MUJER DE CERA
Mas,
¿Cómo repararle el ojo de vidrio,
con el que pretendía ver
todo perfecto?
En el zócalo dormida,
tras vicisitudes
de imaginaria geografía
y ocurrencia,
la vestal que lo había recibido todo,
lloraba en sus diez silencios,
una posteridad en abandono...
Se levantó
e hirió el espejo de la vitrina,
con sus ojos resueltos y fangosos,
por el maquillaje descompuesto...
Fue deshonroso,
no vio su imagen,
allí mismo desaparecieron
mágicamente
todos sus recuerdos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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