AQUÍ, BAJO LA MÁSCARA…
He sobrevivido al armisticio
llevado a cabo entre la noche y el frío,
en presencia de diez testigos oscuros,
diez recuerdos sin estrellas,
ante la augusta autoridad del silencio…
He sobrevivido al malestar de hallarme vivo,
en últimas todo cuanto hay es apariencia,
una mujer que llega,
o que se marcha,
un amigo, eslabón con el pasado,
una ilusión
que es a pesar mío una quimera…
Mis pasos que no van a sitio alguno
me repiten
que todos los lugares son el mismo,
que la prisa es inútil,
que yo mismo soy solo un artificio…
No me preguntes entonces nada del origen,
nada sobre un punto de llegada,
háblame de los niños, de los astros,
de esos seres irreales que pueblan
tus noches de fábula,
y déjame que dormite en tanto callo,
pues tu voz se ha vuelto canto
y tu mirada
de arder entre un cuento y este sueño,
estepa es, ladera se recuesta
y en el silencio de mi fatídica derrota
cual barco que fenece sin ya luz,
tu boca es de mi piel bella ensenada…
DIME…
Dime
que tristemente añoras
las huestes victoriosas de mis ojos,
las nocturnales rebeliones
de mis manos lúdicas,
las voces de poesía
emancipadas
de mi boca de ansioso suicida…
Dime
que estás siendo acorralada
por la cotidiana rutina,
y que precisas de mi rostro loco,
de mi risa enajenada,
del etéreo rompecabezas
de mi vida
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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Cuántos decires son los que se precisan antes de saberse solo... cómo hacer del cuento y sueño, del canto y beso refugio último del alma sola, construye tu artificio mi quimera y desea mi musa que fuera viceversa...
ResponderEliminarSerá como tu quieras, este seco tatoo ya está sanado, aunque el silencio sin ventura no trastorne y se venga el olvido por la puerta con su loco arcabuz haciendo añicos lo que tengas de mi, lo que yo tenga...
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