EL GRITO
Insana voz
que parece piedra contra piedra,
pero es humana voz a fin de cuentas,
estalle, ladre, o bruscamente se empecine,
si dice ser o se acerca a la verdad
que pocos saben y entre ellos callan,
para hacer de la ignorante vecindad,
su huérfana empleada eterna
cuyo sueldo solo le hace mantener,
su condición de esclava que no ve,
que seguirá sin ver eternamente,
con sus ojos tristes
y su alma esperanzada...
Insana voz que aturde,
que al hablar de lo mal puesto menoscaba,
los dientes de quien habla saltan fuera,
el tiempo se detiene, para,
llevándose milenios por delante,
se unen junto a ella los cobardes
para brotar allí fortalecidos,
y llanos cantos nacen,
otros se recuperan en sus bocas,
unen, dan asilo, luego explican
esos siglos de tristes sin embargos,
que entre el tiempo falaz y metiroso,
como niños perdidos les decía
llorad tras el abuso llega el gusto
para los pobres idiotas
hay un cielo...
De última, tirada contra un muro,
la mirada ya libre mira al grito,
que con ventaja va en boca de los pobres,
es uno, no se arredra, brilla inmenso,
ya no tiene barrotes como marco,
ni su tono incendiario está sin manos,
parece una paloma de mil alas,
una hiena que supiera idiomas,
es más,
su aliento que era herencia de hambres viejas,
ahora tiene hambres resurgidas,
pero de hacer lo humano y lo divino,
como ahijadas prolijas
y espirituales libertas de sus gritos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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para los pobres idiotas
ResponderEliminarhay un cielo............
...y entre el dogmático censo tú eliges, cuál es el adjetivo y cuál, por ventura, el sustantivo...
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