jueves, 3 de noviembre de 2016

MEMBRESÍA DE ALCURNIAS Y SILENCIO / Poesía de José Ignacio Restrepo



LABOR


Asomado a la brújula dañada
para ver ese norte en que no creo
y luego, sin embargo continuar,
por mis muros tumbados,
 atándome serpientes milenarias
a los tobillos quebrados de cansancio,
mientras hablando bajo el hambre talo
ese bosque de lápices que llevo,
de regreso a mi cuarto cuaternario
donde rumba el maldito ordenador,
dañado en su interior...

Escritor...
Del camino y la luz un olvidado,
soldado de infelices solitudes
donde se arma la música al trasluz
de imaginarios goces alocados
y pálidas remenguas que no acaban,
olas que abrazan ojos infecundos
que para adentro miran las estrellas,
mientras mares se tornan en desiertos
en oestes, y orientes que se alejan
y sures alabados y difusos
por saberse de pies sin nombre alguno
transitados de más nunca de menos,
y amados de las letras nazarenas,
que carentes van de razas demandantes
mientras se alza de nuevo el humanismo
impertérrito y manso como niño mirando
al bello abuelo...

Letra amada, amada claraboya,
desde donde otear puedo sin fin,
cada cosa que acaso yo no veo,
pero sé bien que existe
como si fuera bola de cristal,
andanada vibrante hecha de nieve,
beso en cansada frente...
Letra amada, eco de los dioses,
mis bienes diariamente multiplicas,
mi dote pones al servicio ajeno,
heredades que hacen compañía
de la tierra
hasta el cielo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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