A ALGUNA
Abrasiva,
inmensamente volcánica,
con su resuello
que semeja estampida de bestias nocturnas,
esta tristeza me recorre una y otra vez...
Una y otra vez, como a ti,
lo sé.
PRIMER GRADO
Quemado vértigo,
que asciende sin fe
desde la piel conversa e irredenta
del calcinado estómago hasta el velo nacarado,
donde se empotran brillantes y amarillos
estos cuchillos cortantes, los pocos que quedan
y desde allí, tras de ese ingobernable cantillo
que ha nutrido al viento...
Quemado,
irreconocible sentimiento,
por nuestras manos vuelto vil ceniza,
a que lugar enviarte en la memoria
donde te pueda visitar de pronto,
en las noches de marisma cancerosa
cuando por equis razón
me acuerde de sus ojos de fuego.
SEGUNDO RECUERDO
Suave destreza del hilador
curtida por fiebres e insomnio,
curtida por fiebres e insomnio,
por años de ser escolar
de una sola asignatura,
de una sola asignatura,
me abstraigo en tu disciplina
para lograr comprender
para lograr comprender
estos míticos trabajos de olvido,
lentos gotereos de agua,
socavados palpamientos,
socavados palpamientos,
recuerdos breves vagando
sin un lugar en el tiempo,
sin un lugar en el tiempo,
como entrevistos fulgores
que luego no sabemos
si realmente fueron.
si realmente fueron.
Suave,
una semilla redonda
que se queda implorante y seria,
una semilla redonda
que se queda implorante y seria,
a centímetro y medio de mi mano,
y me permite ver sus hilos y fisuras,
las fibras y vasos,
que habrán de formar algún inmenso ser
en un futuro no sé cuan distante,
de mí,
pequeño enano
salido de no se sabe dónde.
pequeño enano
salido de no se sabe dónde.
VISIONES
Vencidas llanuras
que de pastos rojos van cubiertas,
ya seréis alimento de la nieve,
os veréis convertidas
en acostadas y silenciosas nodrizas,
que cuidan el fluir del agua
que sólo atiende a su rito subterráneo,
corriente que lo olvida todo,
cual buey castigado,
sin yunta que anclar a su cuello,
sin tierra que medir
y bañar a diario con su llanto y sudores,
sin amo.
Vasta nomenclatura
que refleja en las nubes su aprendido idioma,
de estos quemados azares por prestar la piel
a la siembra del alma,
queda a veces el sabor a quema.
Queda, como hoy, el paisaje
gastado por afanes y sin huellas.
UNO DE ESTOS DÍAS
Largas, larguísimas escaleras,
de tu blanco granito,
pulido por lluvias y vientos,
me llega ahora el eco,
monólogo de mis propios pasos,
el mapa póstumo de una huida forzosa
que como breviario irreductible
describe,
si debe uno morirse
con el fin imperioso de salvar la vida.
Si, es otoño,
estos fríos calan más que en otros meses
cuya certera impronta fue la lluvia,
eterna se pensaba entonces.
Como aquellos dolores de boca
que a fe ponen prueba a nuestra hombría,
este otoño con apariencia de inmenso, de no irse,
venteará algún ridículo aire
uno de estos días,
antes del mortal invierno,
epilogándonos, ya sabes,
sin que bien lo sepamos.
FIRMATIVO
Si,
estás en mi voz,
cuando brota cascada, irreverente,
como anónimo viento
que viene de silenciosos barrancones...
Si, estás en mi voz, te lo aseguro,
aunque nada se escuche
y entreverado ande con mis guerras,
que aun no tienen cuartel, ni tampoco enemigo.
Y estás,
a veces,
en mi canto diurno
cuando él va derivando entre fríos manantiales,
por crestas de montañas descendiendo
y se cansa, a veces...
Y a veces no estas.
Mi voz cascada se arroja
desde lo más alto a buscarte,
a buscarte y no hallarte,
a buscarme y no hallarme.
FINALLE PEU
No sabe que es
el último latido
de ese corazón crecido,
de ese corazón crecido,
arduamente ahuyentado
por las batallas pueriles
por las batallas pueriles
que inventamos una noche
y un día,
de este tiempo sin tiempo.
Y la medida de tu boca
que mi boca sin saber conoce bien
no sabe aún que deshará los nudos,
uno a uno, atormentadamente,
con la fe sin fondo de los muertos,
y entonces sí vendrán de mi pecho a mis ojos
desandándose,
uno a otro todos los latidos,
como en esas procesiones
que rememoran fechas extraviadas
por todos en la memoria.
que rememoran fechas extraviadas
por todos en la memoria.
INSOMNIO
En quien pensar, muerte, de noche,
cuando el sueño emprendió marcha
lejos de mi mente en guerra
que no quiere descansar ni al cerrar los ojos,
ni al juntar los ojos
o las paredes enmuradas del alma...
En que pensar, a que lado enviar una carta
que en su sobre no lleve destino
y esté teñida su letra
de la ausencia vieja, recurrente
que no cuenta jamás problema alguno,
o preocupación consecuente y entendible,
sino que relata entre ires y venires
el vacío perenne del sin rumbo,
la dirección perdida, ausente,
de una brújula mala...
En quien sino en ti,
la de los últimos gratos recuerdos,
la de la piel moteada de trinos,
la que acaso me lleva ventaja
y seguro investida de otro amor,
en este sesgo de la noche, duerme.
LA HORA ÚLTIMA,
LA SIGUIENTE
Como te envío los ruidos de la noche
para que se conviertan en sortijas
que se líen en tus dedos,
signo los pasos del día de mañana,
las escabullidas, los retornos,
las dimisiones, los miedos
y los logros...
Que enigma, Princesa de las Flores,
cómo no hablarle al viento de tu rostro
para que él vaya en tu busca,
aún recelando que se vista de ciego
y al llegar, te recorra de tactos, te libere de ausencias,
te invite a intentar el olvido.
Y a esta hora ¿la última? ¿Quizá la siguiente?
juntando en un rosario huellas
mientras eludo la exigencia el sueño,
el murmullo de las hojas contra el suelo se deja escuchar
y puede ser que las hadas se estén besando las manos
revolviéndose las ropas a fuerza de deseo;
entre tanto, me visitas sin aviso,
yo cierro los ojos y te espero
para poder encontrarte.
para poder encontrarte.
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Se arrima el alboroto de una muchedumbre
ResponderEliminarque tartamudea sus convenios
y en su tórax veloces pulsos
vigila su dignidad en las mordazas.
Se baña desvestida
pues sabe que los dioses no existen
al abismo desciende sinuosa, su refugio,
para cubrirse de barro
que nadie la mire
ha coleccionado conchas de fuego
sobre sus pies
para no olvidar. ( ana rosa )
Volveré a esta replegada luz entre cimientos donde escurre agua y a esta página donde se me vuelve espejo transparente.
Un abrazo desde Valdivia Sur de Chile.
Ana Rosa
http://negrachucara.blogspot.com
Ay! Ana, estoy tendido en tu fuego consonante observando como las aves te cuentan sus secretos, aquellos que yo sospecho solo a veces...bella la noria que te trajo en este lejos, corazón y nos ha puesto tan cerca...besos!
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