viernes, 6 de agosto de 2010

EL COMIENZO PRIMERO ES PARIRSE / POESÍA DE JOSE I. RESTREPO



POR JUSTA RAZÓN


Bendigo el paso,
la sombra,
el suspiro del joven mancebo nacido en esta tierra,
que por cualquier razón, por justa razón,
no fue a la guerra.
Bendigo ese papel
en el que dice porqué no fue elegido
donde están sin estar
las promesas de amor,
los paseos de sábado a domingo,
las tardes de billar,
y quizá uno o dos entierros
de amigos que fueron a la guerra.
Si pasa el regimiento nuevo,
nuevas las voces que cantan belicosos
estribillos,
nuevas las botas, nuevos los atuendos,
no alcanzo a bendecir, tan solo rezo,
pido porque pierdan el sendero
por donde otros vienen buscando,
ya oyeron sus jóvenes jadeos,
y el miedo a la muerte sobrecoge...
Rezo porque encuentren en la noche
los más bellos recuerdos perdidos
y se duerman deseando que el fragor acabe,
que la muerte acabe,
que muera al fin
el desconocimiento de la vida.
A los rezos que se marchan, en la tarde,
tras los ecos del nuevo regimiento,
los despido en el viento, no hay remedio,
y mirando a cualquier joven que me ignora,
en silencio le doy mil bendiciones
porque está allí, ignorándome,
y por cualquier razón no fue a la guerra.

Bien vengo
con los ojos cerrados,
el aceite de su presencia paciente,
los mejores encuentros simplemente ocurren,
trompo raudo
que aterriza erguido en el duro de la acera,
pelícano
que resuelto desde lo alto toma con tino
del borde de la ola el rico obsequio,
cachito de la luna
metido mansamente entre las nubes
aguardando...
Simplemente ocurren,
se acierta a pasar y, entonces,
¿Cómo puede retenerse el agua
que desliza su húmedo frescor
entre la piel intacta de mis dedos?


COMÚN



Vestíamos la soledad
una hora después de despertar
y la llevábamos con nosotros al colegio,
para aprender cosas invaluables
que no nos servirían para nada.
Tañían la campana y hacíamos fila en la tienda
para darle un vaso de leche o de yogur
y un trozo de pan con mermelada,
y nos hacíamos por ahí, con nuestra soledad,
a dar media mañana a su estómago vacío.
Del aula al patio, y viceversa,
luego hasta el bus para volver a casa
donde aguarda una madre o no,
donde estaban vestidas las ausencias
esperando la llegada de nuestra soledad,
y de nosotros,
para no sentirse tan solas.



COORDENADAS



Se trata de dejar que esta música suene,
solo haciendo de oído,
como si yo fuera sed y ella agua..
Se trata de no ejercer nunca resistencia,
ya que esta falta de oxígeno
es, de ahora en adelante, mi alimento.
Sé que mis ojos no me pertenecen
y de ese sin sentido
se hace posible que yo vea,
entonces,
se trata de seguir a flote sobre esta tibia superficie,
esta especie de magma,
hay que evitar las piedras
ya estén por sobre el agua
o se vengan volando por el aire,
también las formas extrañas, las raíces,
las mujeres llamativas, que hablen mucho
que pretendan quedarse
cuando deseas conciliar el sueño,
excepto si hablamos de ella
que trata muy tarde de contarme un cuento.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario