UN VITRAL ROTO
Sobre el suelo, caídos y partidos
en múltiples pedazos un vitral
de informe y conmovida causa ayer
y hoy solo cortante efecto desmembrado,
que junto a miles ha quedado sobre el suelo
para que llegue la escoba y lo recoja,
sin importar si fue ese hijo hermoso
elocuentemente puesto para hacer
la belleza de un todo,
lo más bello,
el acto de la vida de un artista,
y la bomba, y la mano, la ira pura,
el estruendo de cualquier sucio bellaco,
que ya nada le importa
y convencer
de su hacer es ya el único acto,
todos deben estar aquí a su altura,
todos sin exclusión,
ninguna,
para la destrucción predestinados,
no hay belleza, porque existe la locura,
solo viles filosóficas alturas
cuya estatura va a ras del suelo,
por eso no podemos envidiar
a aquel que insanamente piensa obrar
destruyendo,
harto de que el mundo,
tenga esto o aquello
diferente,
das la mano tendida ante la gente,
soportando como todos esta etapa,
pero no la miseria de sentir,
que puede destruirse simplemente,
la belleza que espíritus implorantes
han dejado de testigo a cada instante,
para que
conjeture,
alce,
empuje,
cauce aliento,
no divida,
ni promueva más distancias,
explore la manera mientras viva,
de reponer en forma personal
las trágicas rupturas, el delirio,
las tórridas miserias que nos atan
a la pobreza entera y las penurias
de no poder viviendo reparar
aquello que trecientos malparidos
causaron a millones malheridos
para sumirlos,
y luego subsumirlos,
enterrarlos en vida,
esclavizarlos,
y dejar a los otros viendo atajos
donde sellado está el triste camino...
Pero,
¿Qué culpa tiene el místico vitral?
¿Acaso es el cuartel del malnacido
que tiene a los demás empobrecidos
para que vivan bien
doscientos seres?
Si tomas esa bomba entre las manos
para estallar tu rabia y tu abandono,
recuerda miserable antes de hacer
que se levante todo a tu merced,
que cuando pasa en átomos volando
la improcedencia extraña de tu acto,
al menos puede irse antes de tiempo
el que tenía viva la esperanza
y la fuerza para poder él arreglar
esta fea derrota que nos ata,
y en un tiempo mejor,
dar soluciones,
de más bellas canciones
y esperanza,
y eso mi triste amigo terrorista
no tenías derecho de matar...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Cuando todo se desborda, hasta la propia libertad, de la que al final no queda nada, porque también huyó despavorida, al ver esclava a la esperanza que la llevaba, de fundamentalistas que creen que pueden, por causa defender, tirar por el suelo las alas, de los que eligen otras formas.
ResponderEliminarReverencia hoy querido José.
Besos amigo.
Dijo Confucio: "Si has de hacer la guerra no tomes como propia la mano de tu enemigo, ni uses un arma que supere la de él", y yo creo amiga fiel, que en ese pasado tan distinto, simplemente él se refería a lo tonta e inservible que es la guerra, lo inútil de matar y prescindir, de la justa razón, y del aplomo para dirimir cualquier diferencia, o muchas de ellas...Pero, como sospecho, sabes que el sabio no dijo eso, debo pecar ahora de entender esa sabia doctrina, por mi dicha, toda guerra es semilla maldita, la estrategia peor es sospechar que acabar con el otro, te dará algo mejor de lo que tienes...Confucio no entendería como puede existir el terrorismo, o esta África nuestra domeñada por la hambruna y la mortandad animal...o para no ir más lejos, él no comprendería nunca, como salen huestes a gritar que las cosas no van bien, y los reyezuelos de turno toman soporíferos o ponen caucho en sus oídos para no escuchar...Gracias amiga bella por acudir a mis quejas....
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