EL REY DE BASTOS
Si pudiera batirme en alas
contra los escondrijos de tu pelo,
me tendrías sin voz pero en volandas
llorando tal majestad tras largo vuelo...
Si pudiera del enemigo de las horas,
instante cruel galopante que nada miras por ir
agotando entre tus manos el tiempo que ha de morir,
delinquiría sin freno, mataría los ambages
que me impidieron llegar a tu lado presuroso
por cargar los equipajes de episodios inmolados
que secretean alados con mi presente sin vos...
Cuarto oscuro de mis ansias donde revelo doctrinas
que se hicieron melodías al ver surgir en mis fotos,
tus rostros que se movían cual si fueran grabaciones,
sabiendo yo que no puede cinemática exigente
con el concurso del sol que ilumina todo don,
aunque se halle detenido por detallado instachrome...
Repudio todos los dardos que me sumieron en celos
y antes de hoy me detuvieron para verte como eres,
sinceramente conmueves aunque seas del pasado
un bien por tiempo birlado, o pospuesto, o resanado,
o demolido a pedazos, o trasgredido de esfuerzos,
un bien de tiempo funesto pues ya me ha quedado claro
que te dejé entre la miel de mis difuntos recuerdos
negándote ir conmigo aunque fuera un bien perdido...
Dicho por labios más castos ahora que puedo hallarte
entre el recuerdo sedante y la ilusión mal nacida,
debo dejar de soñarte por el bien de lo que ha sido
porque perdí, he perdido y perderé nuevamente
si te encuentro entre la gente del brazo del que llegó
y tus ojos deslumbró, como piedra de joyero,
ladrón no es ese que se lleva lo que encuentra sin un dueño,
pues yo tampoco fui ése que dicen miles de coplas,
que insidioso mientras siente convence a hembra galante
de entregar lo que de puro le pertenece y le adorna,
que ella es siempre la dueña y aunque la dude la noche
solo somos asistentes a su escenario de dichas,
entre las sombras llegamos y al oscuro éter volvemos,
cuando eligen a otro hombre para vivenciar sus sueños...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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