EL TIMBRE
De ese aditamento allí instalado
muchos dicen en broma fácilmente,
que sirve de testigo y de jurado,
pues desde la platea puede ver
el tamaño y el tenor del escenario…
Esta calle que llega hasta el umbral
a la que pide no les traiga ningún mal,
es el foro que de arriba puede ver
todo el día y la noche sin descanso,
algo tiene esta hora de remanso
pues ninguno se detiene
a preguntar…
Hace tiempo
a este muro está adherido,
sirviendo de talentoso mensajero
para aquella que dentro espera a alguien,
o mejor dicho a nadie espera ya…
El dindon que resuena en el pasillo
hace un poco sin ser de buen visillo,
y ella puede por demás reflexionar
si ese toque sutil es de Aldemar,
o el nervioso por tres veces es Raul,
o ese que tocó duro la puerta
ignorando que es casa de ciudad,
puede ser sin temor a equivocar
ese nuevo teniente de dos soles,
el que lleva partido en la camisa
y ese otro que alumbra cuando viene,
aunque sea una noche ya cerrada,
y el responda al quién es,
diciendo Yo…
A cualquiera
que llegue hasta la entrada
es el timbre quien le da ese visto bueno
que daría el buen padre si lo hubiera,
el detecta en el tacto del que llega
si conviene que habite en esta casa,
pero es labor impuesta no pedida…
Al final
si es don Juan o un petimetre
será ella sin la ayuda de conserjes,
la que avale la llegada y la salida
de Aldemar, de Raúl,
o el Policía…
(Aunque crea que es muy importante,
tiene tiempo de ser judío errante
y no debe por su bien ella elegirlo,
será dama infeliz de este afligido
si se deja convencer de ir al altar
otra guerra con ella
ha de librar…)
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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sin comentarios... soy de toc, toc... con las manos y hospitalaria de más, sea quien sea quien llegue.. ayyy, si hubiera leido esto hace años...! por cierto, para tí no hay puerta, abrazos mi amigo.
ResponderEliminarQue la ventana de tu alma, siempre hallaré para mi abierta...Saber esto, me da el coraje para mantener vivos nuestros sueños...Gracias Carmen, por tanto...
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