LASTRE
A veces uno simplemente se olvida del camino,
duele ver tanta fuente de agua
cuando sabes que tu sed es placentera,
hiere la luz
si en tu alma solariega y silenciosa,
los ecos resbalan muertos
y ya no hay claros murmullos,
dijo bien este día cuya fecha resalta
y solo le contesto
mirando sus colores
que ella es bella sin más
por su piel ya gastada
y el brillo en su mirar que a veces escasea...
A veces como sabes,
el camino se llena de arbustos y abrojos,
y tu paso otra vez,
parece cernirse suave
mientras un canto se instala,
como ayer nuevamente...
y el ronquido del pájaro pausadamente para,
y la liebre se queja,
por verte ahora y no verte tanto...
Ah,
ceguera de todos los que tan cerca habitan,
que ignoran porque quieren
que tan solo es mermar el ritmo
y poner los ojos entornados,
para ver lo sublime
una, dos, un mil veces...
y cerrarlos del todo para verse por dentro.
Y leer partituras,
perfectas, acabadas,
que se ensayan a solas en el alma de nácar,
que dicen quienes no saben que hablan del silencio,
amada lengua procaz
que nos ata a los vivos con los muertos.
JOSÉ IGNACIO RESTREPO,
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