como reza el cariz de este poema, 
a su fiel e inicial, y compartido, 
compañera de azar y de querella, 
no suele concretarse, es de anotar, 
para ello es mejor lanzar un grito...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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2 comentarios:

  1. Muy hermoso y triste poema, son unos rcuerdos triste que se llevan siempre o unas realidades que son peores, hermosas letras querido poeta, gracias por compartirlas.

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