FÁBULA DE MIELES
Verdad es
que las aguas
se juntan por la fuente...
Unas caen del cielo,
otras se llueven,
por el peso de quererse amadas
por la tierra verde....
Ciega la mansedumbre
la humildad que es del otro
detenta una virtud poco entendida,
que sabe ser amor
sin declararse dueña...
Ama, sirve, descansa,
como playa hacia el mar
desciende adelantándose silvestre,
y al llegar alza un dedo
y le señala,
unas cumbres alejadas y silentes,
diciéndole amorosa y delegada,
vengo de esos lugares,
altos,
nobles,
insignes y ancestrales,
mi pecho trae las señas
de nueve mil puñales enterrados,
por querer solo amar y amar mucho,
el dolor de aprender a retirarme
es mayor con el sol sobre la tarde
pero pasa en la noche,
cuando llega cubierta de ceniza
esa suave caricia de tus dedos,
reviviendo recuerdos impolutos,
que no arden ni sangran,
solamente descienden
hasta el llano sinuoso
donde duermes hermoso
y sin reproches...
La soñé agradecida,
con el rostro quimérico y sapiente
que se llama mujer
y sin saberlo
se apellida durmiente...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario