DECIMONÓNICO
Y entre otras diez agonías,
¿quién podría epilogarlas bien?
si aquella historia de amor,
la de ese maestro de música
que enamoró con notas veleidosas
a la tía y a la sobrina
al mismo tiempo,
con una hora de distancia
entre lección y lección,
pasiones tan disímiles,
tan de distantes motivos nacidas
pero fervientes ambas,
un hombre que se escinde en dos,
dos mujeres que se quieren
pero habrán de odiarse...
A quién le viene escribir
la postrera línea de esta historia
de otro hombre como somos todos,
afortunado y perdido
en su fortuna,
como todos lo somos o lo fuimos
o después lo seremos,
sobre la tumba de unos de los tres
se escribió un epitafio sin igual,
por lo breve y lo denso
que así reza,
"Alguien debía morir..."
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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