VENDIMIA
Más de diez, cuento,
pájaros, nubes, azules heliotropos,
monaguillos saliendo por la puerta grande,
a la lluvia, libres de tristes homilías,
cuento diez poemas
hijos ilegítimos del gozo,
cuento hasta diez en números romanos,
y también los últimos diez sueños
que quedaron dormidos,
habitando gaseosas tardes frías
de los años pasados,
y me demoro contando
de diez en diez
flores perladas, grutas, pinos
o rayas amarillas
en la vía,
me tardo, pero en últimas me puedes,
antes de ir al once me enardeces,
te me vuelves del aire,
ese frío extranjero de la noche...
Y me olvido de contar hacia adelante,
y hacia atrás cuento entonces,
me sustraigo entre guiños escondidos,
bien tejidos en los míos
por tus iris de miel,
tus ojos que profesan
una romántica fe en lo que está vivo,
en lo que puede seguir estando vivo,
cuento tus guiños
los aprendo de memoria,
los ato con cordones fantasiosos,
que saco de agujero en agujero,
de zapatos inventados
que han dejado huella en todas partes,
y rendida apenas
traen la última tierra,
última tierra parda del postrero viaje...
Y me miro las uñas
que una contra otra
tierra de esa extraen,
esa última postrera tierra parda,
inicio una romería con mi cuento,
de aldabón
juntura de golpes
contra puerta abiertas,
viento enjundiado de casas habitadas,
bruscos rincones que ya nadie puebla,
tierras sin dueño,
almizcle herido de eras olvidadas,
y entonces si te miro,
solo entonces otra vez repaso
tus ojos enmielados,
para olvidar lo poco que hay aquí,
la carga diminuta que me llevo,
mientras despliego
heridas como están mis alas
contra el viento signado
que otro plan retiene
pluma con pluma de tu nombre
bien tatuadas....
DESCONOCIDAS
Yo no sabía extrañar,
no sabía hasta hoy
lo que era de verdad extrañar alguien,
y esta súplica hasta ahora
empieza a aparecer por todas partes
solo en los muros ajenos
no te estoy nombrando,
no soy de los que salgo en la noche
a buscar muros vacíos
para pintar las rutinas de su mente,
pero ya estás por todas partes,
en las casa de amigos,
en las distinguidas calles de mis pasos,
en los escampaderos,
en en las estaciones del metro,
en donde estoy estás,
amor,
que vida aciaga sin vos,
con vos,
sin vos,
yo no sabía que era
extrañar a alguien...
SIN REMEDIO
Como los días se llevan las horas
sin posible duda de retorno,
de humo precoz volutas
cuyo escaso recuerdo de los labios,
no los priva de adorar su ardor,
yo te entreveo más aun
pese al dolor de los adioses...
Mirar tus ojos que flirtean,
amarme,
en la certeza completa de tu ausencia,
incluso en otros que me miran cerca,
es otra vez ir en busca de tu asombro,
es tu sonrisa encontrar mientras la escondes,
de entre tus manos ella brota
porque no hay otro remedio
Otra cosa la brisa dice,
no trae el perfume de tu pelo,
y yo pese a mensajes vacíos que repiten
las sílabas rotas del fugaz último encuentro,
hoy sin tus brazos,
lidiando entre un suspiro y otro
con lo hallado de vos
cotejando como faro mudo,
lo que tengo en mi piel con nombre tuyo,
mientras de lejos me ríes,
sin remedio,
en la triste distancia,
y acaso sospechar que es cerca,
tan cerca,
tan dentro del resuello mío,
aunque no sea verdad, amor,
sin remedio...
LA HORA ÚLTIMA, LA SIGUIENTE
Cómo te envío los ruidos de la noche
para que se conviertan en sortija
que habitando tu dedo,
signe los pasos del día de mañana
las nobles escabullidas,
los retornos, las dimisiones,
los miedos y los logros...
Qué enigma, princesa de las dalias,
cómo hablarle al viento de tu rostro
para que vaya en tu busca,
sin evitar que se vista de ciego
y al llegar te recorra de tactos,
te libere, rebelde
de mi ausencia
y te invite a intentar el olvido...
A esta hora
la última, quizá la siguiente,
juntando en un rosario huellas,
mientras eludo torpemente
la exigencia del sueño,
los roces de las hojas sobre el suelo
orquestan un malestar,
acaso un vuelo sinfín
de sonámbulas hadas
que han comenzado a besarse las manos
y a enredarse artilugios en las ropas,
a fuerza de impacientes deseos,
mientras tu sin aviso me visitas,
y yo cierro los ojos
para poder encontrarte...
Todos los Derechos Reservados
que han dejado huella en todas partes,
y rendida apenas
traen la última tierra,
última tierra parda del postrero viaje...
Y me miro las uñas
que una contra otra
tierra de esa extraen,
esa última postrera tierra parda,
inicio una romería con mi cuento,
de aldabón
juntura de golpes
contra puerta abiertas,
viento enjundiado de casas habitadas,
bruscos rincones que ya nadie puebla,
tierras sin dueño,
almizcle herido de eras olvidadas,
y entonces si te miro,
solo entonces otra vez repaso
tus ojos enmielados,
para olvidar lo poco que hay aquí,
la carga diminuta que me llevo,
mientras despliego
heridas como están mis alas
contra el viento signado
que otro plan retiene
pluma con pluma de tu nombre
bien tatuadas....
DESCONOCIDAS
Yo no sabía extrañar,
no sabía hasta hoy
lo que era de verdad extrañar alguien,
y esta súplica hasta ahora
empieza a aparecer por todas partes
solo en los muros ajenos
no te estoy nombrando,
no soy de los que salgo en la noche
a buscar muros vacíos
para pintar las rutinas de su mente,
pero ya estás por todas partes,
en las casa de amigos,
en las distinguidas calles de mis pasos,
en los escampaderos,
en en las estaciones del metro,
en donde estoy estás,
amor,
que vida aciaga sin vos,
con vos,
sin vos,
yo no sabía que era
extrañar a alguien...
SIN REMEDIO
Como los días se llevan las horas
sin posible duda de retorno,
de humo precoz volutas
cuyo escaso recuerdo de los labios,
no los priva de adorar su ardor,
yo te entreveo más aun
pese al dolor de los adioses...
Mirar tus ojos que flirtean,
amarme,
en la certeza completa de tu ausencia,
incluso en otros que me miran cerca,
es otra vez ir en busca de tu asombro,
es tu sonrisa encontrar mientras la escondes,
de entre tus manos ella brota
porque no hay otro remedio
Otra cosa la brisa dice,
no trae el perfume de tu pelo,
y yo pese a mensajes vacíos que repiten
las sílabas rotas del fugaz último encuentro,
hoy sin tus brazos,
lidiando entre un suspiro y otro
con lo hallado de vos
cotejando como faro mudo,
lo que tengo en mi piel con nombre tuyo,
mientras de lejos me ríes,
sin remedio,
en la triste distancia,
y acaso sospechar que es cerca,
tan cerca,
tan dentro del resuello mío,
aunque no sea verdad, amor,
sin remedio...
LA HORA ÚLTIMA, LA SIGUIENTE
Cómo te envío los ruidos de la noche
para que se conviertan en sortija
que habitando tu dedo,
signe los pasos del día de mañana
las nobles escabullidas,
los retornos, las dimisiones,
los miedos y los logros...
Qué enigma, princesa de las dalias,
cómo hablarle al viento de tu rostro
para que vaya en tu busca,
sin evitar que se vista de ciego
y al llegar te recorra de tactos,
te libere, rebelde
de mi ausencia
y te invite a intentar el olvido...
A esta hora
la última, quizá la siguiente,
juntando en un rosario huellas,
mientras eludo torpemente
la exigencia del sueño,
los roces de las hojas sobre el suelo
orquestan un malestar,
acaso un vuelo sinfín
de sonámbulas hadas
que han comenzado a besarse las manos
y a enredarse artilugios en las ropas,
a fuerza de impacientes deseos,
mientras tu sin aviso me visitas,
y yo cierro los ojos
para poder encontrarte...
Todos los Derechos Reservados
..."te me vuelves del aire,
ResponderEliminarese frío extranjero de la noche...
Y me olvido de contar hacia adelante,
y hacia atrás cuento entonces,
me sustraigo entre guiños escondidos,
bien tejidos en los míos
por tus iris de miel,"...
eres una ambrosía que desciende tarde, atardecida, de los mágicos montes de mi mente que entre fieles demandas te imagina, y solo oso tenerte con mis manos abiertas como a pájaro tenues que si voy a tocar de desvanece, mi preciosa vestal que en salones de clase no escatima...me voy a matricular Marisaly, en uno de tus cursos algún día...
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