HIJO DEL CUERO
Una mano que mide,
simplemente,
como todo instrumento de trabajo
se convierte en la voz, en el breviario,
que te avisa si es alto, si te sobra,
acaso no es el tono y si el vigor,
después ya es imposible corregir
y lo que no vigilen
el ojos del maestro y su maestría,
se quedará por siempre
lastimando el sentido y el pudor,
con algo que sentencia imperfección
Gentil y sustancioso el laborar
ante el cuero este obrero sin estudio,
egregio el genial talabartero,
remando por el cuero con los dedos,
ansiosa trementina en diluir
para lograr finales que se queden
en la fina pieza majestuosa,
para que presa allí su bella firma
le llegue cuanto antes esta vez,
le llegue cuanto antes esta vez,
a la mano certera enamorada,
que lo compre por algo, casi nada,
si se mide por la labor preciosa
pausada en las manos y en los ojos
pausada en las manos y en los ojos
de este noble maestro que ahora miro
cuyo objetivo es dar al cuero muerto
ese don que lo deje siempre vivo,
maestro cocedor, guarnecedor,
que tiene desde siempre
ese don que lo deje siempre vivo,
maestro cocedor, guarnecedor,
que tiene desde siempre
un apellido...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Siempre visitar tus letras es un placer ,cada una de ellas tiene un especial encanto .....gracias Jose por compartir tan bello don poeta
ResponderEliminarEs un placer verte de nuevo comentando, aunque se de tu filial afecto por este zaguán de mi espíritu literario, Susana querida...Todos los abrazos...!!
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