lunes, 18 de noviembre de 2013

REALEZA VARADA / Poesía de José Ignacio Restrepo


RASTROS DEL FIN
 

Si otra gnóstica nueva nos trajera
respuestas comprensibles a las cosas
que engendran nuestras iras más sutiles,
por no pender de cuerdas y engranajes
que se puedan atar muy bien al cuello,
para luego poder sin más lanzarse
con la suerte del fatuo o el tarado,
que se matan dos veces de una vez,
al quedar bien colgados de la nuca,
y luego repartidos sin piedad
sobre la loza gris-roja de afuera
o el cemento más duro del zaguán...
Si pegaran carteles que indicaran
los días de salida y de llegada,
de esos invaluables pensamientos
que pasan raudamente cada tanto,
sin dejar algun rastro de su luz
un gran sonido, doble, en lo posible,
y que rezan por ser tan prohibidos
y al mismo tiempo ser tan necesarios...
Pero no hay aviso recto para éso,
solo destellos hay de lo ocurrido,
flamas de piel pegada con cerillos
marcas profusas en las yemas de los dedos,
sin fecha, sin deudor, ni domicilio...
Cascada que antes fue pobre riachuelo,
gozos que se volvieron atenuantes,
motivos de vivir que se olvidaron,
lastres durmiendo siestas sobre el cesped,
donde pasa tu voz gruñendo a solas
después de recorrer toda la casa,
buscándote, sin dar con ese rastro
que desde ayer dejaste sin querer
y ahora está mudo ardiendo 
a tu costado...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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2 comentarios:

  1. "Rastros del fin"...tocando cuerdas y revisando engranajes que sirvan para dar un fin al viaje inconcluso del sueño trastocado, pero no es la idea de tan doloroso plan. Una revisión de soledades que una vez llenaron los espacios de vida compartida. Demasiados rastros para leer y releer, un banquete tu poema, pero siento la ausencia de cerrarlo con un exquisito postre. De vivencias y tristezas, tal como es la vida y sus claroscuros, escritos con la belleza de tu talento incomparable. Un abrazo poeta...!!!

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    1. Cuando llegas se acaba esa dolencia, que en sueños mira cada letra puesta, ojos de extrañeza, miel de maple, llegas y siento puesto sobre mi cada alborozada visión, donde en tus ojos moro... Gracias por habitar esta sala de ecos, queridísima Mariela!!

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