IMAGEN CON LLANTO MUDO
Almas de oscuridad
han campeado en este verde océano,
cuya verdad de tierra tiene siglos,
la señora muerte,
la señora muerte quedándose con todo
hasta con el deseo de los hombres,
y el derecho de los hombres a elegir
a que miedo temerle…
Corriendo,
sin que el amanecer se llegue aún,
atravieso los puentes sin rio,
e intuyo las casas vacías
ofrendadas al fuego de la guerra
hace meses,
casi oigo los gritos de los niños
y el mugir y el ladrar y el disparar,
casi oigo el perdón de los vencidos
sin la primera batalla de veras,
casi siento el tacto de los muertos
tratando de guiarse en los deseos,
un toque aquí,
otro allá,
en las fibras de los otros y de mi
que otra vez siento en el cuero
con justísima razón,
que el tiempo que he soñado para mí
no está aquí,
no está allá…
Quién sabe dónde está…
ABS FINITAE
La cabeza de un solo cacho,
sin vida,
inconmovible,
deja los últimos jirones de su músculo
en los colmillos afilados de un perro,
que seguro alguna vez tuvo nombre…
A los ojos de todos,
uno que se abstiene de mirar y yo
que por vicio todo miro,
es sólo un juguete con escasa carne
pero el hueso habla del doblez de la vida:
el mediano perro se imagina león
venciendo el solo a una res sin manada
pletórica de vida
para él…
El primer tinto, a sorbos,
comienza a calentar mi estómago
y cuando se acaba y pierdo interés
en el afuera naciente,
mi “buen día tengan” a un par de viejos,
sólo obtiene de ellos
una mirada fría por respuesta.
Sin más que hacer, volteo…
El perro con su premio
ya se ha ido…
Sin su único cacho,
sobrevivido de mil ataques torpes,
la cráneo de buey a solas queda
y mi mirada de solícito extranjero
le sienta como debe,
tal como mosca que atiende el llamado
de miel regada en la solapa del saco…
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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Se queda la muerte con el derecho de los hombres a elegir a qué temerle, y el temor con el de derecho a vivir dignamente, y así es que en cualquier tiempo, en la paz o en la guerra parace el sufrimiento la esencia... de una forma u otra, algo que nos hace a todos coincidentes... luego la sensibilidad nos diferencia, como consigue la tuya que tan alto te vea...
ResponderEliminarDesde siempre corazón, los lazos que extreman el nudo locuaz de nuestras rutas tienen a bien cerrarse o abrirse a nuestro deseoso acomodo, lo que nos sienta tan bien como la tarde al viento o la montaña al candor amado del procaz caminante...Tu eres camino para mi pie andariego, agua para la sed de viajes inconclusos, aire para mis pulmones que claman por vida buena, para días prósperos que llegan...
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