Regalado gozo
“Pero no hagas caso de la gente
que te dice que no puedes atrapar el cielo, amor mío.
Yo lo cojo en mi pecho cada vez que te abrazo.”
Alejandro Gómez
Me dicen que ya no es mío este tiempo,
que los otros empujan con fuerza
y hay que dejarles su espacio;
que es hora de retirarse a contemplar la danza
en la distancia y de envidiar de Fausto
sus pactos ilícitos.
Pero se equivocan
los que se creen que ya no me quedan dientes
para morder todas las frutas prohibidas.
Reivindico éste: también mi tiempo de regalado gozo,
de danza y contradanza
sobre los alacranes del deseo y de la vida.
Mi luz y mi temblor
Tengo una certeza.
-Incertidumbres sería lujo superfluo-.
Yo sólo escribo con la pluma de la verdad
y la tinta enamorada de mis venas.
No soy poeta de oficio que adornase palabras
como mondas lirondas
a la manera del florilegio más hueco y petulante.
Te siento.
Me conmueve tu música.
Cada vez soy lirio más frágil,
árbol que no puede detener el estallido de su yemas.
Te callo: ésa es mi luz y mi temblor,
por eso lloro.
Toqué su corazón
Quise tocar su corazón.
(No me dejaba).
Le persuadí con manos desnudas.
Se resignó,
como una ventana desvencijada
al viento omnipotente.
Me posé leve
(brisa, hoja, acaso pluma…)
Sentí su centellear de estrella
confinada en redoma transparente...
Nunca tuve dudas:
era un ser de luz
y su existir no pertenecía al olvido.
La cita
Me espera a las 5.
Nos separa sólo un cristal
en la cárcel en la que andamos presos
desde hace meses.
Somos un par de solitarios
redimiéndonos con panales de versos
de las derrotas cotidianas.
Cuando se va, yo repaso sus labios
suavemente con mis dedos.
Es pétalo frío tras el cristal de una pantalla.
Son sólo chaladuras de poeta:
un jirón de mí es ese beso secreto que le dejo.
Palmera
Herido sí,
pues el poeta tiene las telas del corazón
en pura seda virgen; pero no cabizbajo.
Erguido:
como una palmera.
Que miren a la tierra sólo los girasoles
cuajados de semillas.
Para ti no hay derrota.
La letra de sangre que destilan tus versos
es un rastro de pétalos, pétalos,
que recojo, uno a uno,
con la delicadeza de rosa descosida.
TOMADOS DE LA OBRA
"VIOLETA MALABAR"
BAJO PERMISO EXPLICITO DE LA AUTORA
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Cuando se va, yo repaso sus labios
ResponderEliminarsuavemente con mis dedos.
Es pétalo frío tras el cristal de una pantalla.
Son sólo chaladuras de poeta:
un jirón de mí es ese beso secreto que le dejo.
Gracias, José Ignacio, por esta cita en la que nos hemos conocido
es un blog precioso.
ResponderEliminarSuelen llegarme montones de blogs, revistas con lecturas recomendadas, muchas más de las que el tiempo me permite leer. Por eso, depende del azar, que coincidan el tiempo que robo de mí misma para regalar a la lectura de poemas ajenos. María Teresa supo elegir el material, y se confabuló con la suerte para que además fueran poemas que dan gusto haberlos leído. Al destacado autor, mis saludos, Marián Muiños
ResponderEliminarexcelente selección de poemas , doloridos y dolorosos
ResponderEliminarel dolor a veces hace estos milagros : se transforma en belleza
muy buen blog, casi exquisito
Excelente blogg. Placer seguirlo...
ResponderEliminarExcelente blogg.Mi querido JOSÉ IGNACIO RESTREPO ...
ResponderEliminarBellos poemas .. Te Felicito .....
Para mi es un placer estas acá....
un gran abrazo amigo ...