lunes, 28 de febrero de 2011

AL DORADO ESLABÓN DE MI CADENA… / Poesía de J. I. Restrepo


VENTANA, ¿QUÉ HAY DE NUEVO?

caja_de_pandora

Y se fue la maldita indiferencia,
se marchó sin equipaje cualquier noche,
como la amante aparecida que fue,
sin despedirse, sin mencionar una palabra,
sin escribir sobre el borde de un periódico
o una antigua cuenta,
para explicar acaso o pedir perdón,
o abogar por su tiempo y espacio,
aquel que ocupaba entre mi yo y mi tedio,
que ya creía ella que era suyo…
No se adonde anda ya,
acaso dejada al olvido,
entre las páginas de un libro que no terminé,
o entre las líneas de un poema viejo
que hoy leo y no siento como mío…
Ha llegado alguien,
sé que puedo seguir aquí
observando por la ventana los tejados,
mientras hago que escribo
o de verdad lo hago,
pues ella tiene la llave
y tiene además la combinación,
para abrir y cerrar este lugar
- la caja de pandora -
que soy yo



CUESTIÓN DE LUZ


¿ Has sentido aquel encantamiento
producido por un instante breve
en que optaste por no seguir la marcha
de los momentos que tenías por hacer,
y decidiste mejor abrir la puerta
para que aquella imagen
que apenas remaba hacia la playa de ti,
volviese sus remos alas  y volara hasta tu mente
para recrearla, verse fuera de ti,
a costa de la realidad de tu activo presente,
de todo…?
Y, verla por treinta instantes,
aunque ella no esté,
ella, con nombre, causa y apellido,
corriendo hacia ti para abrazarse,
Tú, parpadeando, la abrazas,
le haces la corte como siempre
y la miras marchar,
parpadeando igual, verla irse
a la región donde vive la ilusión…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

2 comentarios:

  1. Soberana el alma lectora, que por virtud de lo bien escrito, de las palabras de otro se apropia para su propio gozo que con ensoñado o certero impulso recrea momentos álgidos en tan llana existencia...

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  2. Como reflujo te hallo, perlada de mi sudor y dormida entre las fatigas de mi prisa y mi elaborado silencio, que cual movimientos de insigne y dramático quelonio, que no sospecha que se extingue, duerme en nuestra piel soñando con palaciegos extramuros en otros mares sin nombre ni lugar alguno, vamos solos y briosos, como errantes pensamientos diurnos que toman vida prestada cuando el alma llega del sueño...

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