MUJER
Estás ahí,
prendida con un dedo de la luna,
sostenida de tu afán de ser, quizás sola,
pero hecha de mar, de un sinfín de tiernos oleajes
y violentas mareas.
Has hecho hombres, guerreros, silentes
del fondo de tu mar brotaron
y el simiente su marca en el recuerdo
como huella en alto acantilado.
Has hecho a quienes te quisieron
y a quienes te olvidaron...
Estás ahí,
en el fondo de tus ojos
las estrellas
TIEMPOS ILESOS
No entran los espejos en esta ebria explicación nocturna
porque en algún lugar de otra época
para blindarse bastó romper uno,
forrar la diestra entre una cuerda y la siniestra esconderla
en algún trapo por suerte hallado,
era hermoso verse armado, verse convertido
en un guerrero de tierra sin lenguaje, dispuesto al duelo,
ilustrador de alguna alegoría, todo uno ígneo,
pura materia volcánica en los ojos.
Y por horas, o así me luce ahora,
por no caer de algún golpe, forcejear con la gravedad
tirar con todo, sin conseguir hacer daño manifiesto;
allí el testigo era el atardecer llevándose la luz,
y nosotros, ignorando la captura del medieval momento
que imagen de vitral, que cuento!aún sentimos
al tocar con el envés la larga cicatriz, que nadie había
que hoy contar pudiera, como se veían los duelistas...
COMEDIA
Es menester alcanzar con vida la noche...
La danza de los ciegos no comienza
sin la presencia diríamos aciaga
de algunos gatos negros, que han prestado algunas de sus vidas,
a otros que ya muertos han querido acudir al aquelarre.
Y advenedizos, con cara de hambre,
de vejez,
de ira,
caminan lerdamente mientras miran
a rameras que no venden sus servicios hace ya muchos años y
con argucia en las voces intentan maquillar sus cuerpos viejos.
Los cálidos colores del infierno
crepitan en los muertos ojos,
en las carnes pisoteadas por el alud del tiempo,
y no hay quien pinte en un lienzo este instante...
Un nuevo Dante, que escriba de esta escena
¿acaso desde lejos nos observa?
JOSE IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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