jueves, 3 de noviembre de 2011

HOY PRESENTAMOS.../ Poesía de José Ignacio Restrepo

SABER QUE SÍ...


Qué de la soledad es adictivo,
la verja que te hiere y te limita,
la luz crepuscular que magnifica
el sentimiento neutro y silenciado
que nada calma pero le da muerte
a aquello que se hizo doloroso
por no alegrarte en nada y acentuarse,
en el medio del alma desolada
que está llena de nombres e infortunios
porque fuiste feliz mientras los otros
llenaban en sus pechos y en su alma,
con todo lo que te era más amado,
que lo era por serte necesario
para vivir, respirar y dar sentido,
al bien que te alumbra en la jornada,
con sentido, dirección y amor profundo...

Porqué la soledad se afinca,
porqué la torre se llena de tu apremio
y te alejas de la gente y de los premios
que da el acompañarse entre los otros,
es porque ya no da tu corazón 
esos retozos en presencia de los muchos
que te fingen o gozan sin derecho,
ni te parece valiosa la resulta 
de estar en su presencia nimia,
no ya te sustenta valorable
ese afán de mostrarte y demostrarles,
pues ya tus sentimientos viajan
hacia lugares mucho más tranquilos,
llámese intimidad a aquellos sitios
donde tu paso no crea esa estridencia...

Voy huyendo de tal exposición
mientras me enfrento a la tarea de surgirme,
entre mis letras sostengo mi trabajo,
lo más serio y fecundo que me dejen,
de seguro por personal este mensaje,
no parezca ni poema ni elegía,
pero es pura verdad y compañía,
mientras que solo me encuentro con ustedes
para pasarla un rato deseable,
con sus muy apreciadas soledades...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

1 comentario:

  1. Y la soledad y la nostalgia, son fieles compañeras desde que somos conscientes de lo divino que nos habita, y que no necesita del otro para serse y reconocerse.
    Y quizás sea el precio a pagar por la suerte de algo de consciencia percibir, o comprender...
    Yo soy de las personas que disfrutan estar solas en un sitio, pero por momentos, cuando ese tiempo se vuelve demasiado largo, aunque los sitios vayan cambiando, duele... y a esa soledad no la quiero, porque además de privarme del otro, me priva de mi, de quien puedo ser por mí, para mi y los demás, gracias a otro...
    Entonces, abandono el aislamiento, vuelvo al bullicio un tiempo, y después de un tiempo, vuelvo a zambullirme en las profundidades de mí.
    Perdón por el atrevimiento, pero me sentí frente a un espejo...
    Besis!!

    ResponderEliminar