miércoles, 4 de mayo de 2011

ENTRE GORJEOS Y SAGRADAS MARIPOSAS / Poesía de José Ignacio Restrepo

REDENCIONES

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Ha venido el espíritu de las cañas
buscando mis barrancos rojos,
queriendo amanecerse, queriendo atardecerse,
envejecerse mis humedales caminando,
mis más caros senderos rehaciendo
entre sus pies sin peso,
y he visto su amantísimo destello
saliendo de sus huesos
no sé cómo…

Se ha venido pegado de mi pelo
hilando el sacrificio de llegar
en la lana más bella,
y ahora que me fui quiero volver,
el dulce que me traje es el de él,
de su inmensos reinos que cosechan
los frutales más altos,
cuyos jugos beben hasta aves
de memoria imprecisa,
o con escaso vuelo…
Desde allí se ve el mar de un azul ostentoso
que puede confundirse con el llano
de la montaña afable que aterriza
sin el qué,
sin el cómo,
igual que una nodriza enamorada
del más joven rey,
que hoy es español
y ayer fue moro…
Yo soy tu hijo, mujer,
soy tu padre hermanado,
tu negado amante,
desesperado rujo al precipicio
mientras en mi paladar
nace y crece el suplicio de adorarte,
y el espíritu de las cañas me musita
irredento al oído, cual fantasma,
que te meta por dentro de mi alma,
para que sean las tardes un recuerdo
que se nazca en las noches nuevamente,
prometo que el vigor que te resienta
te lo cambio por trinos,
redenciones,
cuando toque tu piel desde tu adentro
entenderás porqué nacen tan verdes
las yemas de los árboles del bosque,
porque la caña dulce que es tan recia
se doblega ante el viento por la noche,
que ocurre en el agua sí es llovizna,
o sí es viento quien rige su vuelo,
porqué es ocre la tierra
y tan duro el basalto,
y perfecto el sonido
de tu corto nombre…

CARTAS DEL LEJOS

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De la luz de un sol que se oculta
viene por el este un mensajero,
en sus manos la misiva del dios del olvido…
Que olvides la tristeza dice, olvida...
Que olvides la amargura, olvida,
que olvides, dice, la penuria de afectos,
la soledad escondida de la noche,
el ya usual mutismo del silencio…
No es extensa la nota,
los olvidos también nos pertenecen
y esas naves que trajeron los luceros
quizá  nunca estuvieron,
siempre fueron destellos en el mar,
olvida amor, olvida,
mientras te desanudas de mi abrazo,
y pregúntale a la musa de recuerdos
porqué escapa a tu piel ya mi calor,
desandando este vuelo,
y piensa en el camino de regreso,
sólo un poco mi amor,
quizá llueva, olvida amor,
no preguntes al viento
donde quedó mi sobretodo,
ya no vas prendida de mi mano
y hablar a solas
aunque sea en el camino
 sin  testigos,
es asunto de locos…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

2 comentarios:

  1. Has de saber mejor cuanto antes, ruiseñor, que si tú eres pan yo soy hambre, de la que nada sabe el solipsismo que de haber entendido alguna vez, semejante barbarie hecha con unos versos en mitad de la cuna del ombligo, no habría sido postulado, como no atiende la prudencia al silencio necesario si vuelve la lectura a tronar en aquel sitio con la misma fuerza y la misma fortuna...

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  2. Pero entre tanto, sonó una voz más allá de ese gris vestíbulo donde a veces me encuentro contigo sin que sepas, y dijo"Júrame aquí, piel blanca contra blanca piel, que no harás de tu periplo sobre mi una cuna de hiel, y postrarás tu rodilla en mi favor si algún esfuerzo cruel pugna por darte en mi contra algún envión" y yo juré prosternado en el suelo, no una ni dos sino cien veces, y luego vi tu figura transformarse en un mago pájaro cantor y tras abrir los ojos simplemente voló hacia un abismo que nunca más volvía ver, mi ruiseñor...

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