VOS Y YO
Sin que fueras testigo tu viviste
ese vértigo de estar sin ser ni irse,
carne sin rastro, ojos sin retina,
que da ese sostener la vida en vilo,
con los dedos cortados y la fe
de volver a verlos renacer,
mientras la ves pasar aligerada,
a la vida en un tren
de cinco a seis
Sin que fueras hermano de presidio
o enamorado de mi y de mi martirio,
tuviste en ese tren de cercanías
una silla comprada por mil días
y me tenías al frente con ventana
en tu charla pagana confundido,
sin remedio en tu tedio hipnotizado
como perro de presa
enamorado
El tiempo vi pasar sin que importara
y tu me hiciste coro de canalla,
tumbamos las estatuas centenarias
y rompimos cristales, y robamos,
caímos en la calle, jorobamos,
y los papeles botamos a ese lago,
formado por las lágrimas de muchos
que hambre soportaron hasta irse,
pero vos y yo no,
nos aguantamos
Y aquí estamos ahora vos y yo,
como el día primero el día último,
el tren que nos llevó ahora regresa,
las sillas que ocupamos son de otros,
vos y yo que compramos hoy vendemos,
miramos la ventana como perros
que esperan hasta tarde a que sus amos
les traigan ese hueso de repuesto
y se lo pongan en la boca con su mano
de querido extranjero
en quien confiamos
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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y Aute compondría un tema llamado "queda la música", porque pasa la vida, hacia adelante que no de largo y se cambian tornas y se edifican nuevos monumentos; las amistades buenas, como las buenas acciones de la bolsa se revalorizan; si no lo son se desestiman, pero siempre en ese andén que nos pertenece a cada uno... vaya viaje poeta, impresionante, me has sorprendido inmensamente, gratísimo, abrazos Jose.
ResponderEliminarSabes ya bien de mis retóricas censadas, de mis caminos que vuelven y regresan a las etapas vividas y guardadas, conoces de mis lavados hemistiquios que se fragmentan para poder de nuevo armarlos...Y yo se del agrado que te causa, remover estos sitios conocidos que conservan el halo del misterio...Entonces, sea tu paso siempre bienvenido, queridísima Carmen, y átalo con firmeza de mi mano, como el día primero en que lo hicimos...Abrazos...
EliminarEn quien confiamos tanto...!!!
ResponderEliminarY fuímos felices mientras tanto...
y creímos que ese tren no tenía última parada.
Compramos billete de bajo coste que nos permitía parar la vista en el paisaje pero nunca en el recorrido.
Y pasó el tren, y pasó el grito de algarabía que por las noches era protagonista y testigo del más honesto vagón. Que sólo confió y por ello se lastimó. Precioso poeta, gracias por escribir José Ignacio.