YUXTAPOSICIÓN DE VIENTOS CANSADOS
Los que fueron una vez rostro de otro
y que a su justo favor, tienen afuera
y que a su justo favor, tienen afuera
la explicación de su don y su premura, en la grafía
de las estrellas caídas en desgracia
en la playa o en las vías del tranvía,
que están solas a causa de la hora…
Es noche cerrada en plenilunio,
y el barroco ruiseñor canta asolado,
por vernos solos, tirados,
dormidos en callado diapasón
con nuestros sexos hallados perdidos
también cantando entramados como niños,
sin saber que hacen allí pero sabiéndolo,
perlas rosadas, rupias de otras décadas
sin brillo volcadas sobre el suelo,
ante las luces del día que despunta
y las miradas tiernas de los niños
que hoy otra vez se internan en la escuela
a sabiendas que allí no se hace nada
de lo que mandan a hacer
quienes prescriben el favor de la jornada
y dicen que hay que crecer
para poder entender
lo que entendido o no pule su brillo,
sin nuestra tenue e inhóspita aquiescencia,
rueca partida, Oslo en llamas,
lagos de vida dañados seriamente
dijéramos sin pena disecados,
por obra y gracia de adultos sinvergüenzas,
que dijéronse a guiar y lo pudrieron todo…
Vos fuiste yo,
entre el cardumen amado te vi sesgadamente,
pues la luz era escasa, intermitente,
bien en ti mi rostro, entre placeres perfectos dibujado
y supe que el ejercicio de invertir
este fenómeno claro,
se haría posible cualquier día o noche,
el hoy de ayer en prisas diluido
en jacarandas puestos con esmalte de uñas,
la roja bicicleta cubierta de maduras aceitunas,
tu sobre mí, la música de Schubert
brincando con nuestra vista en la cornisa,
a un minuto mi bien,
a un minuto
de saltar como gamos
a volar como nuevos ruiseñores,
que salen a probar su desnudez y el hecho de mirarse plenos
ante los ojos de todos los cansados
que no saben ya yuxtaponer
ni una mano en la otra,
ni el pie sobre la arena húmeda
que se quedó sin dueño
en la esquina escondida
del armario…
del armario…
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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Un dejavu de vigencia permanente… la roja bicicleta cubierta de maduras aceitunas… hoy con mejor sabor aun si cabe…
ResponderEliminarDel renacido estuche que piedras consigo trae hasta el derroche, semejo ser un collar sin sus primeras y formales inquietudes que sólo tienen broche, para juntar extremo con extremo, como las viejas historias que tu y yo tanto conocemos, donde triunfó el amor y perdió la soledad, en el primer intento, Europa mía...
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