jueves, 27 de noviembre de 2014

AROMAS QUE NADIE HUELE / Poesía de José Ignacio Restrepo



CORAJE 
CON FLORES DE FONDO


De las sombras el cálido ribete,
pues el interno brillo no se ve...
salvo cuando retiras con las manos,
las humildes retinas que miraron,
aquello que tuviste allí
cosido entre tus venas,
en tus manos,
por un corto momento
o uno que duró un largo año,
y que dejó en tu mente la impresión
de que viven contigo interiormente,
eso que ya es recuerdo
o lo que tiene vida y está ahí...
Las voces dicen, callan, se entrometen
repiten, maldicen y reniegan,
se callan ante replicas marranas,
o gritan aún más,
para decir su pública verdad
pues solo con saberla te enceguece,
ya sabes,
mirar frente a los ojos la verdad
y todo lo que pasa por el lado
inocula peligros que no vemos,
nos quita la virtud
de la inocencia
que casi siempre viaja entre las manos...

Es menester saber si el otro cree
cuando le hablamos del penoso asunto,
y mirarlo a los ojos sin vergüenza
para ver lo que siente,
mientras tiramos sangre
hacia su rostro,
del noticiero que pasó a las nueve...
de veras debes mirarlo llanamente
mientras le dices fue hoy,
¿no me lo crees?
 y sin pudor le das con ambas manos
juiciosas cachetadas del presente...
si se deja mirar es otra cosa,
lo tendrás sin pesar de compañero,
repitiendo contigo es una mierda,
cómo puede pasar, si son cochinos,
que lo bajen de allí, ya hagamos huelga,
cada tiempo un azar y ustedes dos
votando por los múltiples supuestos
que nunca les pasaron,
que tristeza,
los supuestos que nunca sucedieron,
las escenas perfectas,
los sudores buenos,
los políticos diciendo la verdad
sin robarse ni un peso...
que el tiempo fue y será semilla nueva,
canto de lo ficticio que ocurrió,
motivo para ir, para volver,
e incluso sin saber,
quedarse allí entre el patio que respira
y el quicio que está lleno de materos
y de flores dormidas,
que nada saben de tiempos mal nacidos
o de tiempos supuestos,
solo saben de luces y de sombras
y de agua, y de manos que acarician,
y sonrisas que hacen del color
un rito de pedir y recibir...

Aprender de las flores
si señor...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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