viernes, 15 de marzo de 2013

DETALLE DE ALCOBA / Poesía de José Ignacio Restrepo




A LAS DIEZ Y ALGO
(a mi padre bello q.e.p.d.)


A esa gesta de paz y de armonía
que nace y muere en forma de caricia,
cuando la mano del padre nuevamente
soba la espalda del niño que se duerme
dibuja un arco iris con simpleza,
pidiéndole en voz baja que se duerma,
haría ahora cualquiera una oración,
de acción de gracias plena
si les viera...

El niño se voltea y le interroga
sobre la escuela, el cansancio y las tareas,
pidiéndole recuerde para él
cómo vivió en la infancia esos momentos
y el padre bondadoso lento mira
y para sus adentros da las gracias
por poder darle vida a ese recuerdo
que hace siglos ya no visitaba...
Con tremenda simpleza le responde
que eran otros tiempos, otros hombres,
aunque parezcan iguales ciertas cosas...

Temprano la mamá lo levantaba
pues la escuela era lejos y tardaba
en llegar más o menos una hora,
las tareas tenía siempre listas,
y la ropa dispuesta y elegida
porque era pulcro incluso en demasía
tenía disciplina, era ordenado,
parecía realmente un niño grande,
y todos apreciaban de su ejemplo
y le creían que era lo importante...

Nunca perdió siquiera una materia,
y le dieron menciones y medallas,
su madre, ahora su abuela era orgullosa,
y siempre a sus amigas les decía
que su hijo importante si sería,
cuando mostraba la rosa que en su mano
para darle las gracias él dejara...
El padre se despeja y mira al niño,
listo para su historia continuar
y lo ve ya vencido por el sueño,
se sonríe pensando que es mejor
que acaso no escuchó toda su historia,
así no tiene otra pena honda
y puede recobrar la fe perdida,
no importa un mal examen que se pierda
ni una materia que no logres pasar,
lo realmente vital, lo supo niño,
es que alguien querido te acompañe
y poder con ese alguien caminar,
sin temor de verse criticado,
por la simple razón
de haber fallado...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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